La Protegida De La Bratva

Darko nos dejó que nos instaláramos en dos de las varias habitaciones que había en la planta superior, al principio creí conveniente pedirle un mapa del lugar, estaba sumamente segura que aquí dentro me perdería, pero al parecer las intenciones de él eran otras, ya que en todo momento Esmeralda estaba con nosotras.

Al principio le pedí que dejara de decirme ama, me parecía atroz que tuviese que usar esa palabra, pero no logré convencerla de lo contrario, ni siquiera cuando estábamos solas, así que solamente la deje decirme como quisiera.

Los primeros días, estuvimos solamente en compañía de Esme, así comencé a decirle de cariño, era una joven de tan solo 20 años y muy atenta y amable con nosotras, es más me pidió que le enseñará señas para poder comunicarse con Selene sin necesidad de que yo estuviese presente. Mi tía seguramente debería estar ocupada con algo, porque más allá del día que nos instalamos en esta mansión, no había vuelto a verla. Me preocupaba muchísimo y más el hecho de que antes de irse me dijo que si ella mandaba mensaje yo le contestara, pero que si no lo hacía no le mandara para evitar que la descubrieran. Quería averiguar de ella, pero ni Darko ni Artem daban señales de vida tampoco y Esmeralda se la pasaba todo el tiempo con nosotras así que dudaba que supiera. A veces escuchaba decir su nombre y me sobresaltaba, temía que le pudiese llegar a pasar algo, aunque las historias y rumores que circulaban de ella en la mansión más de una vez me había dejado con la boca abierta. Aparte más de uno estaba contento con su regreso y eso siendo sincera no sabía si era malo o bueno.

Luego de una semana, apareció una maestra en la mansión, al parecer, Darko la había contratado para qué le enseñará a Selene y también le había pedido a Esme que me enseñará a usar la cocina, algún pajarito le había comentado de mi obsesión con la repostería y esperaba que me dedicará a eso. Claro ¿como si alguien quisiera encargarle pasteles o tortas a la protegida de la Mafia? Aunque debo admitir que sin estar presente se hacía cargo de todas nuestras necesidades y lo cierto es que ninguno de todos los sirvientes me permitían ni siquiera hacer mi cama, así que al menos no estaría tan aburrida, mientras que mi pequeña estudiaba.

Bien Ama, por aquí está la despensa donde encontrará todos los ingredientes que el señor mandó a traer para la elaboración de sus postres, si requiere alguno en especial que no se encuentre me dijo que le avisa al chofer- me explicó Esme mientras me enseñaba un cuarto enorme que usaban de despensa.

Bien gracias Esme ¿quieres trabajar conmigo?- le pregunté viendo que estaba curiosa por todo lo que agarraba.

Nunca he cocinado nada, solamente me encargo de la limpieza- me dijo encogiéndose de hombros.

Bueno puedo enseñarte si lo deseas, las tortas no son complicadas de hacer, aunque la decoración es otro tema- me reí, recordé cuando mi madre me enseñó a agarrar una manga y hacer flores, las primeras no tenían ni siquiera la forma de eso.

Nos pusimos manos a la obra, según la nueva institutriz de Selene sus clases durarían hasta la merienda, así que si empezábamos ahora, tendríamos una torta y galletas para tomar con el café.

La torta ya estaba en el horno de una de las cocinas, mientras que con un vaso le dábamos forma redonda a las bolitas de las galletas qué también haría, podía notar como Esmeralda miraba todo asombrada, realmente le había gustado aprender a hacer las dos masas. Aproveche que uno de los vasos tenía forma de estrella en el fondo para darle la misma forma a cada bolita qué hacía hecho y luego lo metimos en otro horno.

Bien el bizcochuelo tardará unos 30 minutos más, siempre es recomendable no abrir el horno hasta la hora que corresponde o se apelmaza, en cuanto a las galletas las veremos bien por el vidrio. Mientras todo se hace, empezaré a lavar lo que usamos- le dije poniendo todo en la bacha.

Deje que yo me encargo de limpiar, si el señor la ve se podría molestar mucho- me dijo corriéndome de la pileta.

Esme, ambas usamos las cosas, deja que yo lave mientras tú limpias las mesadas- la convencí luego de un rato, sé que las órdenes que le habían dado eran muy diferentes a lo que yo le decía, pero ni siquiera cuando vivía con mis padres me gustaba que los sirvientes hicieran todo y mi madre por suerte siempre pensó igual.

Mientras dejábamos todo igual que como lo habíamos encontrado, note que Artem estaba parado en la entrada de la cocina apoyado en el marco de la puerta.

Buenas tardes- dije agachando un poco mi cabeza en señal de saludo.

No bajes jamás la cabeza- me contesto de forma fría.

Lo lamento- le dije y continué con lo que estaba haciendo.

Tampoco te disculpes, eres la señora de esta casa, debes aprender a comportarte según tu lugar- giro y se marchó dejándome muy enojada. ¿Qué tenía de malo mi forma de ser?

No se preocupe, él siempre es así de serio- gire a ver a Esmeralda que miraba por donde se había ido Artem con carita de enamorada y sonreí.

Con Selene no es así y al parecer contigo tampoco- le dije riendo.

Pero que cosas dice, el señor Artem es sumamente agradable, solo debe conocerlo más- se ruborizó al solo mencionar su nombre y eso me hizo sentir tan bien.

Nunca dije que no lo fuera, solo que no lo es conmigo- le contesté mientras secaba unos cubiertos.

Quizás eso es porque es la señora del jefe- me dijo e inmediatamente tapo su boca.

¿Qué dijiste?- me di vuelta a mirarla y note como se hacía la desentendida -por favor Esme, dime eso- le rogué que fuese sincera.

Bueno el señor llamó un día antes de su llegada para informar que a partir del día siguiente llegaría a vivir a la mansión la nueva ama y señora de la casa- me dijo sin mirarme los ojos.

Se supone que soy su protegida no se esposa- le dije casi levantando un poco la voz.

No sabría decirle, Ama y creo que ya he hablado demasiado- escapo de la conversación, pero no de la cocina, sabía perfectamente que no conseguiría sacarle una sola palabra más de ese tema, sí que por el momento preferí dejarlo así.

No volví a tocar ese tema, pero tampoco hablamos de nada más, saque las galletas y la torta del horno y liego preparamos la mesa para merendar, Selene termino justo a tiempo sus clases y se encontraba tan feliz que se sentó a mi lado y comenzó a degustar las cosas que habíamos preparado. Quise hablar con la maestra, pero esta me dijo que una vez cada tres meses me daría un informe con los avances y las trabas de la niña, que no era necesario hablar todos los días de eso. Esperaba que al menos Artem se uniera a nosotras en la merienda, pero nuevamente estábamos las dos solas, a excepción de Esme que siempre se quedaba parada detrás de nosotras por si requeríamos de algo. Si esto continuaba de esta manera me iba a aburrir demasiado rápido.