En un pintoresco pueblo, Victoria Torres, una joven de dieciséis años, se enfrenta a los retos de la vida con sueños e ilusiones. Su mundo cambia drásticamente cuando se enamora de Martín Sierra, el chico más popular de la escuela. Sin embargo, su relación, marcada por el secreto y la rebeldía, culmina en un giro inesperado: un embarazo no planeado. La desilusión y el rechazo de Martín, junto con la furia de su estricto padre, empujan a Victoria a un viaje lleno de sacrificios y desafíos. A pesar de su juventud, toma la valiente decisión de criar a sus tres hijos, luchando por un futuro mejor. Esta es la historia de una madre que, a través del dolor y la adversidad, descubre su fortaleza interior y el verdadero significado del amor y la familia.
Mientras Victoria lucha por sacar adelante a sus trillizos, en la capital un hombre sufre un divorcio por no poder tener hijos. es estéril.
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Capítulo 1.
Año 2010.
Victoria Torres era una joven soñadora de dieciséis años, con un futuro brillante por delante. En su pequeño pueblo, todo parecía perfecto hasta que conoció a Martín Sierra, el chico más atractivo y popular de la escuela. Su mirada intensa y su sonrisa deslumbrante la hicieron sentir mariposas en el estómago, y rápidamente se dieron cuenta de que había una conexión especial entre ellos. Él era deseado por muchas, pero la escogió a ella.
Al principio, su relación comenzó como un juego de miradas y sonrisas furtivas. Martín, con su encanto y dulces palabras, la envolvió en un torbellino emocional. Le susurraba al oído que ella era única, que la deseaba con una pasión que la hacía sentir especial.
_¿me amas Victoria? _le preguntó esa tarde después de tomar un helado.
_Claro que te amo, Martín. Eres el amor de mi vida _respondió ella muy dulce.
_Yo también te amo Victoria, quiero que me des tu prueba de amor.
_pero....
_Nos amamos, Victoria, en un futuro nos vamos a casar. ¿Para qué esperar tanto? Tú siempre serás mía y yo tuyo.
Victoria, atrapada en su mundo de amor adolescente, se dejó llevar por la emoción y, tras algunas semanas de romance, decidió entregarle su virginidad, a pesar de las advertencias de su madre y las reglas de su padre. Victoria estaba muy convencida de que Martín era el amor de su vida. Soñaba terminar la escuela con él, luego ir a la universidad juntos para más tarde casarse y formar un hermoso hogar.
Sin embargo, un mes después, comenzó a sentir que algo no estaba bien. Las náuseas matutinas la sorprendían en los momentos más inesperados, su periodo que siempre había Sido puntual, no había llegado y la ansiedad la invadía con cada día que pasaba. Temía la reacción de sus padres, así que decidió comprar una prueba de embarazo en secreto. La guardó cuidadosamente en su bolso, y cuando llegó al baño de la escuela, su corazón latía con fuerza.
Con manos temblorosas, se realizó la prueba, esperando que todo fuera un malentendido. Los minutos parecían eternos, pero cuando vio las dos rayas rosadas en el test, supo que su vida había cambiado para siempre. Con lágrimas en los ojos, escondió la prueba en su bolso y se preparó para la última clase del día, sintiendo que el peso del mundo caía sobre sus hombros. Su mente estaba hecha un caos, debía contarle todo a Martín para que juntos enfrentaran a sus padres.
Al finalizar la jornada, se reunió con Martín en su lugar habitual, un rincón apartado del parque donde solían compartir risas y sueños.
_Martin, debo contarte algo muy importante _le dijo a su novio con el corazón acelerado.
_Sí, yo también quiero hagamos muchas cosas hoy _dijo él, guiñando un ojo_. háblale a tu madre, dile que irás a hacer una tarea con tus compañeras.
_Esta bien_ respondió Victoria con los nervios a flor de piel.
Victoria llamó a su madre y le dijo que iba a hacer tarea con unas compañeras, y tras unas advertencias de su madre, obtuvo el permiso necesario para ir a casa de Martín.
Al llegar a la casa de Martín, se sintió un poco más tranquila. Los padres de él nunca estaban, así que se sentía segura, pero también muy nerviosa. A medida que la tensión crecía, Martín, con un gesto seductor, intentó llevarla a su habitación. Sin embargo, Victoria lo detuvo.
—Espera, tengo que decirte algo muy importante —insistió, sintiéndose atrapada entre su amor y su miedo.
Él se cruzó de brazos, mostrando una mezcla de impaciencia y curiosidad.
—Está bien, habla —dijo, su tono ya no tan amable.
Victoria, temblorosa, buscó en su bolso la prueba de embarazo. La sacó y, con el corazón agitado, le dijo:
—Martín, estoy embarazada. Vamos a ser padres _pero Martín se rió, pensando que era una broma, pero pronto descubrió que no era así.
El silencio que siguió fue ensordecedor. La reacción de Martín fue instantánea y devastadora.
_Yo siempre la echo afuera.
_Lo sé, pero no sé cómo pasó y ahora estoy esperando un bebé tuyo _ se defendió Victoria. Ella quería que él la abrazara y le dijera que todo iba estar bien, pero sucedió todo lo contrario.
—No cuentes conmigo —respondió Martín, con su voz fría y dura—. Soy muy joven para ser papá. ¡Aborta o busca a otro para que le metas ese gol! No me molestes con esto.
_Martín, por favor _suplicó _Mis padres se van a enojar mucho conmigo. Ayúdame. Tú me dijiste que me amabas.
Martín sonrío con suficiencia.
_ Eso le digo a todas las tontas como tú para que me abran las piernas. Ahora largo de mi casa.
El corazón de Victoria se rompió en mil pedazos. Con lágrimas corriendo por sus mejillas, recogió su bolso y salió de la casa de Martín, sintiendo que el dolor la consumía. La traición y el rechazo la seguían mientras abandonaba aquel lugar, preguntándose cómo había llegado a este punto y qué haría con su vida ahora.
CRÉDITOS DE PORTADA A MI HERMOSA AMIGA Y COLEGA MAR.