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Una Luna Para El Alfa

Una Luna Para El Alfa

Status: Terminada
Genre:Completas / Amor-odio
Popularitas:177k
Nilai: 4.7
nombre de autor: Amilkar

Lyra Blackwood es ultrajada por el hombre que creía amar que además es su mate, Pero este que no quiere nada con aquella niñita, la rechaza, Pero no contento con eso también la humilla y maltrata, por lo que lyra vuelve a casa y piensa en vengarse de todos.

NovelToon tiene autorización de Amilkar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Caelan

El lobo negro avanzaba con fuerza y rapidez entre las calles empedradas de Virdana. Su figura enorme y su andar decidido infundían respeto y un leve temor en quienes lo observaban, y al llegar a los portones de la imponente mansión del rey alfa, se transformó en un hombre de musculatura sólida y bien definida, de piel blanca y ojos que destellaban con una intensidad fría. Caelan entró en su habitación sin prisa, el desnudo de su cuerpo apenas cubierto por las sombras que caían desde las cortinas pesadas y oscuras.

Dentro, su tía, Morgana, lo esperaba. Vestía un traje oscuro de terciopelo, ajustado y de corte elegante, que le daba un aire enigmático y severo. Sus cabellos oscuros caían en una trenza impecable que parecía reforzar su expresión de autoridad y compostura. Sin hacer caso a la desnudez de Caelan, le informó:

—Tal como lo pediste, el alfa Magnus ya está en camino —dijo mientras revisaba su tableta, los ojos centrados en la pantalla.

—Por la diosa, Morgana, al menos toca antes de entrar —respondió él, con tono burlón.

Ella levantó la mirada, ligeramente exasperada.

—Caelan, no hay nada que no haya visto antes. No te emociones —replicó con secuencia, volviendo la atención a su tableta.

Caelan soltó una breve risa y caminó hacia la ventana mientras hablaba.

—Informa a Ewan que recibe a Magnus. Necesito salir a... cazar.

Morgana levantó una ceja y, sin disimular el tono de reproche, añadió:

—Por favor, que la cacería sea de cazadores humanos y no de lobas solteras, al menos me dejaría tranquila.

El rey alfa la miró con fingida inocencia.

—Querida Morgana, lo que cazare será lo que me sea más útil.

Ella rodó los ojos.

—No entiendo a estos machos, siempre desvergonzados y, por supuesto, incapaces de esperar a su pareja. ¿Tanto les cuesta mantener la decencia? —murmuró, exasperada.

Caelan le sonrió, con una ternura poco habitual, y le respondió con un tono más serio:

—Tía, sabes bien que no he estado con ninguna loba. Estoy esperando a mi luna.

Morgana lo miró, dudosa.

—El pueblo habla, Caelan, y tú nunca has hecho nada por desmentir esos rumores.

El rey alfa se encogió de hombros.

—Rumores insignificantes, Morgana. No pienso perder el tiempo desmintiendo todo lo que se dice de mí.

Él la miró antes de cubrirse con una bata ligera y dirigirse a la puerta. Morgana suspendió y continuó:

—La verdad es que rumores esos a veces me dan risa, pero odio que te comparen con ese desvergonzado de Lucian. Ese chico no tiene el liderazgo ni la dignidad de un verdadero alfa, y aún menos la capacidad de mantener a su manada. Es un deshonor tener una facción como la de él en nuestro reino.

Caelan colocó una mano firme en el hombro de su tía, con expresión seria.

—Su tiempo se acaba. Tranquila. Llegará el momento de encargarnos de Lucian y de su manada.

Morgana le dio una última mirada de advertencia.

—Espero que ese día llegue pronto. Ahora, ve y haz lo que tengas que hacer, avisaré a Ewan para que reciba a Magnus en tu lugar.

Cuando Morgana se retiró, Caelan dejó caer la bata y tomó una manzana del frutero, comiéndola con calma antes de transformarse nuevamente en el imponente lobo negro que desapareció entre la penumbra de los árboles.

Horas después, en los afueras de la mansión del rey alfa, Magnus y su hija, Lyra, aparcaron frente a la entrada principal. La construcción era impresionante, de una arquitectura robusta y oscura, como tallada de las mismas sombras que la envolvían. Las enormes puertas de madera negra y las imponentes torres de piedra parecían vigilar a los visitantes.

Esperándolos se encontraba Ewan, el beta de la manada, de apariencia intimidante. Sus cabellos castaños caían desordenados sobre sus hombros y sus ojos fríos y calculadores reflejaban una astucia propia de un líder nato. Junto a él estaba Morgana, quien observaba a los visitantes con una sonrisa reservada y una expresión inquisitiva.

