La única manera de ayudar a su padre enfermo, es casándose con un hombre que no ama.
Sabiendo que la vida de su padre dependía de aquello, debía seguir con la farsa que su matrimonio conllevaba.
No obstante, jamás pensó que su vida cambiaría de manera tan radical, sobre todo porque hacía tan solo unos meses estaba no solo por graduarse, sino haciendo otros planes.
¿Podrá la vida depararle algo más?
¿Podrá ella conocer el amor en aquella situación tan crítica?
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CAPÍTULO 2 LA FIESTA
Alexander estaba en su oficina revisando documentos, cuando se dio cuenta de que había firmado el lugar equivocado, lanzo la carpeta al piso y llamo a su secretaria, esta entro casi corriendo
-sí, dígame señor¿que necesita? -
El señalo las carpetas del piso, su secretaria las recogió enseguida y salió, con la misma velocidad con la que entro, Alexander se puso de pie y empezó a caminar por la oficina, después de ver a esa chica en la universidad preguntó casualmente y descubrió de donde la conocía era hija de uno de sus empleados de años, ese hombre había trabajado para ellos desde siempre pero hacía tiempo que no veía a su hija, en qué momento se convirtió en una mujer tan atractiva, la había visto por la empresa y le había llamado la atención, pero después de encontrase con ella de frente, no había podido sacarla de su cabeza, así que la había investigado, sabía todo de ella incluso que tenia novio pero eso jamás lo detuvo, cuando Alexander Casablanca quería algo nada lo detenía, esa chica seria suya.
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Hacia una semana que Alan y ella había terminado, él la llamaba todos los días, fue a buscarla pero su madre no lo dejo entrar, esta mañana su madre la saco de la cama, le dijo que ya había llorado suficiente, que la vida seguía, y la llevo de compras, y luego la arrastro a una aburrida fiesta de la compañía, odiaba estas fiestas, tediosas a más no poder, no recordaba cuantas copas de vino llevaba pero se estaba empezando a embriagar su madre lo noto y la reprendió.
-deja de beber, sal a tomar un poco de aire ahora -
Isabela se levanto y salió del salón de baile y camino un rato hasta que de casualidad encontró la piscina techada, entro y se sentó en la orilla se quito los tacones y metió los pies al agua fría, su teléfono sonó era Alan de nuevo, esta vez contesto.
-Ya deja de llamar, tu y yo hemos terminado y es definitivo, ya no confió en ti, esto se acabo ya deja de llamarme, además que te importa si estoy borracha no creas que es por ti – colgó y lanzo el teléfono a la piscina, después quiso parase pero como estaba borracha y descalza se piso el vestido y cayó al agua.
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Alexander seguía de un humor pésimo, pero debía estar en esa fiesta, su mal humor era tan evidente que nadie se acercaba demasiado, todos solo lo saludaban pero al ver su cara se alejaban por su propia seguridad, era bien sabido, que ya enojado se desquitaba con cualquiera, se termino su trago dejo el vaso en la barra y salió a fumar, no era un gran fumador solo lo hacía de vez en cuando, empezó a caminar por el hotel buscando un lugar para fumadores, después de caminar un rato se rindió, tendría que salir al jardín, pero primero encontró las piscinas techadas, y camino hacia allá, al llegar encontró que la puerta estaba abierta así que entro, se recargo en la pared y saco un cigarrillo y su encendedor, antes de prenderlo, oyó una voz y se dio cuenta de que no estaba solo, y que su compañía era nada más y nada menos que Isabela Villanueva, que suerte la suya, al parecer discutía con alguien por teléfono, la vio colgar lanzar el teléfono a la piscina, y ponerse de pie parecía borracha, pues piso el largo vestido y cayó al agua, después de casi dos minutos ella seguía sin salir, así que se quito el saco y los zapatos y saltó tras ella, su vestido le complicó bastante sacarla.
-gracias – dijo ella tosiendo y escupiendo agua el sólo la miro
- ¿eres estúpida, o qué?, no me digas que querías ahogarte en la piscina por que el estúpido de tu novio te dejo -
- ¿Por qué estas insultándome? – ella lo miro como un cachorro regañado por su dueño
-todavía preguntas, me moje por tu culpa, por cierto ese vestido se te ve mejor mojado – el vestido se le había pegado al cuerpo dejando poco a la imaginación
Ella se cruzo de brazos temblando, él tomo su saco y se lo puso encima, no porque fuera un caballero él era el primero que quería aprovecharse de ella, la razón para cubrirla era que no quería que nadie más la viera así.
