Ellas eran muy buenas amigas, ambas se conocieron en un set, ellas querían llegar a ser actrices de telenovelas, y ¿por qué no?, actuar en alguna película.
Pero el destino les tenía preparada una jugarreta, que nadie se esperaba. Esta historia es completamente sacada de mi imaginación, de modo que todos los personajes, pasajes y nombres, son totalmente ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
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Era una sorpresa
Itatí y Daniel no perdían la oportunidad de besarse, cualquier lugar era apropiado para sus arrumacos.
Noé llegó de improviso, perdón, estoy buscando a Kimberly.
Itatí despidió a su novio... Al rato nos vemos, deja atender a Noé.
Está bien, amor, te veo más tarde.
¿De manera que estás buscando a mi amiga?, ella tiene rato que se fue.
Pero, si ella sabía muy bien que iba a venir por ella, no entiendo.
Es verdad, ella me lo dijo, pero tuvo que grabar de última hora y se cambiaron de set, luego, ella se tuvo que ir de urgencia porque le dolía mucho la cabeza. Pero si quieres, invítame a comer y te platico todo lo que pasó.
Tu novio quedó de pasar por ti...
No te preocupes, lo veré más tarde en mi casa. Anda, vamos.
Noé no se hizo del rogar, total, una comida no significaba nada.
Ya en el restaurante, es un placer comer contigo. Eres todo un caballero, Itatí le tomó la mano, no cabe duda que Kimberly se sacó la lotería contigo, además, eres muy guapo.
No digas eso, tú sí que eres muy hermosa, tienes un novio que te ama.
Noé se soltó de su mano con suavidad, pagó la cuenta y se levantó para irse.
Pero antes de que se fuera, ella le dijo casi en un susurro... Aquí estoy para todo lo que se te ofrezca. Y diciendo eso le guiñó un ojo.
Noé le correspondió con una sonrisa.
Noé se subió a su coche y enfiló por toda la avenida directo a su casa, donde lo esperaba su perro y un gato, él no tenía familia alguna.
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Kimberly estaba sentada en un sillón, llevaba más de una hora esperando a Noé.
Una vez más checó su reloj, en efecto, había pasado una hora desde que terminó la grabación.
"¿Qué le habrá pasado?, es la primera vez que me deja plantada".
Kimberly decidió irse a su casa, ya tendría tiempo para hablar con él.
Por ahora necesitaba descansar, fue un día muy agotador.
Después de cenar, Kimberly se dio una ducha y se acostó a dormir, el sueño llegó pronto.
Gudelia la notó muy rara en cuanto llegó del trabajo. Pero no le quiso preguntar nada porque no quería ser indiscreta.
"Ya me lo contará en cuanto ella lo crea conveniente". Se dijo ella.
La noche transcurrió tranquila.
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Mamá, ¿dónde está mi vestido rojo que tenía en mi clóset?
M'hija, lo llevé a la tintorería es que saqué toda la ropa que necesitaba una limpieza.
¡Ay mamá!, lo necesito para ir a una comida de todos los que estamos grabando, nos quieren dar una bienvenida, tarde, pero segura, van a estar desde los principiantes hasta los actores más reconocidos.
Hay hija, estoy muy orgullosa de ti.
Gracias mamá, Kimberly amaba a su madre, ella siempre la apoyaba en todas sus decisiones, eran muy felices las dos.
¿Y como a qué horas estará listo, madre?, lo necesito antes de las 4 pm.
Bueno, los vestidos los mandé ayer, seguro que ya están listos, vamos por ellos.
En la tintorería...
Buenas tardes señora, sus vestidos ya están listos. Permítame un momento, le dijo la recepcionista a Gudelia.
Hija, no quería preguntarte esto, pero ayer llegaste un poco desubicada, ¿te pasa algo?, ¿por qué no me lo dices?
Mamá, no es el momento ni el lugar para hablar de estas cosas, ¿te parece si hablamos otro día?, hoy solo quiero pensar en la comida, dijo Kimberly, quien no tenía ganas de hablar del plantón del día anterior.
Eso le dolía mucho y deseaba no hablar del asunto. Ya tendría tiempo para aclarar las cosas con Noé.
Está bien, hija, pero no te molestes.
Perdón, mamá.
Antes de que pudieran seguir hablando, la recepcionista llegó con un paquete de ropa, aquí tiene señora son 150 pesos.
Aquí tiene, muchas gracias.
De nada, vuelva pronto, le dijo la recepcionista muy amable.
Gudelia sacó su reloj y le dijo a su hija: aún es temprano, ¿te parece si vamos a comer algo?
Sí mamá, tengo mucha hambre, al cabo la comida es hasta las cuatro de la tarde.
Bueno, pues, vamos entonces. Mira, allá hay un restaurante, y se ve bueno.
Las dos mujeres entraron al restaurante y al instante un mesero se les acercó, buen día, ¿las llevo a una mesa?
Sí, por favor, dijo Gudelia, que ya le rugían las tripas de hambre.
Vengan conmigo.
El mesero las llevó a una mesa en el centro del restaurante. Les entregó el menú.
Gracias, ahorita checamos y le avisamos.
Rato después, le hicieron una seña al mesero.
Quiero unos huevos a la mexicana, por favor, dijo Kimberly; lo mismo para mí, dijo Gudelia y nos trae por favor jugo de naranja.
Yo prefiero una coca, por favor, dijo Kimberly.
Enseguida les traeré su orden.
Rato después, el mesero les llevó la orden. Cuando terminaron de comer, Kimberly vio por la ventana que estaba un poco retirada a Noé, pero no iba solo iba con su amiga Itatí.
Pero, ¿qué está pasando?, Kimberly se levantó de su asiento, pero su mamá la detuvo.
¿Qué te pasa hija?, parece que viste un fantasma.
Gudelia siguió con la vista lo que estaba viendo Kimberly.
Se llevó una mano a la boca completamente asombrada.
No podía creer que la propia amiga de Kimberly estuviera saliendo con Noé.
Gudelia pagó la cuenta y acompañó a su hija afuera.
¡Noé!, gritó Kimberly.
Noé se puso pálido al ver a su novia.
Itatí salvó la situación.
¡Kimberly! Qué gusto me da verte.
¿Qué haces tú aquí con mi novio, Itatí?
Ay amiga, lo que pasa es que Noé te iba a comprar un regalo y me pidió mi ayuda para escoger alguno que te gustara. Era una sorpresa,
pero ya se echó a perder, discúlpame.
Ay mi amor, les eché a perder la sorpresa, dijo Kimberly un poco apenada.
Gudelia no dijo nada, solamente se quedó observando, a ella no le parecía normal esa escena.
Bueno, mi amor, no te preocupes, vamos tú y yo, y pues escoges lo que quieras, total, la sorpresa ya no será.
Gracias, amor, qué lindo, te amo. Gracias Itatí, pero no te molestes, yo puedo encargarme de mi novio.
Sí perdón, bueno yo me voy. Itatí tomó un taxi que ya venía.
El taxi arrancó y pronto se perdió de vista.
Noé acompañó a su novia a su casa, en el coche de ella, porque él andaba en taxi también.
Bueno, si quieres vamos a comprar tu regalo, ¿cómo ves?, dijo Noé a quien le había llegado el alma al cuerpo.
No, mi amor, hoy no puedo, tengo una comida más tarde y no puedo cansarme mucho, últimamente no me he sentido bien.
ya ni ganas de seguir leyendo