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Nueve Meses Y Un Destino

Nueve Meses Y Un Destino

Status: Terminada
Genre:Romance / Vientre de alquiler / Padre soltero / Madre por contrato / Malentendidos / Completas
Popularitas:40
Nilai: 5
nombre de autor: Duda Silva

Mariana siempre fue una joven independiente, determinada y llena de sueños. Trabajaba en una cafetería durante el día y estudiaba arquitectura por las noches, y se las arreglaba sola en una rutina dura, viviendo con sus tíos desde que sus padres se mudaron al extranjero.
Sin embargo, su mundo se derrumba cuando decide revelar un secreto que había guardado por años: los constantes abusos que sufría por parte de su propio tío. Al intentar protegerse, es expulsada de la casa y, ese mismo día, pierde su trabajo al reaccionar ante un acoso.
Sola, hambrienta y desesperada por las calles de Río de Janeiro, se desmaya en los brazos de Gabriel Ferraz, un millonario reservado que, por un capricho del destino, estaba buscando una madre subrogada. Al ver en Mariana a la mujer perfecta para ese papel —y notar la desesperación en sus ojos—, le hace una propuesta audaz.
Sin hogar, sin trabajo y sin salida, Mariana acepta… sin imaginar que, al decir “sí”, estaba a punto de cambiar para siempre su propia vida —y la de él también.

NovelToon tiene autorización de Duda Silva para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 24

Capítulo 24 – Un Día en el Mar

El cielo estaba despejado, el sol brillaba alto y el mar reflejaba tonos de azul y verde como un espejo. La previsión prometía un sábado perfecto, y Gabriel decidió aprovecharlo.

Esa mañana, mandó un mensaje en el grupo de familia:

Gabriel:

Hoy es día de apagar el celular. Todos en el muelle a las 10h.

Yate listo, comida lista. Ropa ligera, protector solar y disposición.

Luísa mandó un gif animado festejando. Gustavo respondió con un “FINALMENTE”, y Davi, aun desconfiado, respondió con un simple “estoy dentro”. Marianna quedó en silencio por algunos minutos, y después respondió solo con un corazón rojo.

A las 9h45, todos estaban reunidos. Marianna usaba un traje de baño negro con escote en la espalda y una salida de playa blanca amarrada con delicadeza. Gabriel quedó sin palabras al verla llegar con Luísa.

Luísa

Marianna

— ¿Quieres matarme de celos? — murmuró al oído de ella mientras la ayudaba a subir al yate.

— Solo estoy vestida para el verano… — ella respondió con una sonrisa traviesa.

El yate de Gabriel era lujoso, pero discreto. Música ambiente tocaba en parlantes empotrados, bocadillos sofisticados eran servidos por un funcionario de confianza, y las bebidas estaban heladas.

Romeo prefirió no ir, diciendo que “el mar era bueno, pero el silencio de la terraza era mejor”. Aun así, mandó un recado cariñoso para Marianna por Luísa.

Así que el barco se alejó de la costa, la diversión comenzó.

Gustavo se tiró al agua primero, gritando como un chico.

— ¡Vamo, cobardes! ¡El agua está maravillosa! — él llamó.

Luego, Luísa saltó con Davi — y el clima entre ellos era visible. Sonrisas, toques sutiles, miradas demoradas. Gabriel observaba de lejos, ojos estrechos.

— Ellos están extraños — murmuró, apoyado en la baranda al lado de Marianna.

— Tal vez estén felices — ella respondió, bromeando.

— Tal vez estén escondiendo algo.

Marianna cambió de asunto con un beso leve en el hombro de él y lo tiró para el agua.

La mañana pasó entre buceos, risas, agua salada y caipiriñas. Marianna y Luísa bailaron en la cubierta con el viento golpeando en los cabellos, mientras los muchachos reían y bebían.

Al inicio de la tarde, el almuerzo fue servido. Camarones asados, ensaladas frescas, frutas y postres helados. Gabriel se aseguró de servir a Marianna primero, lo que no pasó desapercibido por Davi — y mucho menos por Gustavo, que cambió miradas cómplices con Luísa.

— Están de parejita mismo, ¿eh? — él bromeó, mirando a Gabriel y Marianna con una sonrisa provocadora.

Gabriel respondió apenas con un alzar de ceja. Después del almuerzo, todos se esparcieron.

Marianna se acostó en la tumbona, los ojos cerrados, absorbiendo el calor del sol, mientras Gabriel se alejó con una cerveza en la mano. Llamó a Gustavo y Davi.

— ¿Está todo bien ahí? — él preguntó de forma casual, sin mirar a los dos directamente.

— Certísimo — Gustavo respondió, agarrando otra cerveza.

Davi vaciló.

— ¿Ué, por qué no estaría? — devolvió, intentando parecer relajado.

Gabriel apenas asintió, pero su mirada cayó sobre Luísa, que sonreía para el mar, claramente encantada con todo — o con alguien.

Marianna apareció minutos después y se acurrucó al lado de él. Gabriel se calmó al sentir su olor, su presencia.

— ¿Estás con esa cara por qué? — ella susurró.

— Solo pensando. Pero ya pasó — él dijo, tirándola para un beso.

El resto de la tarde fue leve y cálida, con todos reunidos en el camarote externo, riendo, charlando. Davi y Luísa cambiaban miradas discretas, mientras Gabriel no sacaba los ojos de Marianna — principalmente cuando Lucas respondió a los stories de ella con un emoji de fuego.

Ella mostró el celular para Gabriel riendo, encontrando gracia. Él fingió que no le importaba, pero inmediatamente se aproximó a ella, la tiró para el regazo y susurró:

— ¿Voy a tener que marcar territorio de nuevo?

Marianna rió y lo besó ahí mismo, en frente de todos, sin importarle.

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