La Bruja De Hielo Y El Hada De Las Sombras

Tal como habían quedado, durante la noche comenzaron a moverse, cada quien se dirigió en busca de un lugar adecuado para dejar el cristal, Katerina va en compañía de Arek, ya que el camino que tomaran es similar, ambos caminan por una zona boscosa, pero sin subir a sus respectivos grifos, Arek lleva el suyo, sus colores son grises y blancos, este también era silencioso, era bueno para ese tipo de misiones. Ambos llegan al sitio donde deben separarse.

— tenga cuidado mi lady, la veré después.—

— habla como si nos estuviéramos separando por meses. Le veré en un par de horas, alteza.— Katerina se acerca dejando un beso cerca de la comisura de los labios del chico.

Esto hizo que Arek se avergonzara un poco. Katerina sube a Snow y se apresura, deben terminar el trabajo antes del amanecer.

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Edwin estaba sentado cerca del fuego, pese a los días, aún le molesta el hecho de que aquella chica se haya escapado de él, era claro que lo estaba seduciendo y de repente, desaparece. Además, la descripción que le han dado de la supuesta bruja de hielo, se parece tanto a aquella joven, pero no, se niega a creer que sea ella, hasta donde sabe, las brujas no existen, sigue pensando que debe tratarse de algún grupo de magos enviados por Lutzalya.

— alteza, debería descansar, mañana debemos movernos para atacar.— le pide uno de los generales.

— no dejen de vigilar.— Edwin se pone de pie y se retira de ese lugar.

Al entrar a su tienda, esta es grande, tiene una mesa, sofás y cama, a diferencia de Arek, que duerme en una tienda igual a la de sus soldados, Edwin no pierde sus lujos, su lugar de descanso es casi del tamaño de una habitación lujosa. Justo al acercarse a su mesa, ve sobre ella un pequeño adorno para el cabello, lo había recogido antes, justo cuando aquella joven desapareció.

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Aunque les fue algo complicado, los cristales fueron dejados en sus sitios y entonces, al volver al campamento, Katerina recitó un hechizo creando un sello bajo ella y los cristales fueron activados, ella es quien se quedó observando como se formaban nubes grises y la temperatura comenzaba a bajar, así como el también comenzó una fuerte nevada, una que impedirá que los de Ketzania puedan ver por donde van.

— definitivamente, me alegro de ser tu hermano y no tu enemigo.— Thomas sonríe.

— entre hermanos también se puede ser enemigos, pero no te preocupes, puedes heredar el marquesado, yo voy por algo más alto.—

En su vida pasada fue una mujer exitosa, una que siempre tenía lo que quería, así tuviera que quitar del camino a los estorbos y en ese mundo, ahora, no sería diferente, nadie le impedirá tener el trono y si es posible, debería tomar el mundo también. Katerina sonríe levemente del solo pensarlo.

— yo estoy bien con el marquesado, ser emperador o rey es complicado.— se encoge de hombros.

Katerina no dice nada más. Ambos hermanos se quedan observando. Desde lejos pueden ver la tormenta de nieve que invade ahora la frontera de Ketzania.

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Los soldados y generales de Ketzania no tardaron en comenzar a sentir que la temperatura bajaba, una sábana ya no era suficiente para abrigarse. Salían en busca de otras, cuando notaron la ventisca de nieve que ha comenzado a caer, algo que no debería de ser, pues aún faltaba demasiado para el invierno. Rápidamente un general busco al príncipe, como Edwin estaba cómodo en su carpa, al sentir que bajo la temperatura, solo se abrigo más. Pero es despertado y al salir, no podía creer lo que estaba viendo, el amanecer se acercaba, pero la ventisca no parecía parar.

—¿que esta pasando? ¿Por que esta nevando?— se pregunta Edwin.

"Es la bruja de hielo"

"Ya vino por todos"

"La bruja nos piensa congelar"

"Tenemos que irnos"

Los soldados estaban asustados, en especial aquellos que habían ido a revisar lo sucedido con las tropas y veían a sus compañeros congelados y otros parecían haber sido cortados por un arma tan filosa que casi los parte a la mitad. Edwin puede ver el miedo en sus soldados, lo cual es una molestia, porque se están dejando llevar por algo tan absurdo. Aunque si era un problema en poder moverse en esa nevada ya que no pueden ver su camino.

Todos se abrigaron y Edwin les ordenó volver a descansar, en la mañana seguramente todo quedará tranquilo, pero no fue así, la mañana llego y la leve ventisca seguía, además de sentir que la temperatura bajaba. Nuevamente los soldados comenzaban a creer que era la bruja de hielo quien estaba detrás de todo.

— alteza...ha sucedido algo extraño...la nevada, so-solo es aquí...el campamento enemigo esta bien...—

Aquel hombre que habla es un explorador que Edwin envió en la mañana y pudo ver que la nevada termina al cruzar la frontera. Ante esto, Edwin ordena a todos prepararse, marcharán hacía la frontera, no pueden quedarse en aquel sitio y así sirve que comienzan a tomar el territorio de Lutzalya. Deciden ir a caballo, pues el explorador que fue en un grifo, tuvo complicaciones al pasar el campo debido a la nieve. Ya con todo el campamento levantado, comienzan su viaje.

Tras llevar un par de horas, sienten como el frío aumenta, algunos comienzan a sentir dolor en sus articulaciones, pero no pueden detenerse, usan a sus magos para encender antorchas, intentado que eso les ayude a entrar en calor. De repente, unas flechas de hielo salen de la nada y atraviesan el cuerpo de cinco soldados, los generales ordenan una formación de defensa, donde deben proteger al príncipe, quien también se mantiene en guardia.

"La bruja de hielo."

"Ha venido por nosotros."

Todos parecían más alterados, entonces una figura se ve acercarse hacía ellos, al principio parece una sombra, pero tan pronto se aclara, pueden ver a aquella bella joven rubia, Edwin al verla se pasa hacía adelante.

— K-Karina...—

— Katerina Rosesky, alteza.— Katerina sostiene la falda de su vestido y hace una reverencia, una perfecta.

— ¿Rosesky? El marqués Rosesky de Lutzalya...pero tú...—

— veo que incluso el enemigo conoce el nombre de mi padre, que honor.— sonríe con burla.

—¿como has podido engañarme? Dijiste que eras una plebeya, yo pensaba...—

— ¿pensaba que me llevaría a su cama y después me tiraría como basura? Lamento arruinar su plan, hubiera aceptado estar con usted si me sirviera, pero no tengo interés por el trono de Ketzania.— se encoge de hombros.

— alteza, esa mujer...es ella...la bruja...— grita uno de los soldados.

Este es uno de los que Katerina dejo escapar, ella al verlo sonríe.

— veo que llego con bien, lastima que hasta aquí llega.— Katerina levanta una mano.

De un momento a otro, una daga de hielo sale hacía aquel soldado y atraviesa su pecho, Edwin se sorprende y sus soldados se ponen delante de él para protegerlo.

— n-no puede ser...eres la bruja...—

— lo soy...y que mal para usted, que no este de su lado.—

Katerina deja salir una risa mientras que la ventisca aumenta y un remolino de nieve cubre a la joven, para cuando este desaparece, ella ya no estaba.

...