La Obsesión Del Mafioso (Imperio Lombardi—II)

REMI

— ¡Hijo de puta, mataste a mi hermano!— Me mandó otro golpe en el estómago y escupí sangre.

—¡Nadie toca lo mío!— Saqué un cuchillo del pantalón y lo enterre en su cuello, la sangre cubrió toda mi mano mientras este dejaba de respirar de a poco. Solté su cuerpo y cayó al lado de su hermano.

—Señor, como vamos a salir— Dijo uno de mis hombres disparando en las escaleras, las balas, iban y venían.

—Hay mucha mercancía en juego, así que llama a más hombres para que se ocupen de los del puto árabe— Le di una última patada en la cabeza y agarré el arma, por mi frente bajaba sangre, me limpie con el codo y puse la mira del arma, apunté a las cabezas de los hombres y le dispare a varios.

— Ya son menos señor— Informó y asentí

—Bien, Molly esta a salvo— Escupí más sangre de la boca.

—Si señor, Tony la llevo al auto— Inquirió y solté el aire— Señor se está desangrando.

Por la adrenalina que recorría mi cuerpo no me había dado cuenta que el árabe me había enterrado un cuchillo en las costillas.

—Maldita sea— murmuro y el hombre se arranca un pedazo de la camisa, me la meto en la boca y saco el cuchillo con una mano, la sangre oscura salió marchándolo todo.

—Es muy profunda—Hizo presión fuerte con las manos y recoste la cabeza en la pared.

—Señor — La voz de Tony me hizo poner en alerta.

—¡Porque demonios dejas sola a Molly!— Espeté con el ceño fruncido.

—Me mando a sacarlo de aquí — Dijo con un suspiro y entre los dos me ayudaron a caminar.

—Esa pequeña demonia es un grano en el culo— Dije con una medio sonrisa.

—Mejor no hable— Inquirió Tony, bajamos hasta salir del barco, cuando estaba parado en el muelle, vi como Molly venía corriendo hacia mí.

—¡Remi!— Gritó a lo lejos con desespero cuando sentí una bala atravesar por mi cuerpo.

—¡NOOOO! —La voz de Molly se apagó, caí de rodillas al suelo, ella llegó hasta mí y con sus ojos llenos de lágrimas hizo presión en la herida de bala.

—Pequeña, estoy bien, no llores— Dije con voz ronca y sacudió la cabeza con fuerza.

—No lo estás, eres un maldito imbécil Remi— Sus lágrimas no dejaban de caer. Me rodeó con su brazo a mi cadera y con Tony me llevaron hasta el auto.

—Esto no es nada, solo rs un rasguño— Me miró a los ojos y se mordió los labios con fuerza, me recorrió con su mirada todo el cuerpo y volvió a negar.

— Rasguños, ¡Tony vamos a un hospital— Ordenó y este arranco el auto a toda velocidad.

—Y mi mercancía— Dije y me vio con ojos furiosos.

—Estas desangrandote y lo único que te importa es tu maldita droga — Sacó de mi bolsillo el teléfono y marco un número.... —Lucas voy con Remi al hospital, está herido, el árabe está muerto quieres encargarte de la mercancía del barco..— hizo una pausa... —el maldito idiota dice que es un rasguño, esta bien te llamaré luego.

—Pequeña, mi madre se volverá loca por tu culpa— Me burlo y me golpeó en la herida con fuerza.

—¡Mi culpa! ¡Mierda! ¡Es que no puedes mantener tus putos celos para otro momento!! — Espetó enojada y sonreí un poco.

—Me voy por unos segundos y te caen las moscas— Gruñí.

—¿Porque me dejaste sola? ¿Eh?— Se cruzó de brazos.

—Ya llegamos— Intervino Tony, me saco del auto, y ayudándome a caminar entramos a la clínica.

—¡Un herido de bala! — Gritó una enfermera y me hicieron acostar en una camilla.

—Voy con él — Se acercó Molly pero la enfermera la detuvo.

—No puede pasar señorita— Cerró las puertas y de lejos vi la cara de preocupación de mi pequeña y dulce Molly, le mandé un guiño y sonrió débilmente.

MOLLY

Después que desaparecieron por las puertas una enfermera me dijo que le iban a extraer la bala y que necesitaba de varias suturas. Cuando lo vi todo cubierto en sangre, mi corazón se quebró ante la posibilidad de pensar en una vida sin él. Tenía varias heridas en el abdomen más la bala en la pierna que recibió, mis lágrimas no paran de caer y el muy imbécil como si nada.

—¿Que pasó Molly?— Vito me tomó por lo hombros y me atrajo hacia su pecho.

—Estábamos en el barco y no sé, de un momento a otro ya no vi más a Remi, cuando iba salir a buscarlo,el árabe me detuvo. Me estaba tocando y— Seguía llorando y mis palabras salían ahogadas, Vito me acarició la espalda y apoyó su barbilla en mi cabeza.

—Ya pequeña, no pasó nada, esa bestia tiene un pacto con el diablo — Inquirió y sonreí con tristeza.

—No quiero que le pase nada por mi culpa— Se me salió y me apartó un poco para verme a los ojos.

—¿Sientes algo por Remi?— Preguntó y me quedé sin palabras, me encogí de hombros mordiendo mi labio inferior.

— No, como crees, es solo que, bueno yo — No tenía ni puta idea que decirle, soltó una risa seca y sacudió la cabeza.

—Son iguales ustedes dos, cuando lo van a aceptar — Se burló

—No siento nada por él — Dije rápidamente y me senté en una silla.

—Como digas— Levantó las cejas divertido y se sentó a mi lado.

Pasaron dos horas para que nos dijeran que estaba bien, la bala no lastimó nada y que estaba sedado en esos momentos, el alma me volvió al cuerpo y solté un gran suspiro de alivio cuando pude entrar a la habitación donde estaba. Me acerqué en silencio hasta la cama, sus ojos cerrados, su expresión relajada en estos momentos, toque su cara y es tan suave, no tiene ninguna imperfección este hombre; es demasiado sexy. Entrelaze mis dedos en su cabello, me acerqué a su cara y deje un beso húmedo en sus labios.

—No puede estar más tiempo aquí señorita, cuando le den una habitación puede recibir visitas—Dijo la enfermera que prácticamente me tocó rogarle para que me dejara entrar.

—Bueno— Dije con mi frente pegada a la suya y deje un último beso en sus sabrosos labios, que aunque se sentía un poco el sabor de la sangre, seguían siendo deliciosos para mí.