Santiago Santoro, es un empresario muy exitoso que le huye al amor y no desea por nada del mundo formar una familia, por tal motivo se comprometió con Diana Lois, una mujer fría, calculadora y ambiciosa al igual que él. Sin embargo, su abuela Giovanna no está dispuesta a ver como su nieto se arruina la vida a lado de una mujer frívola, y le exige que cambie de opinión o de lo contrario perderá toda su fortuna. Santiago con miedo a perderlo todo, decide alquilar un vientre y tener el hijo que tanto desea su abuela, sin arruinar la hermosa figura de su novia. Pero de repente su vida cambia por completo, cuando debe dirigirse a un hospital a buscar a su verdadera hija, una hermosa niña prematura, de ojos claros que necesita con urgencia un tratamiento médico para salvar su vida.
Sin embargo, Karen Jones ¿Será capaz de abandonar a su hija realmente ? o ¿Hará todo lo posible por estar a su lado?
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Capítulo N°3
Una vez que Karen controló sus emociones, que estaban a punto de colapsar, habló con calma y mirando con gratitud al matrimonio que se encontraba enfrente esperando una respuesta.
⎯ Lo siento, estoy muy nerviosa.
⎯ Descuida, lo entendemos.⎯ Paola le dedica una cálida sonrisa.
⎯ Solo necesito un empleo. Es todo lo que pido.
⎯ Y lo tendrás.⎯ habla el hombre con voz firme antes de ponerse de pie y hacerle señas a su mujer para que lo acompañe.
⎯ Ven Paola, vamos a mi oficina.
⎯ De acuerdo.
⎯ Te llamaré en un minuto. No te muevas.
⎯ Sí señor.⎯ responde sin apartar las vista del hombre.
Karen una vez que se encuentra más calmada comienza a observar todo a su alrededor, el lugar es oscuro, pero muy cálido y al final del salón se encuentra un escenario, el piso está recubierto por una alfombra de color rojo, en el centro del mismo hay dos caños perfectamente lustrados que se elevan majestuosamente hasta el techo del cual se desprenden tres esferas de espejos de diferentes tamaños. Hipnotizada por lo que ven sus ojos y atraída por una fuerza desconocida, Karen se pone de pie y camina hasta ese lugar. Con curiosidad toca la alfombra y como se lo imaginaba es acolchada y suave, está sumida por la curiosidad y lentamente sube los tres peldaños de la escalera y desde arriba del escenario observa todo el club, mientras gira y acaricia el frío acero con sus manos.
⎯ ¡Niña, bájate de ahí!⎯ gritó el hombre detrás de la barra.⎯ No ensucies los caños. Están recién pulidos.
⎯ Lo siento.⎯ se disculpa y a toda prisa se acerca a la barra.⎯ Perdón, no quise molestar.
⎯ ¿Eres bailarina? ⎯ pregunta mientras enciende un cigarro y le ofrece uno y ella niega con la cabeza
⎯ No, yo no sé bailar.
⎯ ¿Y qué hacías girando como un trompo en el escenario?
⎯ Curiosidad, sólo eso.
⎯ Bueno, ya sabe lo que dicen … “la curiosidad mató al hombre y embarazó a la mujer”… trata de que a ti no te ocurra nada de eso y estarás bien en este lugar.⎯ aconseja mientras sirve un vaso con whisky. ⎯ ¿Quieres un trago?
⎯ No tomo alcohol
⎯ Eres extraña, pero me agradas. Soy Donato, hijo de Paola y Pietro.
⎯ Soy Karen.
Karen ahora que está mucho más cerca de ese hombre, puede observar que se trata de un joven de su misma edad, musculoso y con una perfecta sonrisa, sus dientes blancos brillan como perlas por las luces que ilumina su rostro y sus ojos varían de color según la led que se reflejen en ellos. El timbre del teléfono colgado detrás de la barra comenzó a sonar y Donato contesta, rápidamente cuelga, vuelve a su lugar y le dice a su acompañante.
