Al haber sufrido violencia durante toda su vida, Lola decidió terminar con su agresor, después de perder al bebé que venía en camino, gracias a una golpiza puesta por su esposo. Al intentar huir de la familia de su fallecido esposo, se encontró con una mujer extraña y le habló sobre un mundo diferente, donde ella podría vivir feliz y en paz. Lola decidió ir a ese mundo creyendo en la palabra de la extraña, sin embargo no debes creer todo lo que te dicen, nunca debemos confiar en simples extraños.
Un nuevo mundo, ¿Una nueva vida?
Quizás la persona que una vez existió en el mundo moderno, también dejó de existir en el mundo al que llegó. Lola ya no es la misma, ahora su personalidad dominante ha despertado.
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Otra jaula de oro
—¿Duquesa puedo pasar?— preguntaba alguien en la puerta
Lola, Ahora Sophia se había quedado dormida después de la visita de la anciana, por tanta información y también ese cuerpo estaba cansado.
La joven decidió entrar aún sin el permiso, se acercó a dónde estaba Sophia y dejó una charola con comida en el buró.
—Duquesa, le he traído la cena. Por órdenes del duque, usted debe comer, despierte por favor— pedía, mientras movía a su señora, con mucho cuidado
—¡No!, no fue mi culpa, juro que lo hice porque el me incito a hacerlo, no fue mi culpa— se despertó abruptamente, sudando frío y de sus ojos salían lágrimas
—Lo lamento mi señora, no quería asustarla. Disculpe mi falta de respeto— la joven se había arrodillado a un lado de la cama y suplicaba mientras estaba agachada.
—No es tu culpa. Retírate por favor, cenaré y recoge el resto en una hora, aproximadamente. Quiero estar sola— ordenó, su semblante era pálido, había soñado algo feo y por eso su reacción.
La chica sin más, se fue de la habitación.
Sophia decidió alimentarse bien, pues el cuerpo que ahora tenía, parecía no estar comiendo bien durante mucho tiempo, ya que podía estar delgada y aún así estar bien de salud, pero este cuerpo estaba casi en los huesos, eso por supuesto era evidencia de una enfermedad.
Degustó una sopa de verduras y sus ojos brillaron, lo que había probado era delicioso, Continúo con su cena hasta que terminó todo completamente. Pasada la hora, la misma chica volvió para recoger la charola y se sorprendió de no ver nada de comida. —¿Le gustó la cena Duquesa?— esperaba una respuesta afirmativa, eso realmente la haría feliz
—Si, mucho. Encárgate de hacerle saber a las cocineras que de ahora en adelante comeré muy bien, así que deben esmerarse en las comidas— de esta manera despidió de su habitación a la joven.
—«Veamos. Aquel hombre dijo que solo debo aguantar dos años más. Suficiente tiempo para aprender todo sobre este mundo, o al menos lo básico. Espero lograrlo»— sonreía y paseaba por la grande habitación.
Comenzaría sus estudios sola, además esperaba no tener problemas si ella no se metía con nadie. Por el momento esa noche, decidió dormir y descansar, su nueva vida comenzaría al día siguiente.
Sophia bajo por las escaleras a la mañana siguiente. No esperó a que alguna sirvienta la ayudara en su baño o vestimenta, ella sola decidió hacer las cosas. Admiraba todo el lugar, al parecer era una mansión grande, la comparaba con mansiones en los suburbios de millonarios en la tierra.
—Buenos días duquesa. ¿Piensa ir a alguna parte?— un hombre ya grande, pues sus canas lo reflejaban, preguntó
—Buenos días, simplemente recorría el lugar. ¿Me podría decir dónde está la biblioteca?— amable saludó.
—Es comprensible que a pesar de que lleve un año aquí, aún no sepa dónde están algunos lugares— mostraba desagrado en su rostro
—Me informó el duque que usted se haría cargo de la mansión y todo lo correspondiente a ella, pero jamás mencionó que se tomaría atribuciones como hablarme tan abiertamente sobre lo que piensa de mí. Para ser sincera a mi, sus opiniones no me importan, simplemente le voy a pedir que si yo no le hablo mal, espero lo mismo de usted— intentaba contrarrestar, aquellos sentimientos
—Mis disculpas— se inclinó —la biblioteca está más adelante, la tercera puerta a la izquierda, si necesita algo más, puede pedírselo a cualquiera de las muchachas— le informó y con una leve reverencia se retiró.
Sophia no quiso decir nada más y solo se dirigió a la biblioteca, quería leer todo sobre aquel lugar, esperaba encontrar algo interesante, pues lo único que dedujo, era que ese mundo tenía algún tipo de magia, era en la antigüedad y también que ella había llegado a otra jaula de oro, algo que no se podía permitir.
Leyó todo lo que pudo aquel día, incluso pidió que sus comidas las llevaran a la biblioteca, no pensaba molestar a nadie, así que solo se enfocaría en estudiar por cuenta propia, ya que siempre había sido buena aprendiendo las cosas solo viéndolas o leyendo sobre ellas.
—Disculpe, ¿cuánto tardará la expedición del duque?— era un nuevo día y había pensado mucho sobre lo que quería hacer para su nueva vida.
—Duquesa, el duque regresará justo el día en que su contrato termina, así que no debería preocuparse por eso. ¿Necesita algo?— no le caía bien Sophia, tal vez porque intentó huir con otro hombre
—Bueno, solo me preguntaba si tal vez pueda disponer de algún dinero— dudaba que le permitieran utilizar dinero de un hombre con el que solo estaba con él por un trato en papel
—Tiene derecho a cierta cantidad cada mes, sin embargo ha gastado demasiado, por eso no tendrá dinero en sus manos por al menos medio año— su sonrisa era evidente
—Está bien, eso no importa mucho ahora. ¿Puedo vender las cosas que tengo en mi habitación, como joyas y vestidos?— necesitaba conseguir dinero de alguna forma
—Puede hacer con sus cosas lo que mejor crea, pero usted no podrá salir de la mansión, si quiere vender sus pertenencias, mande a un guardia para que haga el mandado— terminando de decir eso, se fue del lugar, algo molesto, pues no pudo hacer enojar a aquella mujer.
Sophia reunió lo que no era indispensable para ella, todas las joyas dejarían la mansión, al igual que los vestidos más ostentosos, solo se quedaría con lo que la hiciera sentir cómoda.
—Disculpa, ¿Podrían llevar esto al pueblo y venderlo, por favor?— pedía a un par de guardias del ducado.
Los hombres quedaron sorprendidos por lo que pedía la duquesa, pero más aún por como lo pedía.
—Si señora, con gusto— amable, respondió uno de ellos
—Lo que quieran pagarles está bien, pero si consiguen su precio más alto, no me quejaré— sonrió y de nuevo entró a la mansión
De pronto llegó el mayordomo que era quien no quería a Sophia. —Lleven todo a una de las bodegas y entreguen esto a la duquesa.—
El hombre no podía permitir perder todo lo que el duque le había comprado a su esposa en un principio, no obstante tampoco podía darse el lujo de decir si, a todas las peticiones de aquella mujer, que con su sola presencia, ayudaba a su señor, no terminaba de caerle bien.
—Señora, esto es lo que nos dieron por las joyas y vestidos, espero que sea suficiente— por la tarde, uno de los guardias entregaba el dinero, que era muchísimo más de lo que Sophia esperaba.