Angélica, una mujer fuerte y determinada de 40 años, ha enfrentado la adversidad con valentía. Pero cuando siente que ha perdido su motivación y las ganas de seguir luchando por salir adelante, un inesperado encuentro con un apuesto hombre llega para cambiar su destino.
Axel es mucho más joven que ella, pero aunque es arrogante y poderoso, a sus 25 años su pasión y devoción la hacen sentir viva de nuevo.
¿Podrá Angélica dejar atrás sus cicatrices y creer en el amor nuevamente?
Descubre esta historia de amor, desamor y mucha pasión, donde la edad no es un obstáculo para encontrar la felicidad.
NovelToon tiene autorización de Angie de Suaza para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo Dos
Angélica, desesperada por el calor y la lujuria del momento, no iba a dejar pasar esta grandiosa oportunidad. Hace más de cinco años que no tiene acción en la cama, y aunque a veces le pueden las ganas y se autocomplace, no es lo mismo que tener un miembro de un hombre real, de carne y cuerpo cavernoso bien adentro.
Así que cuando Axel baja a chup@rle los pez0nes de sus ya no tan turgentes senos, esta emite un gemid0 y lo hace apartar suavemente para desabrochar el pantalón. Lo hace torpemente y, al soltarlo del todo, este cae a los pies de Axel.
Entonces él, también poseído por la lujuria, se quita su camisa y queda parado frente a Angelica con solo unos bóxer y un par de medias de la costosa marca Nice Laundry de suave cashmere.
—Wow —Fue lo único que alcanzó a decir Angelica, pues Axel rápidamente se volvió a apoderar de su boca, la cual besaba con pasión y furia contenida.
Angelica quería sacar el majestuoso miembr0 que se marcaba debajo de ese costoso bóxer, pero se acordó de sus carrasposas manos y se contuvo. No iba a espantar al muñequito, ella se lo quería comer y que se lo comería se lo comería, así deje de llamarse Angélica Sosa.
Axel seguía sobando a su miembr0 en la entrepierna de Angelica y este más crecía, así que lo sacó al notar el interés de ella en él. Al ser liberado de su prisión, soltó una pequeña lágrima que fue limpiada en la tanga de Angelica; Axel la corrió a un lado y lo impregnaba de la humedad que emanaba el centro de Angélica.
Ella solo cerraba los ojos y deseaba que lo metiera; deseaba sentir a un hombre después de tanto tiempo. Axel notó la complacencia y el deseo de esa desconocida mujer; no era su tipo, pero necesitaba descargar la furia que tenía y que más que con la tonta que se había puesto sin su consentimiento su vestido cumbre de su carrera.
Así que sin pensarlo se estiró lo más que pudo por encima del escritorio y del primer cajón sacó un preservativo. Rompió el empaque y se calzó el condón con una agilidad que solo la da la experiencia y, sin pensarlo, penetró a Angelica, que dio un pequeño grito de sorpresa, éxtasis y un dolor placentero.
Angelica se sujetó de los hombros de Axel, mientras este la embestía aun estando sentada en el borde del escritorio. Con una mano le hacía masajes en su botón mientras con la otra le pellizcaba un pezón sin jamás dejar de llevar un grandioso ritmo fuerte e impetuoso y eso Angelica jamás había sentido.
Miles de sensaciones llenaban su ser y, de un momento a otro, empezó a temblar. Axel sabía que iba a llegar y justo cuando Angelica se liberó, él lo sacó sin dejar de hacerle masajes en su centro y un gran chorro salió atrapándolo con su pecho.
Inmediatamente la volteó y la penetró de nuevo, luego de varias embestidas más, fue él el que se liberó.
Se dejó caer en la espalda de Angelica para recuperarse de esa maravillosa faena. Fue lo mejor para liberar el estrés que tenía; ya ni le importaba que la estúpida había usado su vestido “Noche de lujuria”.
