Desde Que Llegaste, Mi Vida Cambiaste

Las chicas seguían conversando, Roberta seguía pensando en la decisión de su amiga.

_¿Sigues con la idea de renunciar?_

Andro asintió, mientras caminaban a su auto, viendo cómo matteo se despedía de su amiga y luego Arturo se fuera molesto.

La decisión más sabía, que ella podía tomar, era no tener contacto con un hombre tan importante, rodeado de tanto lujo, evitar causarle daño a sus hijos.

_Mamá, quiero ver a matteo._

Hablo Emma subiendo al auto

_Que pasa mi vida._

Roberta se acercó al verla con un puchero.

_Tía, unos niños molestaban con que no tenemos papá._

Andro suspiro molesta.

_Quiero ver a Matteo, pedirle que sea mi papá..._

_Matteo no puede ser tu papá, Emma._

_¿Por qué? Yo quiero un papá y tú no me dices quién es el mío, tampoco quieres que sea matt._

Emma solo esperó que el auto se detuviera y bajo del auto corriendo hasta su habitación, cerrando con llave, no quiso abrirle a nadie, ni siquiera a su hermano.

Andrómeda lloraba de rabia e impotencia a la vez, deseaba saber que quién era el padre de sus hijos, pero era algo muy difícil de encontrar, de saber.

📩_ Padrino, soy Manuel, mi hermana está encerrada en su habitación y no quiere salir, en el colegio nos molestaron por no tener papá, ¿puedes venir.?_

Arturo veía el mensaje y su cuerpo quedó sentado de un solo movimiento, leía el mensaje una y otra vez, se preguntaba por qué no había llamado a Matteo, así que intento varias veces y siempre le caía el contestador.

Molesto salió de la habitación de su apartamento, con la ropa en mano, poniéndose prenda por prenda. Salió y bajo al estacionamiento dejando miles de mensajes a Matteo, odia saber que esa mujer había aparecido solo para dañar a su amigo, lo más rápido que pudo llego a casa de Andrómeda.

_¿Dónde está Emma?_

_¿Que haces aquí, Arturo?_

Ambas hablaron al unísono.

_Manu me escribió un mensaje, donde está mi niña._

Andro se quedó viendo a su hijo y sus lágrimas seguían bajando, Roberta lo llevo a la habitación de la niña, dejándolo solo para que Arturo hablara con ella.

_Emma, mi vida, ábreme la puerta princesa._

No fue necesario repetir sus palabras, la puerta se abrió y una niña con sus ojos hinchados le estiro los brazos.

_¿Tú si nos quieres? ¿Padrino?_

Arturo abrazó a la niña, acariciaba su cabello, Manuel estaba a un lado, sintiendo lo mismo que si hermano, así que ambos estaban en los brazos de Arturo, los llevo a la cama y se sentó a un lado.

_Niños, yo los amo mucho, no saben lo feliz que soy de ser su padrino, Matteo también los quiere, pero está algo ocupado trabajando._

_Mi mamá no quiere que tengamos un papá._

_Un monumento, niños, ella sí quiere, pero solo busca que sea el mejor, que los ame, que los cuide, por qué si ustedes sufren, ella también._

Ambos niños asintieron, y salieron corriendo a la sala, abrazaron a su madre.

_Perdón mamá, no vuelvo a gritarte._

Hablo Emma.

_Yo no volveré a permitir que mi hermana te grite, mamá._

Andro solo reía con lágrimas en sus ojos, agradecía mucho la ayuda de Arturo, quien le tocó dormir a ese par de tremendos, después de cantar, jugar y escuchar varios cientos.

_Gracias por tu ayuda, Arturo._

_No es problema, para eso estamos los compadres._

Hablo riendo.

_¿Ya te vas?_

Andro fue a la habitación de los niños, mientras Roberta acompaño a Arturo a la puerta.

_Sí, necesito buscar a Matteo, no me gusta que esa mujer apareciera._

_¿Quieres compañía?_

_Por supuesto._

La pego a él dándole un beso, Roberta mando un mensaje a su amiga y se fue con él, sabía ya donde podía estar Matteo con esa mujer, así que fue directamente a un famoso y lujoso Bar.

Ambos buscaban en las zonas VIP, hasta encontrarlos.

_A la derecha mi vida._

Hablo Roberta tomando de su copa.

_No le quites la mirada al mesero._

Roberta sonrió con una ceja levantada.

_¿Quieres que coquetee con otro?_

_Ni se te ocurra mi vida, solo asegúrate de ver si coloca algo en la bebida de Matteo._

Ella asintió, mientras él no le quitaba la mirada de encima a ambos, viendo cómo ella tenía la clara intención de buscar más que una amistad con su amigo, su padre era un ambicioso y culpable de la muerte de sus padres, aunque él no lo quisiera admitir por falta de pruebas.

_¿Matt, sigues sin tener hijos?_

Matteo rápido pensó en esos mellizos que se habían robado su corazón, pero rápido negó.

_Aún no, no creo que sea tiempo de eso._

_Si tú lo dices._

Hablo la mujer con una sonrisa, para luego hacerle una seña al mesero, que vio Arturo y luego Roberta lo vio echándole algo al trago de Matteo, era claro que tenía algo en mente.

Arturo se levantó y tomo a su chica de la mano, cuando vieron al mesero dirigirse a la zona vip donde estaban, evitando que llegará a su destino, haciéndose el borracho tomo el trago de una sola vez.

_Disculpe joven, mi novio está muy borracho._

Robe se lo llevó a una habitación, ya sabían lo que pasaría unos minutos después.

_Ya es tarde, debo irme Antonia, fue un placer._

_Un último trago._

Matteo negó y se fue, dejándola llena de rabia, que pago con el mesero por no apurarse, sin saber que no tenía culpa.

_Robe..._

_Es una droga mi vida, no sé si sea suficiente para ti esta noche..._

Arturo la interrumpió besando sus labios, seguido por su cuello, senos y cada parte de su cuerpo, quitando su ropa como un león abriendo, solo él sentía la presión de su sangre, la adrenalina de su cuerpo, eso causaba marcas en el cuerpo de Roberta junto a fuertes gemidos, entró a su interior sin compasión, moviendo su cuerpo sin poder controlarse, Ninguna posición era suficiente para él, deseaba tenerla en todas al mismo tiempo, hasta ya liberarse por completo, cosa que agradecía ella al no sentir ya energía en todo su cuerpo.

Matteo llegó a su mansión y escucho todos los mensajes de Arturo, pero al ver la hora, no podía hacer nada, era muy tarde para llamar a sus tesoros, marco a Andro y su teléfono estaba apagado, solo le quedó dormir, mientras su amigo había pasado una noche muy ardiente por su culpa.