Isabella, una chica que creció entre la pobreza después de perder a su mamá una noche, viviendo entre las sirvientas conoce a Alessandro un hombre poderoso y peligroso que le enseñará el arte del amor.
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unión
Isabella subió al avión y lloró durante todo el trayecto. Su angustia la acompañó hasta que finalmente aterrizó en un hotel que, para ella, parecía deslumbrante en su opulencia. Se sentía extremadamente incómoda en aquel lugar; el lujo que la rodeaba solo intensificaba su nerviosismo, y el miedo la invadía por completo. Un grupo de mujeres la esperaba en el vestíbulo, y esa situación no hacía más que aumentar su inquietud.
¡Solo tenemos dos horas antes de que llegue la señora Amalia para ver a la novia! exclamó una de las mujeres de apariencia asiática, mientras tomaba a Isabella del brazo y la condujo hacia una habitación. Dentro, había una impresionante bañera llena de agua, elegante y atractiva.
Vamos, niña, quítate la ropa y entra de inmediato, le ordenó la mujer con firmeza.
Isabella se sentía incómoda y reacia a llevar a cabo la tarea que se le había asignado, especialmente porque todas las mujeres la estaban observando con atención. La presión era palpable.
Vamos, no tenemos mucho tiempo, dijo una de las mujeres, mirándola con determinación. Entra a la bañera; necesitamos continuar con nuestro trabajo.
Con un ligero temblor en su cuerpo, Isabella comenzó a despojarse de sus prendas, sintiendo una mezcla de inseguridad y angustia. Finalmente, se sumergió en la bañera, mientras las demás mujeres entraban y salían de la habitación, cargadas de cremas y ungüentos. Sus movimientos eran rápidos y eficientes, pero para Isabella, todo resultaba abrumador.
A medida que las mujeres la rodeaban, comenzaron a aplicar las cremas sobre su piel con una precisión casi ritual. Cada rincón de su cuerpo fue cuidadosamente tallado y encremado, lo que provocó en ella una sensación de vulnerabilidad. El proceso se tornó en un verdadero tormento para Isabella, quien se sintió cada vez más atrapada y expuesta a la mirada crítica de las demás. Su experiencia fue intensa y angustiante, dejando en ella una huella difícil de borrar.
Cuando finalmente todo llegó a su fin, una de las mujeres que se encontraban allí la condujo a otra habitación. En este nuevo espacio le pusieron un vestido de seda que se deslizaba suavemente sobre su piel. En ese momento, un doctora ingresó a la habitación.
—Doctora, ella está limpia y no tiene vello, lo cual le será de gran ayuda para su trabajo —anunció la mujer a la doctora.
—Por favor, acuéstate en la cama y abre las piernas —ordenó el doctor, pero Isabella, sintiéndose incómoda y asustada, se negó.
—¿Para qué? No lo haré —respondió Isabella, visiblemente nerviosa.
— No te haré daño necesito revisar que seas virgen y solo tenemos dos minutos y de verdad si te reusas a hacerlo vendrán un par de hombres y te agarraran ala fuerza._ dijo la doctora mirando a Isabella.
Isabella la miró y se sentó en la cama y cerró los ojos mientras sus lágrimas salían de sus ojos mientras la revisaba la doctora.
—¡Ella es pura! Y goza de una salud excelente para ser madre—afirmó la doctora con seguridad.
Transcurrieron unos minutos y, al cabo, una mujer de apariencia lujosa y mirada serena hizo su entrada vestida con cuidado.
—Tú eres Isabella, eres perfecta. Ahora entiendo por qué mi esposo te eligió para que seas la esposa de nuestro hijo—declaró Amalia, con una sonrisa de satisfacción. Isabella, en cambio, permanecía en silencio, sintiendo que era mejor no pronunciar palabra alguna que pudiera afectar a Inés.
¿Ya la reviso la doctora.?_ pregunto Amalia a una de las mujeres que estaban en la habitación.
Si señora, dijo que estaba perfectamente para ser madre.!_ dijo la mujer mientras yo aguantaba las lágrimas.
—Sé que tienes miedo—comenzó Amalia, mirando a Isabella con empatía—. Mi esposo me mencionó que tu papá te entregó a él, así que no debes preocuparte. Mi hijo es un buen hombre; te hará feliz, ya lo verás, dime ya estás lista la ceremonia comenzará en unos segundos.