-ven conmigo -
- ¿Por qué lo haría? -
Así que el cachorrito sabia ladrar - no creo que quieras volver así a la fiesta, verdad
-claro que no, me voy a casa voy a pedir un taxi -
- en serio –dijo él en tono de burla –¿ con que? si tu celular está ahí – y señalo la piscina – ves como no tienes más opción que dejar que te ayude -
Ella miro al piso, pero cuando él comenzó a caminar hacia la salida recogió sus tacones y lo siguió, cuando entraron al elevador se puso lo más lejos posible de él, de nuevo le pareció un cachorro asustado. Cuando las puertas del elevador se abrieron en el pent-house ella se quedo dentro del elevador
-¿Qué estas esperando?- este cachorrito era tímido al parecer
Isabela suspiro y entro al lugar era tan grande, elegante y lujoso y ella estaba mojada
-ahí está el baño, te aconsejo que tomes una ducha o vas resfriarte -
Ella dejo el saco y casi corrió a encerrarse en el baño, al no encontrar que ponerse se enredo una toalla y se puso la bata de baño encima, se seco un poco el cabello, después de mucho tiempo salió y se encontró con este hombre medio desnudo se había quitado la camisa y traía una toalla alrededor del cuello.
-estaba a nada de tirar la puerta, para ver si seguías con vida – lo dijo sin mostrar ninguna emoción en su cara, así que ella no supo si lo decía en broma o hablaba enserio, después paso por su lado y se metió al baño.
Isabela se sentó en la cama a pensar que hacer ahora, estaba casi desnuda en una habitación de hotel con un hombre que no estaba segura del todo si conocía, sabía que lo había visto pero su mente seguía algo nublada por el vino que tomo mas tempano, empezó a caminar por la habitación y encontró una botella de algo que parecía whisky, tomo el vaso y se sirvió un trago el cual se tomo de golpe, eso sería suficiente necesitaba valor para llamar a su madre, pero ¿que excusa le pondría? y si mejor llamaba a Marina para que viera en su auxilio y de paso le trajera algo de ropa, hablando de ropa, había dejado su ropa interior en el piso, que vergüenza, pero no era tiempo para pensar en eso necesitaba llamar a Marina, para que viniera por ella, pero ¿y si mejor le pedía su celular en lugar de usar el teléfono del hotel? Se acerco a la puerta para ver si aun se oía el agua correr para su sorpresa la puerta se abrió.
- ¿querías acompañarme en la ducha cariño?- le dijo él tranquilamente
De nuevo ella no supo si hablaba enserio o no- yo, yo – Isabela se había sonrojado al verlo casi desnudo el solo traía una toalla alrededor de la cintura, aparto la vista- yo solo quería pedirte tu celular – le estaba dando calor por que se había tomado ese whisky en primer lugar pensó.
-¿quieres mi numero de celular?- respondió el tranquilamente – que atrevida – y dio un paso hacia ella
- claro que no, entendiste mal – dio un paso hacia atrás
- ¿segura?, veo que sonrojaste – le dijo él estirando la mano para tocarle la cara, al mismo tiempo ella dio un paso hacia atrás y se tropezó con la alfombra, antes de que llegara al piso él la tomo por la cintura y la jalo hacia él, ella lanzo un grito sorprendida, pues el tenia una de sus manos en la cintura de ella, con la otra la tomo del mentón e hizo que lo mirara
- si me sigues mirando con tus ojos de cachorro triste te juro que no respondo por lo que pueda hacer contigo -
- eso sonó como una amenaza- susurro ella
- yo no amenazo en vano cariño yo digo algo y lo cumplo -
- no soy tu cariño – respondió ella molesta –deja de llamarme así - el whisky estaba haciendo su efecto así que le dio valor para responder
- bueno eso puedo solucionarlo ahora – el corto la poca distancia que había entre ellos y la beso, una parte Isabela quería apartarse, pero al mismo tiempo pensó, si ya no tenía novio, qué más da si pasaba la noche con un extraño, solo hazlo pensó, no es como que lo vayas a volver a ver. Así que cuando él le abrió la bata ella no puso objeción, tampoco cuando él la tomo en sus brazos y la llevo hasta la cama, no tuvo tiempo de cambiar de opinión, o tal vez no quiso hacerlo.
Alexander no tenía idea de cómo un día, como el que había tenido hoy pudiera terminar tan bien, le habría encantado hacerlo con ella toda la noche pero después de hacerlo una vez ella se había quedado dormida, como él estaba acostumbrado a dormir poco tomo su teléfono y se puso a hacer unas cuantas llamadas, tenía un par de cosas que resolver antes de que su cachorrito despertara, ahora que la había hecho suya no pensaba dejarla ir.