Melisa Thompson, una joven enfermera de buen corazón, encuentra a un hombre herido en el camino y decide cuidarlo. Al despertar, él no recuerda nada, ni siquiera su propio nombre, por lo que Melisa lo llama Alexander Thompson. Con el tiempo, ambos desarrollan un amor profundo, pero justo cuando ella está lista para contarle que espera un hijo suyo, Alexander desaparece sin dejar rastro. ¿Quién es realmente aquel hombre? ¿Volverá por ella y su bebé? Entre recuerdos perdidos y sentimientos encontrados, Melisa deberá enfrentarse al misterio de su amado y a la verdad que cambiará sus vida.
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El encuentro.
Melisa se despidió de sus padres con el corazón acelerado. Sabía que no iba a ser fácil lo que estaba por hacer, pero necesitaba respuestas. Su madre, Margarita, la abrazó con fuerza.
—Esa es mi hija, tráelo de las orejas si es necesario. ¡Ese hombre tiene que estar en el nacimiento de su hijo!
Melisa sonrió, pero su madre la miró con seriedad.
—Eso sí, no te vayas a enojar demasiado, porque le hace mal a la criatura.
—Lo sé, mamá… pero si ese canalla no quiere responder, tampoco me voy a desmoronar. Mi bebé tendrá todo el amor que necesita. Gracias por apoyarme.
Su padre, don Luis, le dio un fuerte abrazo.
—Cuídate, hija. Y cuida bien a ese hermoso nieto mío.
—Papá, aún no sé si es niño o niña…
—Bah, seguro es un varón. Lo siento en los huesos.
Melisa sonrió.
Doña margarita miró al gato Michiru, que estaba sobre la mesa.
—Y tú, Michiru, si ese hombre se sobrepasa con mi hija, lo muerdes. Te daré el mejor trozo de carne cuando vuelva con él.
El gato maulló como si entendiera la misión que le estaban encomendando.
Con una última mirada a su hogar, Melisa tomó sus maletas y partió al aeropuerto.
El vuelo fue agotador, pero al llegar a España, en plena noche, sintió una gran emoción. Apenas cruzó la zona de llegada, vio a su amiga Alicia agitándole la mano.
—¡Melisa!
Alicia la recibió con un abrazo fuerte.
—Mira nada más cómo te ha sentado la maternidad. ¡Te ves hermosa con esa pancita!
Melisa suspiró.
—Pues gracias, porque me siento enorme y agotada.
—Vas a estar bien. Ven, vámonos a mi departamento. Mañana temprano iremos por ese hombre.
Alicia condujo hasta su departamento, donde Melisa pudo darse una ducha caliente y descansar un poco en el sofá.
—¿Ya sabes qué le vas a decir cuando lo veas? preguntó Alicia mientras se acomodaban con unas tazas de té.
Melisa tomó un sorbo y respondió con coraje:
—Primero, le voy a dar un par de cachetadas por haberme abandonado.
Alicia soltó una carcajada.
—¡Eso quiero verlo!
—Y después le exigiré respuestas. La explicación que me dé tiene que ser convincente, porque si no, no lo perdonaré jamás.
Alicia sonrió con malicia.
—Las mujeres embarazadas son aterradoras…
Melisa suspiró.
—No lo niego. Estoy furiosa, Alicia. Necesito saber por qué me dejó.
—Lo descubrirás mañana, amiga. Duerme un poco. Mañana será un día largo.
Melisa se acomodó en la cama y cerró los ojos, pero su corazón latía con fuerza.
A la mañana siguiente, Melisa se vistió con un vestido azul suelto que resaltaba su barriga. Se recogió el cabello y se puso un maquillaje ligero. Quería verse fuerte y segura cuando enfrentara a Samuel.
Alicia la acompañó hasta la empresa de Samuel, un edificio imponente en el centro de Madrid.
—Aquí vamos… murmuró Melisa, respirando hondo.
Entraron y se dirigieron a la recepción.
—Buenos días. Venimos a ver al señor Samuel Medina.
La recepcionista, una mujer elegante, las miró de arriba abajo con expresión profesional.
—¿Tienen cita?
—No, pero dígale que Melisa Thompson está aquí. No tardará en recibirme.
La mujer arqueó una ceja, pero hizo una llamada.
—El señor Medina está en una reunión, pero…
Antes de que terminara de hablar, una voz familiar interrumpió.
—¿Quién me busca ?
Melisa se giró y vio a Samuel al otro lado del vestíbulo. Su corazón latía muy rápido.
Ahí estaba. El hombre que la había abandonado.
Samuel se preguntaba quien era y para que lo buscaba . Su mirada recorrió su rostro… y luego bajó a su vientre abultado. Su expresión cambió confusión.
—¿Quién eres?
Melisa frunció el ceño.
—¿Qué clase de broma es esta, Alexander?
Samuel retrocedió un paso.
—Lo siento, pero creo que te has equivocado de persona.
Melisa sintió que la ira la consumía. Sin pensarlo dos veces, caminó con paso firme hacia él.
¡PLAF!
La bofetada resonó en el vestíbulo. Unos empleados se detuvieron a mirar la escena, pero Melisa no les prestó atención.
—¡Eso es por haberme dejado sin una sola explicación!
Samuel llevó una mano a su mejilla, completamente atónito.
—¡¿Por qué me golpeas?! ¡Ni siquiera te conozco!
Melisa sintió como si el diablo se le hubiese metido.
—¿Qué demonios estás diciendo? ¡Soy Melisa, la mujer con la que viviste casi un año en Nueva York! ¡El padre de mi hijo!
Samuel parpadeó, su confusión era genuina.
—No… eso no puede ser. Yo… no me llamo Alexander en primer lugar , si he estado en Nueva York pero no recuerdo haberte visto en mi vida.
Alicia intervino, con los ojos entrecerrados.
—Alexader o mejor dicho Samuel, deja de jugar. Melisa te ha estado buscando por meses. ¡Desapareciste de la nada!
Samuel negó con la cabeza, con la respiración agitada.
—Lo siento… pero creo que están confundidas. No sé quién es ella… y definitivamente no soy el padre de su hijo.
Melisa sintió como si el mundo se derrumbara a su alrededor.
—No… esto no puede estar pasando…
Su corazón latía descontroladamente. Si Samuel no estaba mintiendo… ¿qué demonios había pasado con él?
Alicia intervino una vez más: "Podemos hablar con calma en un lugar tranquilo. Yo te explicaré todo, ya que soy la doctora que te atendió cuando Melisa te llevó inconsciente al hospital". Al escuchar esas palabras, aceptó inmediatamente, pues algo en su interior le decía que debía escuchar a esa mujer.
Personajes:
Espero y les guste los protagonistas🤗😊😎.
Melisa Thompson .
Samuel Medina
Alicia Cervantes.
Débora Martínez.