Lo sacó lentamente, como si quisiera quedarse siempre ahí, pero lo que pasó no sucedería de nuevo.
Solo esperaba que la desconocida no fuera a hacer un escándalo de eso, pero sabía que no le iban a creer. El gran Axel Darko jamás se fijaría en una mujer como ella, además mucho mayor que él, y ni más ni menos que la señora del aseo. Ja, de verdad que sí estaba bien loco, se cogió a la señora del aseo y fue una f0llada fenomenal.
Axel tomó unos pañitos húmedos de encima de su escritorio y se los pasó a Angelica, mientras él también se limpiaba al retirar el preservativo.
—Límpiate, vístete y vete —ordenó—. Acá no ha pasado nada. Si le dices a alguien lo que hicimos, te vas a arrepentir. Si guardas silencio, no te cobraré mi vestido.
Angelica salió de su atontamiento, le recibió los pañitos y se limpió para ponerse en silencio el uniforme. Mientras que Axel, aun desnudo, la veía vestirse y observaba su maduro cuerpo. Negaba al mirarla: ¿cuántos años tendrá esta señora? Se preguntaba.
Angelica, luego de vestirse, tomó su carro de aseo que estaba en un rincón de la oficina y lo arrastró hasta la puerta y, antes de cerrar, volteó a mirarlo por última vez y grabar en su memoria ese hermoso cuerpo que fue suyo.
—Joven, gracias por lo que me acaba de dar. De verdad que lo necesitaba —dijo Angélica —, estuvo genial. —Y salió dejando a un desconcertado Axel mirando la puerta cerrada por donde salió Angélica.
¿Acaso le acaba de agradecer? Ja, ¿fue un favor el que le hizo a la desconocida? Se sentía usado; la mujer se atrevió a decir que lo necesitaba.
Se vistió, pues en media hora llegaba su secretaria; la muy idiota siempre se niega a sus insinuaciones. Pero no le va a insistir más; ya lo amenazó de que iba a renunciar y ella hace un excelente trabajo. Que más que se le aguanta el puto genio que mantiene.
Media hora después y muy puntual, llegó Sarah. Toca la puerta y espera que den la autorización de entrar. Pone su café en el escritorio y se para a su lado para darle la orden del día. Todo lo hace tan mecánica y rutinariamente que parece que vivieran constantemente en un déjà vu.
—¡Dios mío! Señor Darko, ¿qué le pasó a su vestido? —Sarah puso rápidamente la taza de café en el escritorio y se acercó a recoger el vestido del suelo.
—Vuélvelo a poner en el maniquí —Axel ordenó, dando gracias de que ese pequeño detalle del vestido haya cambiado la maldita rutina de su secretaria.
Ella de manera solicita, lo organiza tal cual como estaba el día anterior; Axel la miraba hacer esa tarea, pero él solo veía a la desconocida con el vestido puesto y mirándose en el espejo. Estaba tan absorta que no sintió cuando él entró, y al cerrar los ojos se sobresaltó cuando le habló al oído.
Ese día Axel entró dos horas antes de su horario habitual, pues el estrés que le generaba el asistir por primera vez que asumió como CEO a la semana de la moda de Milán no lo dejaba dormir.
Hacia días que andaba sin inspiración para sus diseños, necesitaba desestresarse, así que sin pensarlo tomó a la atrevida que osó usar su diseño cumbre y la f0lló para que pagara su osadía y así descargar el estrés que se traía. Se sonrió al recordar lo que le dijo al salir, y se concientizó de que jamás la volvería a ver o, al menos, jamás repetiría con ella lo que pasó en esa oficina.
—Sarah, llama a Marisolio y su equipo. Que se preparen qué estoy inspirado. Hoy vamos a trabajar todo el día. —Sarah qué ya había terminado de vestir el maniquí, salió rápidamente a llamar al diseñador senior.
para que vea Axel 😉 que eres una cajita de sorpresas 🤷♀️
Axel estará orgulloso de su musa 😍