La Reencarnada Y Los Pegasos

En el templo, el caos se estaba gestando. Aldren caminaba a grandes pasos por los pasillos, su capa agitándose como una sombra furiosa..

Lira corría detrás de él, pálida de preocupación.

Lira: ¡Maestro Aldren! ¡No encuentro a mi lady por ninguna parte! No está en su habitación, ni en la biblioteca, ni en los jardines..

Aldren levantó la mano tajante para callarla.

Aldren: Ya lo sé. Yo tampoco la encuentro.

Justo entonces, uno de los guardianes del templo se acercó corriendo.

Guardia: ¡Maestro Aldren! Algunos magos la vieron…

Dicen que Lady Arya salió volando sobre Silverwind.

Lira se tapó la boca, horrorizada.

Lira: ¿Volando? ¿Sola? ¿A esta hora? ¿Y sin avisar?

El guardia asintió.

Guardia: Dicen que Silverwind saltó sobre el balcón de su habitación. Se la llevó.

Aldren soltó un suspiro largo y pesado, pero no de alivio.

Era más como… resignación amarga.

Aldren: Perfecto. Al menos no está cerca de ese duque.

Lira lo miró como si hubiera escuchado lo más insensible del día.

Lira: ¡Pero maestro! ¿Y si se siente mal? ¿Y si está llorando? ¿Y si está confundida? ¡Ella no es de volar a estas horas sin avisar!

Aldren respondió sin mirar atrás.

Aldren: Donde sea que esté… estará mejor que con ese pecador manipulador.

Mientras tanto… en otra parte del templo

Kiran estaba en el patio central, solo, sin escoltas ni nobles, con una mano apoyada en la pared de piedra. No podía sacarse de la mente la expresión de Arya cuando Aldren había escupido esa palabra..

[“Mujeriego.”]

Era como si hubiera sido un golpe directo a su corazón.. Y lo que más le dolía no era el insulto del mago.. Era la forma en que Arya se había alejado, como si de pronto no lo reconociera.. Como si sus dudas fueran más fuertes que lo que había sentido en sus labios.. Como si él fuera quien Aldren decía.

El sonido apresurado de pasos alertó sus sentidos.

El guardia llegó también a él.

Guardia: Duque Page, necesito informarle… La santa Arya ha sido vista saliendo en vuelo.. Silverwind se la llevó desde su balcón.

Kiran se enderezó al instante.

Duque Kiran Page: ¿Volando? ¿A dónde?

Guardia: No lo sabemos, señor.

Kiran entrecerró los ojos, preocupado.

No por la seguridad física de Arya.. Silverwind jamás dejaría que algo le pasara.. sino por otra cosa.

Por la mirada rota que ella traía antes de desaparecer.

[Se fue… huyendo.. No del templo.. No de Aldren.. De mí.]

Kiran se pasó una mano por el cabello, frustrado y dolido.

[Ella creyó lo que él dijo.]

La palabra volvió a resonar en su mente como una condena..

[Mujeriego]

Los labios de Arya temblando, el paso atrás, los ojos inseguros…

La imagen lo atravesó como una herida abierta.

Kiran apretó los dientes.

[Debí decirle la verdad antes.. Debí dejarle claro que no soy ese tipo de hombre.. Que nunca… con ninguna mujer… he sentido lo que siento por ella]

Kiran no salió a buscarla.

Aunque su corazón lo impulsaba a correr tras ella, aunque cada parte de él quería montarse al primer caballo y seguir el rastro del pegaso…

Kiran Page era muchas cosas, pero impulsivo no era.

Sabía que Arya no necesitaba persecución.

Necesitaba espacio.

Y necesitaba.. sobre todo.. volver por decisión propia.

Así que tomó una decisión distinta.

Una mucho más peligrosa.

Esperarla..

Esa noche, cuando los nobles y magos se reunieron en la sala principal para continuar las interminables discusiones, Kiran se presentó puntual, con su postura impecable y expresión neutral.

Duque Kiran Page: Disculpen, estaré aquí toda la noche si es necesario. Los asuntos de Mercia requieren atención seria.

Aldren, decepcionado pero creyéndose victorioso..

Aldren: Al menos hoy no podrá molestar a Lady Arya.

Kiran sonrió por dentro. La máscara perfecta.

Porque la verdad era simple..

Kiran no tenía intención de pasar la noche en esa reunión.. asi que cuando solo hubo silencio salio por la ventana con la ayuda de su magia..

Cuando llego a la habitación de Arya la puerta del balcon estaba cerrada, pero no asegurada.

Había sido abierta antes por Silverwind y la prisa de Arya al irse.

Kiran entró en silencio absoluto. Con respeto. Con cuidado.

La habitación estaba oscura, pero olía a ella.. a flores blancas, a pergaminos, a magia suave.

Kiran paseó una mano por el borde de la cama.

El corazón le dio un vuelco al recordar la expresión herida de Arya unas horas antes.

[No debí dejar que Aldren envenenara tus pensamientos…]

Se quitó la capa. Encendió una pequeña lámpara mágica, apenas un hilo de luz.

Y entonces tomó asiento en la esquina del cuarto, cerca del balcón por donde ella había volado.

La luna entraba plateada, igual al color de los ojos de Arya.

Kiran apoyó la cabeza contra la pared.

[No importa cuánto tardes… estaré aquí]

Porque si Arya regresaba triste, confundida o llorando, él quería ser el primero en verla.

No Aldren.

No los magos.

No los guardias.

Él.

Y si Arya no regresaba pronto, él seguiría esperando.

Minutos. Horas. toda la noche.

Kiran Page no se movió.

Solo escuchó el viento, mirando al cielo oscuro, sabiendo que algún punto del horizonte…

había un pegaso blanco llevando a la única mujer que había robado su alma.

Y él estaría ahí cuando volviera, dispuesto a protegerla, a hablarle, a decirle lo que nunca antes había dicho a nadie.. la verdad sobre él.