Dos vidas unidas por un compromiso. Maya Brook, una mujer dulce, inteligente y trabajadora, vio sus sueños y proyectos arruinados por una doble traición, y decide vengarse. Nathan Ford Moore, un empresario multimillonario, exitoso en los negocios, pero cerrado al amor después de muchas decepciones, se encuentra sin salida y debe cumplir el último deseo de su abuela...
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Capítulo 14
Maya:
Iba camino a casa de mi madrina cuando me encontré con Emily y me invitó a charlar.
— Oye, Maya, ¡qué mala amiga eres! ¡Llevas tanto tiempo sin llamarme!
— Lo siento, Emy, han pasado tantas cosas en mi vida... ¿Cómo estás tú?
— Estoy fatal. Terminé con Taylor. ¿Te puedes creer que defendió al desgraciado de Josh? ¡Se puso de su lado diciendo que tú tenías la culpa por no habértele entregado y que le habías dado espacio a otra para entrar en la relación!
— ¡Son dos canallas! En fin, ahora estoy aquí sin trabajo y sin novio...
— Espera un poco, amiga. Cuando recupere mis bienes, vendrás a trabajar conmigo en la empresa.
— ¿Qué va a hacer una fisioterapeuta en una empresa?
— ¿Te crees que el desgraciado de Taylor me despidió?
— Teniendo en cuenta que es su mejor amigo, no me cabe duda... Pero tengo que contarte muchas cosas. Mira mi mano: estoy casada. Me casé con Nathan Ford Moore.
— Espera, ¿no es ese el multimillonario jefe de Josh?
— Exactamente. Un día que papá me echó de casa, mi madrina me mandó a buscar un abogado. Tuve un encuentro desafortunado con Josh, terminó empujándome y... ¿adivinas quién me salvó? Nathan. Después de eso nos hicimos muy amigos y decidió ayudarme a vengarme de Josh y de mi padre. Solo tenía que casarme con él, ya que su abuela se lo había pedido antes de morir. Está en fase terminal de cáncer, y fue una de sus últimas peticiones. Él no quería casarse todavía, así que hicimos un trato: él me ayudaría y yo lo ayudaría a él.
— ¡Guau! ¡Menudo marido te has echado! Porque está como un tren... ¿Y qué? ¿Estáis bien? ¿Hay buen rollo?
Le cuento todo lo que pasó hasta la noche anterior.
— ¿Por qué estás tan angustiada? ¡Si solo has pasado una noche con tu marido!
— Es que tú no lo entiendes, Emily. Quería entregarme al hombre que amaba en mi noche de bodas.
— ¿Pero no sientes nada por el bombón de Nathan?
— Me gusta. Es divertido, un buen compañero, un buen amigo, besa bien... Hace de todo para complacerme.
— Ay, amiga, ¡estás enamorada de él!
— ¡Pero claro que no! Somos grandes amigos.
— Repite todo lo que has dicho de él mirándote al espejo. Verás el amor brillar en tus ojos. Disfruta de tu amor y sé feliz. Olvídate de la venganza, amiga, no vale la pena.
— ¡Claro que vale la pena, Emily! Tengo que recuperar todo lo que me quitaron, ¡y Josh tiene que pagarme por haberme hecho parecer idiota!
— Está bien, está bien... Pero disfruta de tu matrimonio, conquista a ese hombre, sé feliz también.
Cuando iba a responder, mi teléfono sonó. Era el hospital.
— ¿Puedo hablar con la señora Maya Brook Ford?
— Soy yo, ¿quién desea hablar?
— Soy Alicia, del hospital central, donde está ingresada la señora Amber Ford.
— ¡Dios mío! ¿Le ha pasado algo a la abuela?
— No, señora, al contrario. Ha experimentado una gran mejoría y el médico ha autorizado que vuelva a casa. Llamó a su casa y le pidió a su empleada el número de usted. La estamos llamando porque quiere que usted venga a buscarla.
— ¿Yo?
— Sí. Pidió que llamáramos a su nieta, la esposa de su nieto Nathan. Le paso con ella.
— Maya, querida, como ves, me he recuperado. Me apetece pasar un tiempo en mi casa, espero que el resto de mi vida. Sé que Nathan es un hombre muy ocupado. ¿Podrías venir a buscarme?
— ¡Por supuesto, abuela! Voy para allá ahora mismo.
— ¿Adónde vas, Maya?
— A buscar a la abuela de Nathan al hospital. Parece que le han dado el alta y quiere que vaya a buscarla. Se va a poner muy contento.
— Voy contigo, puedo ayudarte.
Fuimos al hospital, Emily y yo. Al llegar, la presenté como mi mejor amiga, y se quedó ayudando a la abuela a preparar las cosas para volver a casa. Yo fui a la sección donde estaba el médico responsable, que me dio todas las indicaciones y también la factura final con los gastos médicos de la abuela... y eran enormes. Y, por desgracia, mis recursos no eran suficientes para pagar esa estancia. Así que no tuve más remedio que llamar a Nathan. Me habría encantado darle una sorpresa cuando llegara a casa, pero... ¿me daría esa enorme cantidad de dinero sin preguntarme por qué?
— Maya... ¿algún problema?
— Nathan, tengo algunos asuntos financieros pendientes. Necesito una cantidad enorme de dinero. En cuanto recupere mis bienes, te lo devuelvo. ¿Pero podrías conseguirme 385.000 dólares?
— ¿Pero es algo muy grave, Maya? ¿Recuerdas lo que hablamos anoche? No actúes sola.
— No voy a hacer nada malo, Nathan. Solo necesito esa cantidad.
— Está bien, Maya. He sido un estúpido, ya debería haberte dado la tarjeta de nuestra cuenta conjunta. Está aquí, en la oficina. Dame tus datos y haré la transferencia. En cuanto llegue a casa, te doy la tarjeta y no tienes que darme explicaciones de en qué te lo gastas. Eres mi esposa y yo tengo que cubrir tus gastos.
— Cuando llegue a casa te explico para qué he usado el dinero. Lo entenderás.
— Confío en ti, Maya. Y no es una cantidad tan exorbitante.
— Para una persona como yo es una cantidad enorme de dinero.
No tardó mucho en llegar el dinero a mi cuenta y pude pagar los gastos del hospital. Volvimos a casa, Emily, la abuela y yo, y decidimos hacerle una cena sorpresa a Nathan. La abuela insistió en que Emily se quedara; le había caído muy bien...