Alex, un joven con una apariencia ruda pero un corazón amable, sacrifica su vida para salvar a unos gatitos abandonados. Como recompensa, reencarna en un mundo mágico en el cuerpo de una ardilla hembra de color blanco. En este nuevo mundo, Alex, ahora conocida como Lucía, descubre habilidades mágicas y forma alianzas con otros animales del bosque. Juntos, enfrentan amenazas tanto de depredadores como de humanos que quieren destruir su hogar. Con la ayuda del sistema Gran Oyama, Lucía lidera a sus amigos en una batalla épica para proteger el bosque y encuentra un nuevo propósito en su vida como ardilla mágica.
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capítulo 18
Capítulo 18: El Despertar de Nieve
Después de haber creado a sus nuevos sirvientes, todos la miraban asombrados, preguntándose qué había sucedido. El chico dragón, con preocupación en su voz, preguntó: “¿Estás bien, Nieve?”
Nieve, al abrir bien sus ojos, sintió como si todo fuera más claro y más bonito. Ahora podía ver la magia del mundo con una nitidez impresionante. Al intentar levantarse, descubrió que podía volar, lo que la dejó completamente asombrada.
El cascarón del huevo donde había estado comenzó a brillar intensamente y se convirtió en escamas de colores que empezaron a incrustarse en su cuerpo, otorgándole una apariencia aún más majestuosa y poderosa. Su piel brillaba tanto que parecía hecha de cristales de nieve.
Al ver esto, todos se asombraron aún más. Sus cinco sirvientes se colocaron alrededor de ella para protegerla, formando un círculo defensivo. En ese momento, Luna, al escuchar tantos ruidos, salió de la mansión descalza y gritó el nombre de la protagonista: “¡Nieve!”
Al escuchar la vocecita de Luna, Nieve comenzó a brillar aún más intensamente. Su cuerpo se transformó, volviéndose increíblemente bello, y su comportamiento cambió a uno muy infantil. Ahora, Nieve parecía una niña pequeña con orejas de ardilla blancas, dos cuernitos blancos y una cola de ardilla blanca.
Luna corrió hacia Nieve con lágrimas en los ojos, abrazándola con fuerza. “¡Nieve, estás bien!” exclamó, su voz llena de alivio y alegría. Nieve, con su nueva apariencia y comportamiento infantil, respondió con una sonrisa radiante y una risa contagiosa. “¡Luna, mira! ¡Puedo volar!” dijo mientras flotaba ligeramente en el aire, sus escamas brillando como un arcoíris.
Los sirvientes de Nieve, al ver su nueva forma, se relajaron un poco, aunque permanecieron atentos a cualquier posible amenaza. Mey, la sirvienta dragón, se acercó tímidamente y dijo: “Señorita Nieve, se ve… hermosa.” Nieve, con su inocencia infantil, respondió: “¡Gracias, Mey! ¡Tú también eres muy bonita!”
El chico dragón, aún sorprendido por la transformación de Nieve, se acercó y le preguntó: “¿Cómo te sientes, Nieve?” Ella lo miró con sus ojos llenos de colores y respondió: “¡Me siento genial! ¡Todo es tan bonito y mágico ahora!”
Mientras tanto, el cascarón del huevo continuaba brillando y transformándose en escamas que se adherían al cuerpo de Nieve, dándole una apariencia aún más deslumbrante. Las escamas no solo eran hermosas, sino que también parecían otorgarle una protección adicional, como una armadura mágica.
Nieve, con su nueva forma y habilidades, decidió explorar sus alrededores. Voló alrededor del jardín de la mansión, riendo y jugando con las flores y los animales. Los pájaros cantaban a su alrededor, y las mariposas se posaban en sus manos, atraídas por su brillo y energía positiva.
Luna la siguió de cerca, riendo y disfrutando de la alegría de Nieve. “¡Nieve, eres como un hada!” exclamó Luna, maravillada por la transformación de su amiga. Nieve, con una sonrisa traviesa, respondió: “¡Y tú eres mi amiga mágica, Luna!”
Mientras jugaban, Nieve descubrió que podía usar su nueva habilidad de “Concentración Infinita” para crear pequeñas maravillas mágicas. Con un simple gesto, hizo aparecer una lluvia de pétalos de flores que caían suavemente alrededor de ellas, creando un ambiente de ensueño.
Los sirvientes de Nieve observaban con asombro y admiración. Usaru, con su personalidad tsundere, trató de ocultar su emoción, pero no pudo evitar sonreír al ver la felicidad de Nieve. “No es que me importe o algo así, pero… te ves bien, Nieve,” dijo, tratando de sonar indiferente.
Lua, la demonio sirena, se unió a la diversión, creando burbujas mágicas que flotaban en el aire y estallaban en pequeños destellos de luz. “¡Mira, Nieve! ¡Burbujas mágicas!” exclamó con entusiasmo. Nieve, encantada, aplaudió y dijo: “¡Son hermosas, Lua!”
Jarvi, el semi Leviatán, se mantuvo cerca, siempre protector. Aunque era terco y serio, no pudo evitar sentirse conmovido por la alegría y la inocencia de Nieve. “Si necesitas algo, estaré aquí,” dijo con firmeza, asegurándose de que Nieve supiera que podía contar con él.
La tarde pasó rápidamente, llena de risas y momentos mágicos. Nieve, con su nueva apariencia y habilidades, se sentía más conectada con el mundo que nunca. Podía sentir la magia fluyendo a su alrededor, y cada pequeño detalle parecía lleno de vida y color.
Al caer la noche, Nieve y sus amigos se reunieron alrededor de una fogata en el jardín. Las llamas danzaban y creaban sombras juguetonas en sus rostros. Nieve, con su comportamiento infantil, se acurrucó junto a Luna, disfrutando del calor y la compañía de sus seres queridos.
“Hoy ha sido el mejor día de mi vida,” dijo Nieve con una sonrisa soñadora. “Gracias a todos por estar aquí conmigo.”
Luna, abrazándola con cariño, respondió: “Siempre estaremos contigo, Nieve. Eres nuestra amiga y te queremos mucho.”
Los sirvientes asintieron, mostrando su lealtad y afecto hacia Nieve. Mey, con su timidez habitual, dijo: “Siempre te protegeremos, señorita Nieve.”
Usaru, tratando de mantener su actitud tsundere, agregó: “Sí, sí, no te pongas sentimental. Pero… sí, estamos aquí para ti.”
Lua y Jarvi también expresaron su apoyo, asegurándole a Nieve que siempre estarían a su lado, sin importar los desafíos que enfrentaran.
Con el corazón lleno de amor y gratitud, Nieve cerró los ojos y se dejó llevar por el suave murmullo de la noche. Sabía que, con sus nuevos poderes y la compañía de sus amigos, estaba lista para cualquier cosa que el destino le deparara.