—Alfa Magnus, bienvenido —dijo Ewan, inclinando ligeramente la cabeza.

Magnus respondió con un asentimiento, mientras Morgana le dirigía una sonrisa a Lyra.

—Y esta joven encantadora, ¿quién es?

Lyra respondió con amabilidad:

—Mi nombre es Lyra Blackwood, encantada.

Magnus se mostró orgulloso y añadió:

—Mi hija ha decidido acompañarme en esta ocasión —explicó. Luego, presentando a la joven, añadió—. Esta es Nessa Stormclaw, amiga de Lyra y recién llegada a nuestra manada.

Morgana señaló y le indicó a una joven sirvienta:

—Elira, lleva a nuestras invitadas a sus habitaciones.

Mientras Ewan y Morgana guiaban a Magnus al despacho de Caelan, Lyra y Nessa siguieron a Elira por los fríos y oscuros pasillos de la mansión. Las paredes estaban cubiertas de tapices antiguos y candelabros de hierro forjado. El ambiente era solemne, casi lúgubre, con un silencio que resonaba en cada paso que daban.

Nessa susurró a Lyra mientras miraba alrededor, fascinada ya la vez inquieta.

—Este lugar da miedo, parece una mansión sacada de una historia de terror —comentó, con una risa nerviosa.

Lyra ascendió, compartiendo su sentimiento. La mansión, imponente y sin un toque de luz natural, podría cambiar completamente con un ambiente menos sombrío. Los ventanas estaban cubiertos por pesadas cortinas negras, y cada esquina parecía envolver a los visitantes en sombras profundas.

La habitación a la que finalmente llegaron era grande y majestuosa, aunque fría y sin un toque femenino. Lyra pensó en lo diferente que se vería si permitieran que la luz del sol inundara las estancias.

Elira dejó a las jóvenes, quienes exploraban la habitación mientras intentaban hacer que el lugar se sintiera un poco más acogedor.

NOTA: A algunos les gusta las imágenes, así que, aquí están dos de los personajes. Despues les mostrare a mas de los personajes.

(lyra blackwood)

(caelan)

1
Liliana Barros
Estaba más que clara la actitud de Dorian. Y a pesar de lo que Liona cree, es admirable. La puso por encima de sus sentimientos, porque ella podrá encontrar a su mate .
yudith del carmen betancourrt abanes
Excelente
Sandra Garnica
Excelente historia, que lindo que al final cada quien tuvo su merecido y los demás pudieron vivir tranquilamente y rodeados de amor🥰🥰🥰, mil bendiciones y éxitos autor@ 😉😉😉
Blanca Montero Angulo
jajajajaja hay me encantas lobito.
Blanca Montero Angulo
maldito desgraciado perro 🐕 😡 😡
Blanca Montero Angulo
gracias escritora, bendiciones 😘 🙏
Pilo
Hermosa historia, te felicito escritora. Te deseo Salud. /Smile//Good//Ok//Pray/
Haidee Colmenarez
Excelente
Melisuga
Definitivamente, su don es la inmunidad a los dones.
Melisuga
¡Mirá, qué interesante! Su don es manipular las mentes y lo usa de manera indiscriminada, evidentemente.
Melisuga
¿Será parte de su don? ¿Ser mentalmente impenetrable?
Melisuga
¿Y si su don radica, precisamente, en ser la conciliadora y equilibrar los dones de los demás?
Melisuga
Ni siquiera calificaría a Lucian como 'lindo, pero bruto', porque los chicos así son educables y generalmente tienen un corazón noble. Lucian es el clásico 'lo que tiene de lindo, lo tiene de imbécil y arrogante'. Esos son incurables.
Melisuga
Insisto, es un lobito MUY inteligente.
Melisuga
¿No se supone que Lyra comience a oler como Caelan al estar marcada?
Melisuga
Es la segunda novela en la que veo que la marca no se realiza durante el clímax del acto sexual. En la otra que leí, lo hacían durante una hermosa ceremonia de unión. La espontaneidad de esta... ¡Me encantó!
Melisuga
¿A Caelan también lo rechazaron?
Melisuga
Lobito inteligente, che.
Melisuga
Deja que tengas hojas, Caelan, a ver si vas a ser tan controlado y respetuoso como se está mostrando Magnus contigo.
Melisuga
Ibas bien, Caelan, hasta que dijiste que amar no estaba en tus planes. Debiste medir qué frases usarías con el padre de tu Luna.
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