Diana León, una joven de 24 años que lucha día a día por sus sueños. Ilusionada con el amor.
Marcus Smith, un joven de 27 años, hijo de familia adinerada, trabajador, mujeriego y odia el compromiso.
Sus caminos se verán cruzados con una incómoda situación, alguien los ha casado por error y los jóvenes deberán asumir esa responsabilidad sin ninguna otra opción.
Podrán Marcus y Diana sobrellevar la situación sin involucrarse sentimentalmente?
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Capítulo 8
Diana
Diana
Llegó el sábado por la noche, y yo me encuentro en mi cuarto preparándome para la fiesta que será en unas horas.
Silvia vendrá a maquillarme en un momento.
De pronto alguien toca la puerta, fui a abrir y era la señora Eva.
- Hola Diana, que bonito vestido. Veo que Marcus te ha dado la tarjeta que era para ti - dice ella con una sonrisa.
- Para mí dice ? - pregunto confundida.
- Así es, yo ordené que esa tarjeta te la dieran a ti . Será tu tarjeta personal, todos los empleados de mi casa de modas tienen una, y como tú comenzaras a trabajar conmigo también debes tenerla- dice ella. Y no sé por qué pero siento una pequeña decepción, yo creí que Marcus había tenido la gentileza de dármela.
- Entiendo, gracias - digo apenas sonriendo.
- Diana, sé que quizás no estés acostumbrada a este tipo de fiestas, tal vez te resulten incómodas algunas miradas o murmullos en la gente, pero solo será por un rato, pronto volveremos a casa - dice ella mientras acomoda mi cabello.
- Solo espero no estropearlo - digo preocupada.
- No lo harás, solo debes limitarte a responder lo necesario si es que alguien te hace alguna pregunta. Además yo estaré cerca de ti todo el tiempo - dice ella intentando tranquilizarme.
Le agradezco y ella se retira, diciendo que va prepararse también para la fiesta.
Luego de una hora Silvia terminó con el maquillaje y me ayudó a colocar mi vestido. Me veía al espejo y me sentía irreconocible.
Con la ayuda de Silvia bajé las escaleras y allí estaba Laura, limpiando uno de los muebles.
- Oh vaya, la Cenicienta ya va rumbo al palacio en la calabaza gigante? - dijo Laura en tono burlón y soltó una carcajada.
- Laura, déjala en paz. Debes respetarla- dijo Silvia.
- Ay por favor, no me hagas reír. Y tú Diana, ni creas que te voy a tratar como a uno más de los señores eh. Porque no dejas de ser una pobretona disfrazada de rica - dijo viendo mi vestido con desprecio para luego caminar rápidamente hacia la cocina.
- Ay Silvia, ella tiene razón, yo no pertenezco a aquí - digo con tristeza.
- A ver, no le vas a hacer caso a lo que diga esta envidiosa Diana, es obvio que lo dice para hacerte sentir mal, no dejes que se salga con la suya - dice Silvia.
- Diana, mi esposo y yo ya nos vamos a la fiesta. Enseguida Marcus vendrá por ti, nos vemos en la fiesta - dice Eva mientras ella y el señor Samuel salen del brazo por la puerta principal.
- Está bien - solo me limite a responder eso.
Después de unos minutos se oyó un auto llegar, supe que era Marcus. Lo esperaba entrar por la puerta principal, pero solo entró Iván, el chofer de la señora Eva.
- Señorita Diana, el señor Marcus la espera en su coche para ir a la fiesta - dice él señalando hacia la puerta.
- Está bien, gracias - digo y salgo camino hacia allí.
Al salir de la casa pude ver a Marcus, lucía un esmoquin negro y el cabello encerado, estaba recargado en la puerta de su coche, con su móvil en mano. Me acerqué lentamente, él no se percataba de mi presencia al parecer estaba muy concentrado.
- Buenas noches - dije ya frente a él, dio un pequeño sobresalto y al verme sus ojos negros se agrandaron, con su mirada recorrió todo mi cuerpo y yo sentí escalofríos.
- Diana... Sube al coche se nos hace tarde - por primera vez me llamó por mi nombre.
Le hice caso y entonces salimos rumbo a la dichosa fiesta.
Un incomodo silencio invadió el coche, luego de pensarlo unos segundos me atreví a interrumpirlo.
- Sabes? Yo no busqué esto, a mí me tomó por sorpresa al igual que tú - dije sin más. Él me miró confundido.
- De qué hablas? - preguntó regresando su mirada al camino.
- De la situación en la que estamos. Desde hace una semana que llegué aquí, y puedo sentir tu odio, tu desprecio, como si la culpa fuera mía. Yo soy una víctima, al igual que tú en todo esto - expliqué.
- No sé de donde sacas que te odio y te desprecio. Lo lamento si te hice sentir así, pero comprende que tampoco puedo tratarte de otra manera, de un día para el otro me entero que mi hermano me tendió una trampa casándome con una desconocida, es simplemente que no sé como reaccionar ante esto, siento odio hacia él, no hacia ti - respondió mientras estacionaba el coche, al parecer ya habíamos llegado.
Entramos a un gran salón, habían muchas personas, unas estaban sentadas en las mesas, otras de pie conversando y bebiendo champán.
- Toma mi brazo si te hace sentir mas segura - dijo Marcus, al parecer notó que tenía dificultades para caminar con los zapatos.
- Gracias - susurré.
Nos quedamos de pie un instante mientras Marcus buscaba con la vista a sus padres.
- Allí están, vamos con ellos - dijo Marcus.