El Corazón De La Bestia

Anastasia miró llegar a Alana, se acercó a ella y tomo su rostro con sus manos al ver sus heridas.

-¿Quién te hizo esto? - Preguntó, Alana suspiró y saco el collar de su madre, Anastasia suspiró, Alana siempre había sido muy celosa con relación a las pertenencias de su madre, tal vez porque no la conoció.-Ven vamos a limpiar esas heridas- La jalo del brazo y la llevo hasta el sofá, después busco un maletín de primeros auxilios.

Anastasia curó con delicadeza las heridas de su hermana, notó la tristeza en su rostro, la entendía, ella es muy unida a Sebastián y claro que a ella también le dolía la situación por lo que pasaba aquel hombre, tenía que hacer algo para sacarlo de ese problema, pero eso significaba que tendría que mostrarse ante el mundo.

-Quédate a dormir aquí - Propuso, Alana asintió, igual no tenía ganas de regresar a la mansión y encontrarse a ese par, su teléfono vibró y lo saco, tenía un mensaje de Maximiliano - ¿Qué quiere? - Preguntó molesta.

Alana abrió el mensaje, no sabía como reaccionar al leer sus palabras, le decía que mañana se verían para ir a la comisaría y ver a Sebastián.

"No tiene permitido las visitas" respondió el mensaje, mordió su labio inferior esperando respuesta, incluso Anastasia estaba ansiosa por la respuesta de ese hombre.

"La veo mañana a las 10:00 am"

Fue su respuesta, las hermanas se miraron, ese hombre tenía mucho más poder que ellas, podría ser que por él pudiera ver a Sebastián.

-Si ese hombre hace que veas a Sebastián, le deberás una candente noche - Hablo Anastasia mirando a su hermana.

-Ve comprando una silla de ruedas-Respondió en sarcasmo, ambas se miraron y comenzaron a reír fuertemente, la solo idea de saber que una de ellas podría ver a Sebastián las tranquilizaba.

**********

Maximiliano recibía el informe de Axel, sobre lo que pasaba con Holmes, a pesar de que ese hombre no era de su agrado, pero tampoco creía que fuera culpable, lo investigó y casi toda su vida ha estado al servicio de la familia Rosental y Alana se lo dejo en claro confiaba plenamente en él.

Continúo leyendo el informe, al final leyó quien había puesto la demanda.

"Investiga a las Carles" envío dicho mensaje a Axel, pensó en ex prometido de Alana, lo poco que había en el informe de Alana sobre él, era sin importancia, un simple hijo de maestros de magia- También a Joan Black- envío el mensaje, dejo la tablet con la información sobre la mesa de centro y se dirigió al bar para servirse una bebida, algo estaba pasando con esa familia, la muerte de Evans Rosental no era tampoco para nada normal y era claro que su siguiente víctima era Alana Rosental.

********

Alana estaba ya enfrente del departamento de Maximiliano, aún faltaban veinte minutos para las 10, pero estaba demasiado ansiosa, realmente esperaba qué ese hombre pudiera hacer algo para que viera a Sebastián, la puerta se abrió por aquella mujer mayor.

-Señorita Rosental -Saludo la mujer haciendo una reverencia.

-Tengo una cita con el señor Kingsley- Dijo Alana con una leve sonrisa, aquella mujer le dio el paso y la guio hasta la sala, ella tomó asiento para esperar a ese hombre.

-Rita, necesito un café- Escuchó la voz de Maximiliano, ella se giró en su lugar y ahí estaba ese hombre parado, con un traje a la medida negro sin corbata.

-¿Señorita Rosental? - La miro y arqueo las cejas, miro la hora de su reloj aún faltaba para dar las diez.

-Buenos días - Dijo con una nerviosa sonrisa, Maximiliano miro a Rita le hizo señas para que se retirara, quedando así solo ellos.

-Le dije a las diez- Hablo mientras se sentaba en el sillón individual y la observaba detenidamente, vestía un palazzo negro, con tacones rojos, que combinaban con su bolsa, su cabello sujetado a una coleta alta y un maquillaje resaltando como era normal sus ojos con sombras oscuras y sus labios con un tono rosa, el golpe y los arañazos qué le hizo Dana apenas y se veían.

-Si bueno, estaba cerca- Respondió despreocupada. - ¿Podré ver a Sebastián? - Preguntó ansiosa, Maximiliano no respondió saco su teléfono y marco directo a Axel, lo puso en altavoz.

-Todo listo, podrás ver a Holmes a las once - Dijo Axel del otro lado.

Maximiliano colgó la llamada, observó a Alana quien sonreía ante la respuesta de Axel.

-Espere ¿A las once? - Miro la hora de su reloj, suspiró - ¿Por qué me cito tan temprano? - Lo miro con el ceño fruncido.

-Siempre llega tarde a mis citas - Respondió despreocupado.

