Se conocieron una noche, la vida de ella estaba destruida y él no pudo sacarla de su mente. Le ofreció un contrato...
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Capítulo 12
Lisa
Aunque tengo veinte años se que no he vivido ni la mitad de lo que las chicas de mí edad. Sólo estudié, trabajé, realice quehaceres en casa y soporte toda clase de golpes y humillaciones pero de todo lo demás nada. No entiendo de moda ni tampoco se acerca de maquillaje, tampoco he usado tacones, jamás he viajado.
Máximo me sugirió maquillarme y con toda la vergüenza del mundo debí decirle que no sabía cómo hacerlo. Creí que se reiría o que haría algún comentario al respecto pero solo me dijo "nadie nace sabiendo, todo se aprende" y buscó tutoriales sobre como hacer un maquillaje sencillo.
Me temblaban las manos, ¿Y si lo hacía mal? o ¿si arruinaba todo? así que él giró mí rostro para que lo viera directamente y tomó varios productos. Apenas si sentía sus manos, era demasiado gentil mientras me aplicaba la base de maquillaje, parecía que me acariciaba, o quizás sea yo quien esté acostumbrada a los golpes y los tratos bruscos.
Cuando acabó me vi al espejo y no me reconocí, me quedé sin palabras. El tenía una gran sonrisa de satisfacción por aprender algo nuevo.
Me dijo que nos iremos de compras, me puse demasiado nerviosa. No tengo idea de que debo comprar, tengo miedo de hacer el ridículo y tampoco quiero que gaste dinero en mí. De todos modos se que él tiene razón y debo hacer las cosas a su modo para no avergonzarlo.
Me dijo que quizás le pediría a los sirvientes que vinieran a trabajar, se que los días que ellos estén aquí debemos dormir juntos y no me aterra compartir la cama con él, además se que ésta es su habitación y que ya le he causado suficientes molestias e incomodidades.
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Ya casi es el momento de viajar y no sé ni qué debo llevar porque no tengo claro si el lugar será frío o cálido ni cuántos días nos quedaremos.
Máximo llegó de trabajar y vino directamente a maquillarme y darme algo de ropa, el chófer nos esperaba para llevarnos de compra.
Fuimos a la tienda más grande y cara de la ciudad, donde vendían desde joyas hasta zapatos. Me asombró no ver gente allí y él me susurró "mandé específicamente a cerrarla para que estuvieras más cómoda y te atiendan como mereces"
Unas cinco dependientes vinieron a saludarnos y él pidió todo tipo de cosas. Trajeron vestidos, faldas, tops, jeans, camperas, bolsos, joyas y una gran variedad de zapatos. Miré aterrada las pilas de cosas que estaban frente a mí, él se acercó y me abrazó de la cintura y me dijo "amor puedes ir a probarte algunas prendas" yo solo lo miré, ¿Nos quedaríamos a vivir en la tienda?
Luego del conjunto número veinte ya estaba agotada pero él seguía sentado fuera del probador con una copa de champagne pidiendo más y más cosas para mí.
Cuando ya no soporte más salí y le pedí que por favor nos vayamos pero su respuesta me desconcertó
-Aun falta algo
-¿Qué?
-Señorita aquí tiene, puede probarse y ver que le gusta y le es más cómodo, ésta es la lencería más fina disponible
Solo lo miré fijamente, debía ser una broma. Tenía que probarme un sostén, todos eran de mí talla y elegí solo dos de los que más cubrían pero él nuevamente intervino y pidió que empacaran absolutamente todo.
Las dependientes comenzaron a empacar y guardar todo en bolsas que fueron guardando en el auto pero una gran cantidad de cosas las enviarían más tarde.
Salimos de la tienda y era de noche, seis horas habíamos pasado en aquel sitio
-No volveré a ir de compras contigo Máximo
-¿No te gustó?
-Estaremos juntos tres años y todo eso no alcanzaré a usarlo en ese tiempo, es demasiado. Además no hacía falta que me compraras ropa interior, podría haber ido yo sola
-¿Y comprar ropa en una tienda económica? De ninguna manera, eres mí mujer y solo usarás lo mejor
-Es demasiado y antes de que sigas quejandote aún nos queda un lugar que visitar antes de volver
-Debes estar loco
-No
Fuimos a una peluquería que ha atendido celebridades. Lavaron mi cabello, cortaron las puntas feas, me hicieron tratamientos y me dieron varios productos para cuidarlo.
Mi cabello nunca estuvo tan hermoso, fue lo que más me gustó de todas las horas que estuvimos fuera.
Le pedí que cenemos una pizza cuando llegamos y así lo hicimos, ya en la habitación nos acostamos a ver una película que ni supe de qué trataba y me quedé profundamente dormida, aunque no fui la única. Cuando sentí que la cama se movía abrí los ojos y lo ví durmiendo dándome la espalda.
espero el proximol.libro
gracias