mi futuro marido se revolcaba con mi hermana. para evitar que ellos sean la vergüenza de la familia me tendieron una trampa drogandome y dejándome en la habitación con un desconocido.
5 años después la empresa de mis padres cae en bancarrota y me necesitan. pero vuelvo a mi casa con mi pequeña sorpresa.
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17
Tía, ¿podemos hablar?- dijo mientras terminaba de lavar los platos de la cena.
Claro que si preciosa, es lo que estuve esperando todo el día, prepararé te y nos sentaremos en el living- le dijo mientras ponía la pava en el fuego.
Se sentaron en los sillones del living y Giselle le entregó la carpeta a su tía, tenía que ver su reacción a lo que leía.
¿qué es esto? ¿Acaso es una broma?- le pregunto sumamente sorprendida.
Esperaba que me dieras las respuestas- le dijo bebiendo su te.
No sabría que respuestas darte hija, estoy tan sorprendida. No voy a mentirte, hace 30 años, perdí en un incendio a tu tío y a tu primita, fue donde me hice las quemaduras que tengo en mi cuerpo. Estuve internada un tiempo y después fui a un psiquiátrico porque tuve intentos de suicidio, cuando salí tu padre ya estaba casado con Ingrasia tú tenías 2 años y pronto llegaría tu hermana. Yo en verdad nunca supe nada de esto hija y lo lamento, me imagino lo que debes estar sintiendo y ni siquiera puedo serte de ayuda- las lágrimas comenzaban a bajar por su rostro.
Tía por favor, no llores, no quise incomodar ni nada, solamente, quizás tú supieras algo- Giselle se tiró a sus brazos y juntas lloraron un buen rato, sin sospechar que en las escaleras había una pequeña sombra que acababa de escuchar todo lo que se había dicho.
¿Cómo conseguiste esto?- pregunto una vez que estaba calmada Maria.
Florencia fue hoy a la empresa y me lo entregó, me anunció que se va a Escocia, que rehará su vida lejos, a pesar de que su padre se muere en terapia intensiva. Supongo que no desea enfrentarse a él cuando salga, si es que lo hace- le confiesa sin ninguna emoción visible.
Y antes de irse debía hacer algo como esto, es tan propio de ella querer hundir a las personas- decía soltando veneno.
Claro que no tía, supongo que lo que quiso hacer, fue darme los derechos que por herencia me corresponden en caso de que Guillermo muera y su madre intente algo- dijo volviendo a sentarse en su lugar.
Puede ser, pero igual desconfío de todo esto- le dijo cerrando los ojos para pensar tranquilamente.
Mañana iré al hospital a hablar con esa mujer, por ahora no podemos hacer nada ya es muy tarde- le dijo poniéndose de pie y extendiéndole su mano para ayudarla a levantarse.
La pequeña sombra que había en las escaleras se esfumó en cuanto sintió los pasos que iban del living a la cocina, seguramente después de que lavara lo que habían usado ambas mujeres subirían y no le convenía que supieran que estaba despierto, ahora entendía por qué su mamá había llorado, otra vez la familia Blass, esa maldita familia, la había lastimado.
El día siguiente no fue muy distinto a los anteriores, luego de la charla con su tía, Giselle estaba mucho más tranquila. Había tenido varias reuniones importantes, entre ellas con un conocido abogado que se haría cargo de validar el testamento para cambiar todos los papeles importantes de la compañía a nombre de su legítima dueña.
Salió como siempre a buscar a su angelito al jardín y cuando ambos llegaron a su casa se sorprendieron de ver un auto de alta gama parado en la puerta con un chófer fuera esperando a que volviera su jefe.
Ya llegamos tía- dijo Ignacio emocionado, pues el sí sabía a quién pertenecía ese lujoso auto - Elías- corrió a saludar mientras su madre se quedaba sorprendida por el trato que el pequeño le daba a alguien que era simplemente un extraño.
Señor Wood ¿a qué debemos el honor de su visita?- dijo Giselle.
Pues ayer quedamos en que merendaríamos juntos hoy y se me ocurrió pasarlos a buscar para ir a un lugar que es hermoso- dijo mirando con una sonrisa en su rostro a la mujer.
¿Le gustaría mejor merendar aquí? Estoy un poco cansada- dijo apenándose Giselle, la verdad es que quería llegar a la casa para vestirse de forma más cómoda.
No hay ningún problema, nos quedaremos aquí- dijo poniéndose de pie.
Dígale a su chófer que entre, no me gustaría que se quedara tanto tiempo esperando afuera- le dijo mientras subía a cambiarse.
Elías salió para decirle al chófer que le daba dos opciones, o ingresar a la casa y merendar con ellos o irse y volver cuando lo requiera. Obviamente por la cara de pocos amigos que su jefe tenía, Max tomó la segunda opción como la mejor de ambas.
Cuando volvió a ingresar a la casa, Giselle y maría, preparaban unos panqueques. él se sentó en la mesa y miró embobado a la mujer que estaba preparando todo.
¿Le gusta mi mamá?- pregunto Ignacio que estaba sentado a su lado, pero él ni lo había notado.
Es una hermosa mujer- le dijo sorprendido de que lo vieran admirando a una dama.
sí, es hermosa y muy buena, sobre todo en la cocina y como mama- le dijo mientras se levantaba a ayudar a poner las tazas de té y su leche chocolatada en la mesa.
Cuando terminaron de merendar, Maria e Ignacio fueron al living a mirar tele para dejar, sin que ellos se dieran cuenta, a los tortolitos solos. Giselle se dispuso a lavar todo lo que habían usado, mientras Elías la ayudaba a secar y acomodar las cosas.
Gracias por haber venido, se nota que a mi bebe, usted le cae muy bien- le dijo.
Es un placer, aparte tengo que admitir que me siento muy a gusto con ustedes- le dijo haciéndola sonrojar.
¿Puedo saber el motivo de su tristeza ayer?- le dijo sorprendiéndola.
Mmm, solamente son problemas familiares, nada que no se pueda resolver con un buen abogado- dijo sonriendo.
Si necesita los servicios de uno, conozco a la persona perfecta para eso- le ofreció una tarjeta, que ella agarró y al leer el nombre se sorprendió.
Justamente es el abogado que se encarga de lo mío- devolvió la tarjeta a su dueño.
Entonces de por seguro que ganará- le dijo dándole la confianza que necesitaba.
Señor Elías ¿por qué está aquí?- le pregunto dándose la vuelta para mirarlo a los ojos.
Es un tema muy delicado, preferiría que lo hablemos en privado- le dijo cambiando su forma de contestar y volviéndose más frío y serio de lo normal.
Bien, estamos solos ahora- dijo insistentemente.
Señorita Blass, me niego a creer que realmente no se ha dado cuenta- los ojos de Giselle demostraban que realmente no entendía nada de lo que él estaba diciendo - me refiero al parecido entre Ignacio y yo, ¿realmente no noto cuanto nos parecemos?- el corazón de la joven se paró por una milésima de segundo, ahora si notaba no solo el parecido entre ellos sino también en los gestos o en las formas de contestar, se puso una mano en el pecho y comenzó a hiperventilar ¿cómo había podido pasar por alto semejante hecho?.