Isabella, al escuchar que su padre la había regalado con esa gente como si fuera un animal, sintió un revuelo en su interior. En ese momento, comprendió que su madre no era la responsable de la situación que estaba viviendo. Un profundo dolor se apoderó de su pecho, porque entendió lo que su padre era capaz de hacer y el temor la invadió al pensar que él podría hacerle daño a Inés, si ella no cumplía con su palabra.
Si señora.!_ dijo Isabella con voz temblorosa mirando a Amalia.
vamos ya es hora.!_ dijo Amalia mirándola.
Isabella salió de la habitación con una mezcla de nerviosismo y miedo. Se dirigió hacia un auto y, en cuestión de segundos, llegó a la iglesia, la cual era realmente espléndida y estaba decorada de manera impresionante. Sin embargo, la multitud que se aglomeraba en sus alrededores la hizo sentir aún más nerviosa.
Al acercarse a la entrada, Isabella podía escuchar la música del evento que se celebraba en el interior. Justo cuando estaba a punto de cruzar el umbral, sintió una mano que la detenía al tomar su brazo con firmeza. Se giró y vio a su padre, Rubén, mirándola con una expresión que mezclaba maldad y determinación.
Isabella, no creías que te dejaría sola en un día tan importante como este, ¿verdad? le dijo Rubén, su voz resonando con una mezcla de autoridad y enojo. Me alegra que hayas decidido cumplir con tu promesa de casarte, por la pobre de Inés, que es la única que va a sufrir aquí, añadió, mientras Isabella sentía un torrente de miedo apoderarse de ella al ver la seriedad y la intensidad en la mirada de su padre. Su corazón latía rápidamente, y la presión de este momento la inundaba de inseguridades y emociones encontradas.
Por favor, no le hagas nada ella no tiene nada que ver, yo me casare.!_ dijo Isabella con los ojos llenos de lágrimas.
Eso es perfecto. Compórtate como una dama y dale muchos hijos a ese hombre; con el tiempo, verás que me agradecerás por haber hecho esto por ti, dijo Rubén, su padre, mientras ambos caminaban hacia el altar. Ante ellos, ya había un hombre vestido con un traje negro, esperando al pie del altar.
Isabella lo observó fijamente mientras él giraba lentamente para mirarla. Su corazón se paró en ese instante cuando se dio cuenta de que era Alessandro, el novio de Renata. No podía comprender cómo era posible que estuviera allí.
Alessandro, confío en que serás un verdadero hombre con mi hija y que la cuidarás como se merece, porque estás llevándote un auténtico tesoro, le dijo Rubén a Alessandro con firmeza.
Isabella llevaba el velo de su vestido, lo que impedía que Alessandro pudiera verla con claridad. Suspirando, tomó la mano de Isabella y, juntos, se colocaron frente al sacerdote que iba a oficiar su boda.
Alessandro no se preocupaba por averiguar quién se encontraba bajo el velo que ocultaba su rostro, por lo que ni siquiera la miró durante la ceremonia. La celebración avanzó hasta que el padre, en un momento solemne, pidió un beso para formalizar el matrimonio. Fue en ese instante cuando Alessandro levantó el velo de la novia y, al hacerlo, se dio cuenta de que era Isabella, la mujer que había ocupado sus pensamientos de manera incesante. Su corazón comenzó a latir con fuerza, descontrolado.
Miró a Isabella a los ojos y notó que ella estaba llorando. Su rostro era deslumbrante, una belleza que radiaba incluso en medio de sus lágrimas, y el vestido de novia le quedaba a la perfección, como si hubiera sido hecho especialmente para ella. Sin embargo, había algo en su expresión que hacía pensar que no deseaba casarse con él. A pesar de esto, Alessandro se sentía impotente, sin poder cambiar la situación. Con el corazón agitado y una mezcla de emociones, se acercó a ella de manera lenta y delicada, inclinándose para darle un suave beso, como si el momento estuviera cargado de significados ocultos.
Isabella sintió el roce del beso de Alessandro, y su corazón latió con fuerza con emoción y tristeza.
por otro lado Isabella tienes que ser más fuerte deja de lamentarte de que el este con otra y no te mire a ti que si lo hace pero se hace el pendejo por Dios date tu lugar y que seas la esposa no necesariamente debes estar encerrada comí dices tú te gustaba atender a las personas busca empleo en el hospital no necesariamente debes estar en casa
por que si caía ahorita ante el ya te jodiste
ALEZZANDRO.....🤭