Katherine es una joven que tiene un pasado secreto, decide escapar de Argentina y llega a Italia donde tiene parientes lejanos. consigue trabajo cuidando una abuela, pero el nieto de esta es el mayor mafioso Siciliano de la historia.
Siendo dos personas completamente opuestas, de mundos distintos, pero con un corazón que ha pasado por muchas cosas... ¿Puede haber algo más entre ellos?
¿Podrán encontrar juntos el amor? ¿O ella volverá a escapar?
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Llegamos a una playa hermosa, debo reconocer que el gusto de esta familia no es ni por cerca parecido al mío. Típico en este lugar es ostentoso, me siento sapo de otro pozo, dijeron que era una casa de verano, aunque lo de casa se queda corto.
Al ingresar lo primero que veo es un gran recibidor, con una escalera que da a la plata alta, a la derecha un comedor para más de 20 personas muy bien decorado con pinturas, jarrones y estatuas, el lado izquierdo no se queda ni por asombro detrás, tiene sillones y mesas cerca.
Mientras sigues viendo con asombro todo el lugar ¿te gustaría que te muestre tu habitación?- me dice Amelia que se encuentra parada a mi lado.
Perdón es que realmente es una hermosa casa, pensé que habías dicho que era casa de verano, pero ¿le puedo cambiar el título por mansión de verano?- le digo haciendo que se ría de mis palabras y yo río con ella.
Pequeña a veces la comodidad es lo que la familia se merece, ven acompáñame arriba, quiero enseñarte algo- me dice teniéndome la mano para subir las escaleras.
Mientras íbamos de a poco subiendo los escalones, noto que arriba de todo está Mario parado mirándonos con cara de perro, ese hombre no tiene una sola expresión de felicidad ni siquiera cuando su hija está cerca.
¿Pensé que te quedarías en la mansión?- le dice Amelia sin mirarlo.
Tengo derecho a pasar las vacaciones con mi familia- le contesto secamente, se sentía la tensión en el aire.
hmp, las primeras que te dignas a pasar con ellas- le contesta Amelia mientras me indica para donde ir.
Mario espera a que terminemos de subir para pasar a nuestro lado, diciendo varias cosas en italiano que obviamente yo no entiendo y se va.
No le hagas caso, es un aburrido- me dice sonriendo.
Se ve que le caigo bastante mal- le contesto, pero antes de que pueda decirme algo, me quedo mirando embobada la pintura de la pared, reconozco a las tres mujeres que están sentadas, son amelia en el medio y Sofía y nataly en cada costado. Detrás de la primera hay un joven muy apuesto, de pelo bien negro y ojos verdes, se nota que hace ejercicio, porque debajo del traje que lleva, tiene bien marcado los músculos y detrás de la segunda hay un hombre también muy apuesto que terminó deduciendo que era el marido de Nataly.
Son mi hijo y mi nieto- me dice con un tono de tristeza - mi hijo ya falleció como te conté hace un tiempo, y mi nieto fue a meterse a tierras enemigas, para encontrar a su asesino y darle muerte-
¿Supongo que aún no lo ha encontrado verdad?- ya habían pasado casi cuatro meses desde que había empezado a trabajar y no había conocido a ese hombre.
No lo sé, desde que Fabritzio se fue, no se ha comunicado con nadie, supongo que aún sigue vivo porque los rusos no nos han atacado, pero la verdad no se nada de él- dijo aún más triste de lo que ya estaba.
Pronto volverá, si es tan perseverante como me contaste, no dudes de que pronto llegara- le dije tomándola más fuerte del brazo y siguiendo nuestro camino.
Bien esta es tu habitación, me dijo cuando llegamos a el tercer puerta, al abrirla me quedé más asombrada y voltee a mirarla.
Esto más que una habitación es un departamento- le dije volteando a verla.
Comodidad mi niña, comodidad- me dijo sonriendo y si le devolví la sonrisa, aunque la verdad es que no me sentía muy cómoda con esta gente de tanta plata.