⎯ Te esperan en la oficina.
⎯ ¿Dónde es?
Donato señala una cabina de vidrio que está en el primer piso y de donde se observa todo el salón.
⎯ Esa escalera te llevará directamente hasta la puerta. Suerte.
⎯ Gracias.
Karen camina lentamente, como si en cada paso que da la llevará a un destino incierto y una alarma en su interior le advierte que se gire y salga de ese lugar, sin embargo borra esa locas ideas de su cabeza y comienza a subir uno a uno los escalones hasta que se encuentra con una puerta de hierro color negro con valor golpea y espera ser atendida.
⎯ ¡Pasa!
⎯ Permiso.
⎯ Toma asiento cariño.⎯ habla Paola con un tono maternal que la enternece.
⎯ Gracias.⎯ ella obedece y mira a Pietro que se acomoda en el asiento y bebe un vaso de licor.
⎯ Te daremos un empleo.⎯ se recuesta en su asiento.⎯ Por el momento servirás mesas y ayudarás con la limpieza de la zona vip.⎯ habla de corrido y sin rodeos.⎯ El sueldo que recibirás será mínimo porque sí haces bien tu trabajo las propinas son muy generosas.⎯ apoya su mano sobre el escritorio y observa cómo la joven lo mira agradecida y suspira aliviada.⎯ Te daré una habitación del área vip y solo tú tendrás la llave de ese cuarto.
⎯¿Qué es la zona vip?⎯ pregunta con curiosidad.
⎯ En esa área hay varias habitaciones, no te voy a mentir, varias de nuestras chicas luego de hacer su baile deciden sí quieren pasar la noche con algún cliente y obtener algún dinero extra.⎯ comenta de forma natural.⎯ Nosotros le otorgamos una habitación de lujo. Los hombres se encargan de los gastos del servicio en el cuarto y ellas disfrutan del momento.
⎯ ¿Son pros…? ⎯ no puede terminar de formular la pregunta que es interrumpida.
⎯ No nos gusta decirle de esa manera, nuestras chicas deciden qué hacer o no con sus cuerpos y si algún hombre la premia por su servicio, ese dinero es solo para ella.⎯ Pietro habla molesto, se siente ofendido
⎯ Perdón, no quise molestarlo.
⎯ Sé que este lugar puede parecer un antro de mala muerte, pero cuidamos a nuestras niñas y una forma de que no caigan en las manos equivocadas es brindarles protección y seguridad; entonces qué mejor que no salgan de aquí y estén vigiladas.
⎯ Karen muchas chicas, aunque no lo creas han encontrado al amor, al hombre de su vida en este lugar y no hemos quedado sin grandes bailarinas.⎯ habla Paola en un tono más suave; mientras acaricia los hombros de su esposo.⎯ Yo fui una de las primeras en hacerlo y te aseguro que nadie está obligado a satisfacer a nadie. En este lugar manda la mujer, ella tiene la última palabra, sí desea o no estar con un hombre es su decisión. ¿Comprendes?
⎯ Sí.
⎯ Nadie puede obligarte a nada, cualquier problemas que tengas debes dirigirte a nosotros o a la seguridad.
Karen tenía sus dudas, era muy difícil de creer que eso fuera así, sin embargo a ella la contrataron para servir mesas y limpieza así que aceptó el empleo y las llaves de ese cuarto. Dos horas más tarde se encontraba en su nueva habitación, a diferencia de lo que se había imaginado, era un lugar muy agradable, con colores cálidos y todo relucía de lo limpio. Tenía un pequeño cuarto de baño con varias toallas limpias, jabones, shampoo, acondicionador y otras cosas de higiene. Todo era perfecto salvo por un detalle, su nuevo uniforme de trabajo. Ella se encontraba frente a un gran espejo observando su minúscula falda y estiraba la tela sin mucho éxito, con resignación se coloca el antifaz que debía usar para preservar su identidad y sale de ese lugar para comenzar con su trabajo.
