Zulema de la Puente, tiene 25 años, y en poco tiempo ha sufrido una serie de desgracias que cambiaron su mundo, su padre murió, su madre está muy enferma, fue despedida de la compañía en que estaba desarrollando una carrera exitosa y su prometido Javier Belmonte canceló su compromiso.
Ahogada en los problemas, una noche bebió más de la cuenta, y para vengarse de su prometido durmió con su tío, Mathias Belmonte, un frío, pero apuesto hombre de 35 años, dueño de una de las más importantes fortunas del país.
¿Será Mathias un problema más grande para Zulema o será su Salvador?
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6. Solo bebo en fechas importantes
Zulema no puede creer que el imponente y frío CEO, Mathías Belmonte, le está colocando compresas de hielo en su tobillo, ella solía siempre tener algo para decir, pero justo en ese momento le resultaba imposible. Cuando Javier era su novia, siempre le había dicho que su tío Mathias Belmonte era un hombre temperamental, arrogante, acostumbrado a imponer su voluntad, que solía mirar sobre su hombre menospreciando a los demás, implacable en los negocios e indiferente con todos; sin embargo, mientras lo veía ahí agachado, con las mangas de la camisa arremangadas y procurando darle alivio a su dolor, no parecía todo aquello que describía siempre con desdén su ex prometido. Para ella, en ese momento Mathías Belmonte tenía esa aura de caballero, ella se sentía confundida entre el hombre que le describieron siempre, casi igualando su ser al de un ogro, que aquel hombre que estaba viendo con sus propios ojos.
- “Creo que deberás descansar”, dijo Mathías, mirando fijamente a Zulema sin poder soltar la piel del tobillo de la joven, era tan suave y tersa que lo llamaba a no soltarla, que invitaba a sus manos quedarse pegadas a aquella piel, había algo en esa mujer que lo llamaba, tal vez esa mirada tan inocente o su voz tan seductora; un antítesis perfecto, que él abordaría sin dudar si tuviera la oportunidad.
- “Gracias, pero debo regresar a casa, si no lo hago será muy difícil para mí llegar a mi trabajo temprano”, respondió Zulema saliendo de su deslumbramiento, necesitaba guardar la poca cordura que le quedaba, frente a un hombre que la estaba haciendo perder el control.
- “Entonces, te traeré tu ropa, ya sonó el final del ciclo de secado”, expresó Mathías.
- “Lo haré yo, no creo que usted sepa cómo hacerlo”, se apresuró a decir Zulema, Javier también le había dicho que su tío era un engreído y todo se lo hacían en la mansión Belmonte donde vivía, lo cual era mentira, pues el CEO de Bella & Moda había dejado de vivir en ese lugar hace muchísimos años atrás.
- “¿Me crees un inútil?, sé mucho más cosas de las que supones y además las hago muy bien”, expresó Mathías con esa voz grave que parece hipnotizar, para luego ponerse de pie.
Zulema tragó saliva, Mathías se había acercado tanto mientras se ponía de pie, que la hizo estremecerse, se preguntaba qué tenía ese hombre que la ponía nerviosa; quizás era su mirada indescifrable, la seguridad con la que se expresa, su aroma embriagador, su voz grave y profunda, o esas manos grandes que rozaba su piel al ponerle las compresas, o quizás todo aquello junto, la descripción perfecta de un dios griego sin lugar a duda.
Tiempo después, Mathías Belmonte la veía venir cojeando, luego de haberse vestido, vaya que era obstinada esa muchacha se dijo; la vio sentarse en el sofá y sacar de su cartera una libreta y un lapicero.
- “¿Qué haces?”, preguntó Mathías sin dejar de mirarla.
- “Apuntando lo que es mío para que lo envíe según lo que me ofreció”, respondió Zulema.
- “Perderé el papel en un dos por tres, mándame un mensaje con los datos”, expresó Mathías, sirviendo otro trago, y sorbiendo un poco, Zulema no pudo evitar los labios de Mathías mientras lo hacía
- “No tengo su número”, dijo Zulema, sacudiendo su cabeza, saca esos pensamientos, se dijo.
Mathías sacó su móvil y la llamó, “ese es” le dijo mientras la pantalla de Zulema se encendía y recibía una llamada, ella se sorprendió, cómo era posible que tuviera su número se preguntó, sin embargo, se dijo a sí misma que necesitaba las cosas y no iba a ponerse averiguar la razón por la cual conocía perfectamente el número al cual llamarla, grabó el número de Mathías y luego de un rato terminó de mandarle el mensaje.
- “¿Apeteces?”, consultó Mathías, entregándole un Cosmopolitan.
- “Solo bebo en fechas importantes”, respondió Zulema.
- “Es una fecha importante, recuperaste tus cosas”, manifestó Mathías con una sonrisa seductora.
Zulema tomó la copa, en ese momento ella no sabía que iba a ser la primera de varias que tomaría esa noche, y que ese hombre terriblemente seductor que tenía enfrente, le iba hacer arder la piel de pasión desmedida, llevándola a sensaciones que no conocía.
te felicito
mamita y su abuelo