-Si, pero... Esto es importante, es Sebastián - Respondió recostándose en el sofá. - Ni siquiera desayune- Suspiró colocando su mano sobre su estómago.

-Puedo ser su desayuno si quiere-Respondo con malicia, Alana lo miro con los ojos entrecerrados, su mirada se fijó en la entre pierna de ese hombre, no podía negarlo, extrañaba sus sesiones de sexo con él, pero no era el momento de pensar en eso, se sentó y negó ante la propuesta.

-No, debo estar presentable para ver a Sebastián- dijo decidida. Sabía que a pesar de la situación, Sebastián la burlaría si llegara toda a dolorida con ese hombre.

Rita llegó con una taza de café y la colocó sobre la mesa de centro.

-Prepara algo ligero para desayunar - Dijo Maximiliano para sorpresa de Rita, él no acostumbraba a desayunar, solo una taza de café era suficiente para él, aun con sorpresa Rita se retiró para preparar el desayuno.

Después de aquel desayuno, ambos salieron del edificio, Alana estaba ansiosa por ver a Sebastián, ya lo extrañaba, desde que conocieron siempre eran muy unidos, incluso cuando Anastasia se fue, se unió más a él y siempre a estado cuidando de ella, aun después de que empezó a viajar, él siempre sabía donde estaba y si era necesario viajaba solo para ir a verla.

Al llegar a su destino, esperaron unos segundos y llegó Erick Leroy, recorrió con la mirada a Alana, pero sintió una amenazante mirada sobre él, aquellos oscuros se cruzaron con esos ámbares.

-Señorita Rosental, gusto verla de nuevo - Saludo- Señor Kingsley, es un placer tenerlo aquí - saludo al hombre.

-Venimos a ver a Sebastián Holmes - Dijo Maximiliano con su autoritaria voz. Erick miró a Maximiliano y luego a Alana, conocía el rumor sobre que ellos dos estaban saliendo y que estuvieran ahí los dos podría darse a entender que no era falsa noticia.

-Si, de este lado - Comenzó a guiarlos por aquel lugar, hasta llegar a una sala de interrogatorio.

Alana tomó asiento, espero algunos minutos y la puerta se volvió a abrir, entró Sebastián esposado, con su traje mal arreglado, tenía un par de golpes en el rostro.

-Sebastián - Se puso de pie corrió a él, Sebastián la miró de pies a cabeza, noto las heridas en el rostro.

-¿Qué carajos te paso Bambi? - Preguntó, colocando sus manos sobre su rostro.

-Eso mismo digo, mira que tu rostro es lo único bonito que tienes-Dijo conteniendo sus lágrimas, Sebastián sonrió ante sus palabras, su mirada se desvió ante Maximiliano Kingsley, quien no dejaba de verlos con una cara de pocos amigos. - ¿Qué es lo que paso? - Preguntó, Sebastián se encogió de hombros.

-Todo saldrá bien. Descuida - Dijo con una leve sonrisa, Sebastián sabía que no debía hablar ahí, ese lugar estaba siendo grabado y cualquier cosa que dijera podría perjudicarlo.

-Sé qué eres inocente- Dijo, Sebastián asintió con una tierna sonrisa.

-¿Tiene abogado señor Holmes? - Preguntó Maximiliano, Sebastián asintió y miro hacia la cámara.

-Aún no me permiten verlo-Soltó, Maximiliano asintió ante su respuesta, estaba claro que estaban evadiendo los derechos de ese hombre.

***********

Después de ver a Sebastián, Alana se sentía más tranquila, aunque le inquieto un poco verlo golpeado, miro al hombre que estaba a su lado, gracias a él había podido verlo, suspiró, debía agradecerle, recordó lo que le dijo Anastasia, una noche candente, rio por dentro, como si fuera algo nuevo, siempre tenía noches candentes con ese hombre.

- Señor Kingsley, gracias por lo de hoy - Dijo con sus mejillas levemente sonrojadas. Maximiliano la miró y asintió.

-¿Cómo piensa pagarme? - La recorrió de pies a cabeza, Alana ll insulto por dentro.

-Me quedaré mañana con usted-Respondió rápidamente, Maximiliano frunció el ceño- Es domingo, mi día de descanso... - Se justificó.

-Lo mismo digo y aun así, aquí estoy trabajando para usted- Le respondió, Alana suspiró y miro por la ventana del coche en marcha.

-Bien, me quedo está noche- Lo miro y sonrío, Maximiliano asintió e hizo una seña para que ella se sentará sobre su regazo, Alana miró al frente solo conducía el chófer, pero incluso ya lo conocía de vista y era obvio que él también y ya a esas alturas debería saber que hace con su jefe y no es platicar sobre lo hermosa que es la vida.

Alana, se sentó sobre el regazo de ese hombre, Maximiliano colocó una mano sobre su cintura y la otra sobre su barbilla, atrajo su rostro a él y beso sus labios.