Juliette Bernard DuPont tenía la familia más amorosa del mundo, fue una niña muy feliz hasta que un fatídico accidente le quitó a sus padres.
La jovencita tuvo que irse de su país y de su vida para mudarse con la tía de su madre, la joven cambió su estilo de vida y ahora solo sobrevivía con una mensualidad que le daba para vivir bien.
Juliette se enamora de Ethan King, hijo de una de las familias más ricas de Inglaterra, pero este solo la ve como el gusto que se quiere dar porque es muy poca cosa para él y para eso hasta le propone matrimonio.
Luego de dos años de noviazgo, él la humilla en el altar y ella desecha y lista para recuperar su antigua vida, decide ir antes a una boda con su amiga, lo que no se imagina es que pasará de ser invitada a la novia y nada más y nada menos que del hermano de su ex, el cual está en silla de ruedas y por eso es plantado.
¿Podrán estás dos almas rotas unir sus pedazos y ser felices, o solo se unirán para cobrar venganza?
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verdades
La joven no pudo dormir y aparte lo hizo con su vestido de novia, Elijah al despertar la vio acostada a su lado era realmente hermosa, pero con ese toque sublime y delicado, no sabía quién era está chica, pero era la clave para poder vengarse y la ayudaría a ella también, porque por lo poco que entendió también la dañaron a ella.
La joven abrió sus ojos y se levantó para ayudarlo, él le hizo una seña con la mano para que aún no lo ayudara a levantarse.
—Ve y colócate una camisa mía en un rato te traerán ropa para ti.
—Gracias con permiso. —La joven tomó una camisa y se ducha también se colocó una lencería que habían traído con el vestido que fueron tres conjuntos, la chica luego de estar lista salió con la camisa puesta los ojos del hombre se le querían salir ella era muy hermosa, caderas anchas y su pequeña cintura lo estaban enloqueciendo.
—Listo, ahora sí lo ayudaré. —Él no apartaba la mirada de ella y Julie lo ayudo a sentar, él era un hombre grande y fuerte, pero sabía las técnicas para mover personas.
—Eres muy fuerte… —Dice mirándola
—Solo es práctica, ahora vamos a la ducha.
—Alex me puede ayudar.
—Soy tu esposa y tu enfermera personal, así que vamos.
—Una enfermera sin sueldo… —Dice y ella sonríe.
—Puedes pagarme colaborando y no me vayas a gritar, los pacientes que han pasado por lo que tú tienden a ser irritantes y gruñones. —Él la mira y levanta una ceja.
—No puedes ser normal y pedirme dinero o joyas. —Ella niega.
—No todo es dinero, además soy más feliz si no me gritas. —Él niega y rueda los ojos.
—Trato hecho pero solo contigo. —Ella se ríe.
—Por ahora.
La joven lo ayuda a bañarse echándole agua con la regadera mientras él se estrega, Julie no entiende por qué se pone así, aunque bueno el condenado parece modelo.
Ella le deja su bóxer y luego sale del baño, la puerta es tocada y Alex le entrega un paquete a Julie y le dice que va a entrar a ayudar a su jefe, ella se va hacia el enorme armario que parece la sala de una boutique y se viste, se coloque un vestido por encima de la rodilla y con un escote redondo y sin mangas, se coloca unas zapatillas y se peina.
Al salir el hombre ya está listo, tiene puesto ropa casual, ella se acerca y le dice que luego de comer harán sus terapias.
—Señores, su comida está aquí. —Una mujer deja la comida en la cama y luego los dejan solos.
La joven comienza a comer con su ahora esposo y él disfruta de verla hacerlo.
—hoy comeremos aquí, luego lo haremos en el comedor — ella asiente.
Al terminar Julie comienza con sus ejercicios y se da cuenta de algo, pero no le prestan atención o al menos no lo va a mencionar por ahora.
Los días pasan y ya a Ethan le entregan el control de la herencia y la empresa, cada día que pasa él es menos gruñón aunque no con los demás con ellos sigue siendo un molesto.
La familia ha querido venir, pero él dice que está de luna de miel, nadie sabe que están allí la prensa quiere conocer a la misteriosa esposa del gran heredero King y Ethan está aún de viaje en una isla paradisíaca, todavía no se entera de lo sucedido la que se enteró de su boda fue su madre, pero no sabe con quién y su hijo no le contesta las llamadas.
Mientras ella comienza con los masajes diarios, él le va haciendo preguntas.
—Mmm dime qué pasó con Ethan, por qué terminaron. —Ella mira hacia otro lado y su mirada se nubla con lágrimas, no solo es su traición, sino que eso le causo la muerte a su tía.
—Mmm, me dejó plantada… —Dice y él le toma las mejillas.
—Puedes decirme todo Maldición, aún te duele, lo amas aún. —Ella se molesta, jamás alza la voz, pero todo esto la sobrepasa.
—Sí, me duele y mucho. Gasté más de dos años de mi vida a su lado para que, para que inventara un amor por mí que nunca existió. —Comenzó.
—Quieres que te diga que me duele el haber sido una idiota, él solo jugó conmigo y está bien por ser una idiota. —Más lágrimas cayeron.
—Pero no me duele que me haya engañado, ni humillado delante de todos diciendo que la boda era falsa y que amaba a tu ex, sabana. —Sus ojos se abrieron de par en par.
—No, lo que más me duele es que gracias a esa humillación delante de todos, mi tía, la única familia que me quedaba, murió ese mismo día porque no soportó tener a una idiota como yo de sobrina. —Siguió diciendo y él la abrazó y la colocó en su regazo.
—Shh… Tranquila, ya pasó… No quería hacerte sentir mal. —Ella lo miró y dijo.
—Él me dejó por ser una mugrosa sin clase, ni posición, dijo que jamás estaría con una nadie como yo. —Él apretó sus puños, ¿cómo ese idiota podía llevar su sangre?
—Tranquila, prometo que te voy a ayudar a vengarte. —Ella lo miró y dijo.
—La mejor venganza sería verte bien, no perderé mi tiempo con él, necesito irme a Francia. —Él se alteró y la miró.
—No puedes irte, porque te irás, eres mi esposa y por qué te llamó mugrosa si tú vienes de buena familia —Ella lo mira y dice
—Él me conoce con el apellido de mi tía… mis padres murieron en un accidente y en una carta me dijeron que me escondiera hasta que cumpliera 21 años y pueda tomar control de todo Él la miró y dijo.
—Si eso es cierto, tú corres peligro, a lo mejor los amenazaron… No te irás, eres mi esposa y yo te apoyaré conmigo al lado esa gente no podrá tocarte sea quien sea. —Ella asiente.
—Gracias ahora que estoy sola, tu apoyo me vendría bien.
—No estás sola, pequeña, yo estoy aquí para ti.
—Ahora tú, dime por qué finges estar paralítico. —Él se sorprende y ella sonríe.
—Sé que estás mintiendo, no sé cómo aguantas mis pellizcos. —Él sonríe por primera vez desde que ella lo conoce.
—Eres astuta, por qué no dijiste nada.
—Me daba curiosidad saber que tanto podías mentirme. —Él sonrió.
—Me saqué la lotería contigo. —Ella sonríe.
—y yo contigo, ahora responde.
—Creo que mi accidente fue provocado. —Ella se sorprende.
—En serio, entonces seguirás paralítico ante el mundo hasta que descubras quién fue y no salgas de aquí.
—Te preocupo.
—Eres mi esposo, un mentiroso, pero mi esposo igual. —Él sonríe.
—Tú eres más obstinada que yo y eso es mucho decir.