Thailor Brown es un joven omega que trabaja en la empresa del prestigioso CEO, Dimitrei Uvarov. Él es un alfa imponente que llevó a la cima a su empresa desde muy joven, pero su padre, al estar enfermo, exige que este contraiga matrimonio pronto.
Al conocer a Thailor, Dimitrei decide usarlo a él para que finja ser su pareja y si el joven no acepta amenaza con arruinar su carrera dentro de la empresa, así que Thailor no tiene más opción que aceptar el trato.
¿Podrá esta relación ir más allá de un contrato?
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19
El doctor revisaba la pierna de Thailor con atención, su expresión era serena pero profesional.
—Su condición es estable, pero debe descansar mucho y evitar caminar hasta que la inflamación disminuya —indicó con su tono habitual, calmado, mientras guardaba sus instrumentos médicos en el maletín.
Dimitrei, que había observado la revisión en silencio, asintió. —Gracias, doctor —respondió con firmeza, despidiendo al médico con una leve inclinación de cabeza.
La puerta se cerró suavemente tras la salida del doctor, dejando a Dimitrei y Thailor solos en la habitación. La atmósfera, tranquila pero cargada de una tensión subyacente, era casi palpable. Thailor estaba recostado en la cama, con la espalda apoyada contra los almohadones, intentando encontrar una postura cómoda que no aumentara el dolor de su pierna.
Su rostro pálido delataba el cansancio acumulado y el dolor que trataba de disimular. A pesar de todo, sus ojos, aunque algo opacos por el sufrimiento, mantenían esa chispa de determinación que siempre lo había definido. No quería verse débil frente a Dimitrei, ni ante nadie.
Dimitrei se acercó a él, asegurándose de que estuviera cómodo. Ajustó las sábanas alrededor de Thailor, con una delicadeza sorprendente para alguien de su carácter normalmente implacable. Sus manos grandes y firmes parecían moverse con una ternura que contrastaba con su naturaleza dominante.
Thailor, por su parte, sentía una extraña incomodidad con tanta atención. Nunca en su vida había experimentado el cuidado genuino de alguien más, y ahora, Dimitrei lo miraba con una preocupación auténtica que lo hacía sentir vulnerable.
Sin embargo, esa misma vulnerabilidad lo desconcertaba. Para Thailor, esta relación no era más que un acuerdo, un contrato temporal entre dos hombres que no compartían más que la necesidad de cumplir con obligaciones externas. No había espacio para el afecto real en ese trato. O al menos, eso se repetía a sí mismo.
—¿Cómo te sientes ahora? —preguntó Dimitrei suavemente mientras se sentaba al borde de la cama, sus ojos azules escrutando cada gesto de Thailor, buscando signos de mejoría.
Thailor esbozó una sonrisa débil. —Un poco mejor —mintió, ocultando el verdadero malestar que aún lo atormentaba. El simple hecho de tener a Dimitrei tan cerca le ofrecía una falsa sensación de alivio, pero sabía que su cuerpo no estaba en condiciones de mejorar tan rápido.
Por un momento, se permitió fantasear. 'Si realmente fueras mi pareja... esto no sería tan difícil,' pensó, observando a Dimitrei con una mezcla de tristeza y esperanza.
Dimitrei, sin notar los pensamientos de Thailor, tomó su mano con suavidad, un gesto inesperado para alguien tan reservado. Sus miradas se encontraron, y en ese silencio compartido, Dimitrei intentaba transmitirle ánimos sin necesidad de palabras. Sus ojos expresaban una firmeza reconfortante, como si estuviera dispuesto a cargar con el peso de cualquier problema que Thailor enfrentara.
—Dimi, no tienes que estar aquí todo el tiempo. No quiero ser una carga para ti. Sé que tienes muchas responsabilidades en la empresa —murmuró Thailor, tratando de no sonar demasiado ansioso por su partida. Su incomodidad ante tanta atención lo hacía sentir extraño, pero, al mismo tiempo, una parte de él deseaba que Dimitrei se quedara.
Por dentro, la contradicción lo consumía. 'Quédate,' pensaba, aunque sus palabras indicaban lo contrario.
Dimitrei lo miró con intensidad, negando lentamente con la cabeza. —Voy a trabajar desde aquí. No iré a la oficina. Todo el equipo vendrá esta tarde a la mansión hasta que te recuperes.
Las palabras de Dimitrei hicieron que el corazón de Thailor diera un vuelco. La calidez y preocupación en su voz eran abrumadoras, y Thailor no sabía cómo procesarlo. Había pasado toda su vida creyendo que debía enfrentarlo todo solo, que no había espacio para depender de los demás. Y ahora, Dimitrei rompía todas esas barreras que él mismo había construido.
'Si esta relación no fuera un simple contrato...' pensó, con la amarga certeza de que, eventualmente, todo terminaría. Dimitrei solo estaba cumpliendo con su parte del trato, nada más.
Thailor sintió que las lágrimas se acumulaban en sus ojos, pero se obligó a contenerlas. No quería mostrarse tan frágil delante de él. Apretó los labios, asintiendo en silencio, temiendo que su voz pudiera traicionarlo si intentaba hablar.
Dimitrei se levantó de la cama con suavidad. —Voy a comprarte una silla de ruedas. No quiero que te aburras aquí encerrado todo el día —dijo, con una media sonrisa, mientras acariciaba la cabeza de Thailor con ternura antes de alejarse.
Thailor solo asintió nuevamente, luchando por mantener la compostura. 'Vete pronto, Dimi,' pensó con desesperación. 'No podré detener mis lágrimas si sigues aquí.'
—Saldré un momento. Si necesitas algo, llama a los sirvientes. No cerraré la puerta —anunció Dimitrei, dándole una última mirada antes de salir de la habitación.
Apenas Dimitrei cerró la puerta tras él, Thailor parpadeó, dejando que las lágrimas que había estado conteniendo cayeran silenciosamente por sus mejillas. El nudo en su garganta se deshizo y cubrió su rostro con ambas manos, llorando en silencio, dejando que toda la tristeza contenida fluyera.
Finalmente, exhausto por sus propios pensamientos y emociones, se acurrucó bajo las mantas, sintiendo el peso de la inevitable separación que se avecinaba. Sabía que, cuando todo esto terminara, Dimitrei lo dejaría atrás, y la soledad que tanto temía volvería a ocupar su lugar en su vida.
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