Alicia reencarno en uno de los tres ducados en el imperio de Imix, a pesar de ser de una buena familia jamás salió de la mansión del ducado por culpa de su padre.
En su momento más crítico Alicia decide aprender a pelear y poder ser fuerte para sobrevivir.
¿Por qué reencarne?.
¿Al final tendré una vida tranquila?.
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Monedas
"Es lista, demasiado lista para poder sobrevivir aún teniendo ocho años".
Hugo se dirigió al encargado mientras tomaba un sorbo de cerveza, solo tomaría un poco tenía que estar alerta para poder proteger a su joven maestra.
"Por eso pediste la espada".
"Si, la entrenaré en lo que llegamos al ducado".
"Es buena idea".
Cuando cayó la noche me desperté del sueño, el cansancio después de comer me invadió y no pude evitar dormir.
"Duerma un poco más".
Hugo estaba al otro extremo de la habitación, en algún momento había entrado en una habitación y estaba acostada en cama.
"Estoy bien por el momento".
"¿Entonces seguimos con el viaje?".
"Si".
Me levanté de la cama, me sentía renovada después de dormir, había dormido en la espalda de Hugo así que no tenía cansancio como días pasados.
"Lávate y nos vamos joven maestra".
"Claro, no tardo".
"Aquí hay un cambio de ropa que conseguí, es mejor seguir vistiendo ropa de niño para que pases desapercibida".
"Si".
Hugo salió dejándome agua tibia y una toalla, entre al baño y empecé a bañarme rápidamente antes de que se enfriara el agua.
Me cambié y salí de la habitación, ahora me sentía más limpia y renovada.
El encargado estaba en el primer piso y me observó.
"¿Despertó bien?".
"Si, gracias señor".
"No hay nada que agradecer joven maestra".
"La comida estaba rica".
"Gracias por el cumplido joven maestra, me tomé la libertad de llenar su recipiente de agua y poner comida en su morral".
"Si, gracias de nuevo".
"Tu morral se cayó cuando te levante para llevarte a una habitación y termino cayéndose todo, es por eso que vimos lo había dentro".
Hugo dijo como si tuviera que excusarse.
"No hay problema".
"También cambie lo que quedaba de diamantes por monedas de diferente tipo, pero tengo una pregunta".
"¿Cuál?".
No me importaba que hubieran revisado mi morral, no había nada más que pocas monedas.
"Hay dos monedas de otro país aquí, ¿De dónde salieron?".
"..."
Me quedé pensando que decir por un momento cuando se me ocurrió.
"Me las han de ver dado cuando cambie las piedras".
No quería decir que termine en las fronteras de otro país porque me perdí, era un secreto que me guardaría.
"Yo creo que si, aún así las quite de su morral porque podría generar problemas".
"De acuerdo".
"Mandaré la espada cuando esté lista joven maestra".
"Gracias, nos vemos".
Seguí a Hugo a la entrada y continuamos con el viaje de regreso al ducado.
El viaje siguió y Hugo me dio la espada que había conseguido con el encargado y dijo.
"Sigamos practicando el aura".
"Si".
Una vez más influi el aura a la espada y Hugo murmuró.
"Es más estable que antes".
"¿Por qué?".
"Porque descansó es por eso que puede manejarla con mejor concentración".
"Ya veo".
Mire el aura plateado y Hugo saco su espada.
"Deme con lo que tenga joven maestra".
Mire a Hugo que pedía un pequeño combate y asentí, con la espada con mis manos fui corriendo a atacarlo.
"Buena postura".
El sonrió satisfecho por como daba mis ataques, solo era demostrativo y después de un tiempo el aura se fue.
"Hasta ahí es su límite tenemos que mejorar muchas cosas".
"Si".
Fue a lo lejos que se escuchó ruido de caballos.
Guarde mi espada y me coloque detrás de Hugo como indico y esperamos hasta que el se dio cuenta que era gente conocida.
"El duque".
Mire hacia donde el miraba y era cierto el duque había venido en persona.
No pude evitar temblar, siempre que veo al duque no pasa nada bueno.
Hugo me observó como si hubiera visto mi reacción.
Los dos salimos donde nos escondimos y tome la mano de Hugo con nerviosismo.
"..."
El volteo a verme como si pensara lo que pasaba en mi cabeza.
'¿Qué dirá?'.
"Maestro".
El duque nos volteo a dónde estaba Hugo y miró a un lado de él.
"Alicia".
La voz del duque se escucha ronca, el bajo del caballo y avanzo hacia mi.
"Alicia, te he buscado por todos lados".
"..."
Me quedé sin expresión de un momento a otro, mientras cuando viajaba con Hugo sonreía frente al duque parecía una estatua, la mayoría de los caballeros que venían habían visto el cambio de expresión.
"Saludo al duque".
Le hable al duque que se veía nervioso de muchas maneras.
"Alicia, hija mía".
Me estremecí al escuchar las palabras que salían y respondí secamente con mis verdaderos sentimientos.
"¿Hija?, Que yo sepa jamás me ha considerado su hija".
"..."
El silencio se hizo por todos los presentes.
"Joven maestra, es un placer verla".
El conde me habló como señalando que no hablara más.
El duque se quedó quieto como piedra y después dije.
"Hola conde, hola a todos".
Saludé a todos los caballeros, los había conocido en el campo de entrenamiento y me dirigí hacia Marisa, una caballero del ducado.
"Iré contigo Marisa".
"Si joven maestra".
Hugo subió a otro caballo, mientras el duque solo observó la escena sin poder hacer algo y solo suspiro.
"Regresemos".
"Si".
Todos asintieron y regresamos al ducado.
"¿Esta incómoda joven maestra?".
"Un poco, pero estoy bien".
Marisa me miró con preocupación, nunca había montado un caballo así que realmente sentía que moriría en este momento pero me aguante.
"Marisa acomodate un poco más hacia atrás y le darás más espacio a la joven maestra".
"Si".
Marisa escuchó el consejo del conde y se acomodo para darme más espacio y pude moverme más.
"Mucho mejor".
"Me alegra que Hugo se haya encontrado con usted joven maestra".
"Si, fue bueno que nos encontráramos".
"Esa espada se ve bien".
"Si, practicaba con Hugo".
"¿En serio?".
Asentí con mi cabeza. Fue cuando de repente mi estómago gruño de hambre.
"Cielos tenemos que buscar algo de comer".
Hugo traía mi morral, bajo la velocidad de su caballo y me lo dio.
"Tenga joven maestra".
"Si".
De la bolsa saque comida que habían empacado.
"¿Quieres?".
Le ofrecí a Marisa y ella asintió.
"Gracias joven maestra".
Las dos pasamos un buen momento mientras ella iba a paso moderado.
Estábamos aún poco lejos del ducado a caballo sin embargo no hubo descanso, dos días después sin detenernos llegamos de nuevo a la capital.
"Moriré".
El duque no tuvo compasión para detenernos solo para ir a hacer las necesidades básicas.
La energía se me agotaba por estar mucho tiempo en el caballo y me recargue en Marisa, pero tampoco fue de mucha ayuda.
"Casi llegamos".
"Si".
Estaba agotada, el regreso prefería ir caminando aún cuando me tardará un mes más pero era imposible ahora.
