Sinopsis
Enzo, el hijo menor del Diablo, vive en la Tierra bajo la identidad de Michaelis, una joven aparentemente común, pero con un oscuro secreto. A medida que crece, descubre que su destino está entrelazado con el Inframundo, un reino que clama por su regreso. Sin embargo, su camino no será fácil, ya que el poder que se le ha otorgado exige sacrificios inimaginables. En medio de su lucha interna, se cruza con un joven humano que cambiará su vida para siempre, desatando un romance imposible y no correspondido. Mientras los reinos se desmoronan, Enzo deberá decidir entre el poder absoluto o el amor que nunca será suyo.
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Capítulo 5: Susurros en la Penumbra
El amanecer llegó con un cielo grisáceo y nublado, reflejando el estado de ánimo de Michaelis. La presencia del abrigo en su habitación no hacía más que intensificar la inquietud que sentía. Decidió que necesitaba respuestas, y para obtenerlas, debía descubrir el origen de esa prenda y su conexión con el Inframundo.
Con el abrigo cuidadosamente guardado en una bolsa, Michaelis decidió buscar la ayuda de una experta en lo oculto. Había oído hablar de una tienda de antigüedades en el centro de la ciudad, conocida por su colección de artefactos raros y misteriosos. Había rumores de que la propietaria, una mujer de edad avanzada llamada Madame Liora, tenía conocimientos profundos en temas esotéricos.
El viaje a la tienda fue tenso. Michaelis caminaba con el corazón acelerado, sintiendo una mezcla de esperanza y terror. Cada paso que daba parecía resonar con la presión creciente del destino que la aguardaba.
Al llegar a la tienda, se encontró con un edificio antiguo y enigmático, con vitrinas llenas de objetos extraños y polvorientos. La tienda estaba inmersa en una penumbra acogedora, con una suave luz dorada que se filtraba a través de cortinas pesadas. Michaelis se adentró, sintiéndose como si hubiera cruzado una frontera hacia un mundo paralelo.
Detrás del mostrador, una mujer con una presencia imponente y una mirada sabia estaba organizando unos pergaminos. Su cabello canoso estaba recogido en un moño, y sus ojos oscuros parecían ver más allá de lo tangible.
“Hola,” dijo Michaelis con voz temblorosa. “Necesito ayuda. Encontré este abrigo y creo que está relacionado con algo… oscuro.”
Madame Liora levantó la vista y la miró con una mezcla de curiosidad y reconocimiento. “Déjame verlo,” dijo, extendiendo la mano.
Michaelis colocó el abrigo sobre el mostrador, sintiendo un escalofrío mientras lo hacía. Madame Liora lo examinó cuidadosamente, sus dedos recorriendo los símbolos arcanos con una expresión de concentración.
“Este abrigo es antiguo,” dijo finalmente la mujer. “Parece estar imbuido de magia oscura, un hechizo que conecta con el Inframundo. Los símbolos indican un tipo de ritual que no he visto en mucho tiempo.”
“¿Qué significa eso?” preguntó Michaelis, sintiendo que el peso del abrigo aumentaba.
“Significa que estás en medio de algo muy poderoso y peligroso. El Inframundo no se deja conocer fácilmente, y los objetos como este suelen tener un propósito específico. Puede ser un llamado para que aceptes tu verdadero destino.”
Michaelis sintió una ola de pánico. “¿Qué debo hacer?”
Madame Liora la miró con compasión. “Debes prepararte para enfrentar tu destino. El abrigo puede ser una clave para comprender más sobre tu conexión con el Inframundo. Sin embargo, debes tener cuidado. Los caminos que se abren con objetos como este pueden llevarte a lugares oscuros y peligrosos.”
Con la advertencia en mente, Michaelis se despidió de Madame Liora y salió de la tienda. El abrigo había revelado solo una parte del misterio, y su carga parecía aún más pesada ahora. Sabía que necesitaba buscar más información sobre el Inframundo y cómo enfrentar su destino.