Me dejó para qué me acomodaba, no sé en qué momento habían subido las maletas, pero ya estaban allí cuando entré. Hasta esa delicadeza tenían. Como en la otra casa acá también había sirvientes, bueno en realidad eran el mayordomo y tres cocineras, qué por suerte me aceptaron sin problemas y no me costó nada que me llevarás por mi nombre a pesar de que a Amelia si le molestaba.
Después de acomodarnos todos y de almorzar, Nataly me pidió si podía llevar a la playa a Sofía y Amelia me dijo que iba a aprovechar a descansar lo que en el avión no había podido.
¿En serio no hay drama de que te deje sola?- le dije preocupada cuando la acompañe a su cuarto que por suerte estaba al lado del mío y también era conectado por una puerta.
Pero claro que no niña, vete a jugar y a disfrutar, esta vieja necesita recargar pilas y un buen sueño me sentará de maravillas- me dijo mientras se recostaba en la cama y se tapaba.
Bueno, pero llevo mi celular, me llamas en cuanto me necesites- le dije depositando un beso en su frente - descansa abuela-
Disfruta mi niña- me contesto y salí del cuarto.
Me había llevado dos bikinis negras para poder ir a la playa y mi pareo favorito de color violeta con lunas plateadas. Sofía me espera en la entrada con una malla entera y sus juguetes para hacer castillos, también hay tres guardaespaldas que son los que nos van a acompañar, me siento tan avergonzada de que me vean con estas fachas, pero a la playa no puedo ir de otra manera.
Nos vamos a ir en el auto hasta la playa a pesar de que queda a solo dos cuadras. Al parecer la seguridad es lo primero. Sofía está muy emocionada y hasta me pregunto si podía meterme con ella al agua, cada vez que la veo el corazón se me rompe por los recuerdos de mi pasado, pero ella no tiene la culpa así que no dejo que vea mi tristeza.
El guardaespaldas principal nos avisa que ellos estarán detrás de nosotras en todo momento y que si deseo dejar mi bolso en la mesa que tenemos reservada no hay problema porque se harán cargo de cuidar todo.
Lo primero que hacemos con Sofía es ponernos a hacer castillos cerca del agua para poder humedecer bien la arena y darle la forma deseada. Cualquiera que nos viese de lejos pensaría que somos madre e hija, pues ambas tienen el mismo color de ojos aunque diferente color de pelo, el mío es rubio bien claro y el de ella es negro con tonos azules al sol.
kat ¿podemos comprar algo para tomar tengo mucho calor?- me dice haciendo pucheros que sabe que me derriten.
Pues claro preciosa, ven vamos a la mesa así pedimos las bebidas- que bueno que lleve plata, aquí debe ser todo carísimo.
Le pedí un jugo de manzana y yo me pedí agua, el mesero cuando nos dejó las bebidas, me aviso que todo estaba en la cuenta de la familia, que si queríamos algo más no dudemos en decirle.
Pero que hermosas jóvenes tenemos aquí- me voltee a ver de donde venían esas palabras y mi sorpresa fue que eran un grupo de cinco jóvenes.
Disculpen, pero estamos ocupadas- le dije volviendo mi mirada a la niña.
kat, estos hombres pueden ser peligrosos- no llego a terminar su frase.
Vamos mamacita, solo nos vamos a divertir- me dijo otro de ellos poniendo con confianza su mano en mi hombro, pero por mala suerte para él en cuanto sentí el toque le gire la muñeca, me levante y vi como él se arrodillaba frente a mí mientras yo seguía apretando su mano.
Los de seguridad no tardaron en llegar a nuestro lado, aunque debo admitir que estaban sorprendidos de la escena que frente a ellos se desarrollaba.
Tranquilos chicos, estos señores ya se iban ¿verdad?- dije mirando al tarado que estaba en el suelo y dedicándole una sonrisa cínica que entendió en ese mismo momento y terminó por asentir con la cabeza.
Lo solté y en el momento que se paró, pidió disculpas y se alejaron los cinco a un paso superrápido, me gire a los hombres de seguridad, quienes quizás por miedo también decidieron volver a su mesa.
Volví a sentarme con la niña y disfrutar de las bebidas para luego disponernos a ir al agua.