Luego de casarse y sufrir una serie de maltratos. Perla vuelve al día en que cometió uno de los peores errores de su vida. Ahora está lista para vengarse, no se permitirá que la traten como trapo sucio de nuevo.
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Eres cómodo
... Unas horas después, el va a la habitación de Perla, ella anda de un lado al otro sin poder dormir.
— ¿Necesitas compañía?
— Escucha. No sé que me pasa contigo, sólo se que te necesito para tener un buen sueño. ¿Puedes dormir conmigo y por la mañana fingir que no pasa nada?
— ¿Qué me darás a cambio?
— ¿Qué quieres?
— Saber tus razones para odiar a Damián.
— No me las vas a creer.
— Pruebame.
— Vas a pesar que estoy loca. — Ella se acuesta a dormir. — Si quieres que me vea bonita mañana duerme aquí, si no te importa vete y cierra la puerta. — Mauricio se mete a la cama. Perla sonríe y lo abraza.
— Oye, no te permití abrazarme.
— No me importa. Eres cómodo. — Mauricio se ríe.
... Al día siguiente, Perla y Mauricio se van a la entrevista, Jorge hace un escándalo al verlos, el ordena que les cambien la ropa de inmediato, visten a Perla con un hermoso vestido Azul rey, y a Mauricio con un traje del mismo color, además de que arreglan su cabello.
— Te ves muy linda. — Ella sonríe ante él cumplido. No está muy acostumbrada a recibirlos.
— También te ves lindo. Ahora sí te ves de tu edad. — Ellos se toman las manos inconscientemente.
— Chicos tienen toda la vida para sus cursilerías. Vengan aquí. — Jorge los empuja a los asientos de invitados.
— Salimos al aire en tres, dos, uno.
— Muy buenos días a todo el público querido, estamos aquí reunidos con mis amigos, Mauricio y Perla, recién casados. Se que todos tienen curiosidad por saber cómo se conocieron, como se enamoraron y por qué se casaron tan rápido. ¿Habrá bebé en camino? Todo eso y más aquí, en esta exclusiva. — Jorge dirige su mirada a los invitados. — ¿Y bien?
— ¿Estamos en vivo? — Pregunta Perla.
— No querida, pero debo fingir que si. Ahora dime. ¿Cómo se conocieron ustedes dos? — Ella observaba Mauricio, queriendo que el responda esa pregunta.
— Fue en una reunión de negocios, yo esperaba al señor Murphy, pero en su lugar llegó un ángel bellísimo que me dejó deslumbrado. — Perla se siente especial, aunque sea una mentira.
— Qué romántico. — Jorge lo felicita. — ¿Y tú qué pensaste al verlo?
— Pensé que era guapísimo, pero tenía miedo, por esos rumores que dejaron mal su reputación.
— Si esos rumores, por suerte para ambos eran sólo rumores.
— Así es. Mau me invitó a salir ese mismo día, yo acepte un poco nerviosa, a la semana nos dimos nuestro primer beso, y al poco tiempo me demostró que de gay no tiene un pelo.
— Picarona.
— No pudimos contener nuestra pasión, yo lo quería en mi cama todos los días, aunque no me deja dormir mucho. — A Mauricio se le escapa una risa burlona. Ella duerme como oso y se atreve a decir algo así.
— Tan lindos. — Jorge muestra felicidad por la pareja. — ¿Y habrá bebé?
— Estamos intentando. Ojalá lleguen buenas noticias pronto. — Dice Perla.
— Qué bonita relación, no se ustedes pero yo quiero ver un beso. — Todos alrededor piden lo mismo.
— Beso, beso, beso. — Perla observa a Mauricio con nerviosismo. Esté se acerca a ella y le da un pequeño beso.
— ¿Qué es eso? — Se queja Jorge. — Un beso bueno, producción pongan el ejemplo. — En la pantalla pasa un super beso de telenovela.
— ¿Puedo? — Le susurra Mauricio, ella asiente. Pronto sus labios son invadidos con un beso largo y apasionado. Qué no se detiene hasta que ambos se quedan sin aire. Todos le aplauden a la pareja.
... Jorge hace unas preguntas más y dan por terminada la entrevista. En el auto ella se ata el cabello y cubre su cuerpo con un saco, no le gusta ese vestido tan escotado.
— Pobre de ti. Casi no duermes por mi culpa. — Se burla su esposo.
— Tenía que decir eso.
— Te ves muy bonita con el cabello sobre tus hombros, deberías dejarlo así.
— ¿Sabes distinguir la belleza de una mujer? — Mauricio hace un gesto de disgusto, no se dió cuenta en ese beso que no es gay.
— Claro que puedo. — Ella ladea los ojos. — Eres pésima besando. — Perla se siente ofendida.
— No te gusto por qué no estás acostumbrado a labios tan delicados.
— Los labios no tienen nada que ver. Tú eres la que no sabe besar.
— ¿Quieres enseñarme? — Se burla.
— Debería.
— En tus sueños.
— Ya se que te voy a pedir a cambio de dormir contigo.
— ¿Qué?
— Tenemos que practicar los besos cada noche.
— ¿Y si te enamoras de mi?
— No sueñes tan grande.
— Tienes razón. Es imposible que un gay cambie sus gustos. — Mauricio endurece el gesto. — Está bien, pero solo un beso por noche.
— No podría darte más de eso. — Perla lo observa con disgusto.