Esa tarde, Michaelis se encontró de nuevo en el parque, sentada en su banco junto al estanque. El abrigo estaba escondido en su mochila, y su mente estaba llena de preguntas sin respuestas. El encuentro con Adrian, la visión del Inframundo, y el consejo de Madame Liora parecían entrelazarse en una trama que se hacía cada vez más compleja.
De repente, sintió una presencia detrás de ella. Se volvió y vio a Adrian acercándose, su expresión preocupada. “Michaelis, te he estado buscando. ¿Estás bien? No te he visto en la escuela hoy.”
Michaelis intentó sonreír, pero su inquietud era evidente. “Sí, solo necesitaba un día para ordenar mis pensamientos.”
Adrian se sentó a su lado, su preocupación palpable. “Si hay algo que quieras compartir, estoy aquí para escucharte. A veces, hablar puede ayudar.”
Michaelis se sintió tentada a contarle todo, pero el miedo a exponer su verdadera identidad la detuvo. “No estoy segura de cómo empezar. Hay… cosas que no puedo explicar.”
Adrian la miró con comprensión. “No tienes que explicarlo todo de inmediato. A veces, solo saber que tienes a alguien en quien confiar puede ser un alivio.”
Mientras conversaban, Michaelis no pudo evitar sentir que la conexión entre ellos se volvía más fuerte. Sin embargo, la sombra del Inframundo seguía presente en su mente, y cada momento de normalidad parecía más efímero.
Esa noche, cuando volvió a casa, la inquietud de la visión y la conversación con Madame Liora la perseguían. Decidió investigar más sobre los símbolos en el abrigo. Se sentó en su escritorio y comenzó a buscar información en línea, revisando textos antiguos y manuscritos sobre magia y rituales oscuros.
Mientras leía, una imagen en particular llamó su atención. Un antiguo manuscrito hablaba de un ritual que se realizaba para abrir portales entre el mundo de los vivos y el Inframundo. Los símbolos en el abrigo coincidían con los del manuscrito, y la descripción del ritual mencionaba un objeto específico que podía ser utilizado para invocar fuerzas oscuras.
El miedo creció en su pecho mientras leía. El ritual descrito en el manuscrito parecía ser una invocación que podría hacer que el Inframundo se manifestara de una manera más tangible en el mundo de los vivos. Michaelis sintió que estaba en el borde de un abismo, con la posibilidad de abrir una puerta que podría traer consecuencias devastadoras.
De repente, un sonido extraño interrumpió su lectura. Era un susurro, apenas audible, que parecía provenir de la esquina de su habitación. Michaelis se levantó con rapidez, encendiendo las luces y buscando el origen del sonido. Sin embargo, no encontró nada fuera de lo común. El susurro se desvaneció, dejándola con un sentimiento inquietante de estar siendo observada.
Al volver a su escritorio, el manuscrito parecía estar en silencio, pero una sensación de frío recorrió la habitación. Michaelis se dio cuenta de que el ambiente se había vuelto denso y opresivo. Decidió que era mejor cerrar el manuscrito y guardar el abrigo, al menos hasta que pudiera entender mejor la magnitud de lo que había descubierto.
Esa noche, mientras intentaba dormir, los sueños de Michaelis fueron perturbados por visiones inquietantes. La imagen del Inframundo se mezclaba con sombras distorsionadas y gritos que la atormentaban. El abrigo y los símbolos parecían estar en todas partes, como una manifestación tangible del terror que sentía.
Al despertar, Michaelis estaba exhausta y temerosa. Sabía que estaba en el punto de no retorno. La decisión que debía tomar no solo afectaría su vida, sino también el equilibrio entre el mundo de los vivos y el Inframundo. El abismo entre su existencia actual y su verdadero destino se estaba profundizando, y el tiempo estaba corriendo para encontrar respuestas antes de que fuera demasiado tarde.