Rose Thompson pierde toda su vida feliz y su libertad en tan solo un día, luego de tanto tiempo sin ver a su padre, este la busca para darle su condena matrimonial.
Cansado de dejar que ella jugara a ser "la enfermera del pobre" como él llamaba de manera despectiva, ha decidido que le dejará su empresa a su nieto varón.
Informándole así que al día siguiente sería su boda, de modo que ella pudiera cumplir con su deber de entregarle su próximo heredero o de lo contrario el hospital donde ella trabajaba perdería a su mayor benefactor.
¿Podrá el amor y la felicidad surgir en una situación de chantaje total? ¿Podrá tener un final feliz?
NovelToon tiene autorización de Gabriela Kienzler para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Reflexión
Al salir de la habitación de su esposa, Antón ya estaba más calmado, había drenado la mayoría de su furia con la mujer, bajo las escaleras, iba a su despacho cuando fue interceptado por Cloe la sirvienta.
- Señor, disculpe la intromisión, pero, quisiera saber que le va a hacer a las tres empleadas desobedientes ? - se sentía airosa, le gustaba cuando ella tenía la razón en las cosas, además la esposa del señor no le agradaba en lo más mínimo y que las tres ridículas le hicieran caso a las órdenes de una don nadie en ese casa, le hizo pensar que si el señor la despedía, lo tenían bien merecido.
- Diles que pasen a mi despacho.- Antón quería hablar con las tres.
- Muy bien señor - le respondió Cloe con una gran sonrisa de satisfacción.
Las dos mujeres de servicio, después de salir corriendo de la habitación de la señora, fueron directo a la cocina, estaban asustadas de lo que podía pasar, nunca habían visto a su jefe tan molesto, Isabella temía más por Rose que por ella misma, no sabía si su jefe con tal irá, fuera capaz de golpearla, por otro lado Inés estaba súper preocupada por su empleo, si la despedían, no tendría como alimentar a sus hijos y a su madre.
- ¿ Que vamos a hacer? - Le pregunto Inés a Isabella
- No lo se, solo nos toca esperar que pase lo mejor, nunca había visto al señor tan molesto. - Isabella hacia movimientos de susto con la mano, los nervios no la dejaban estar quieta.
- Sabía que no debía ser tan confiansuda con la señora, eso me pasa por tonta, además la señora se metió en problemas con el señor
Pasaron quince minutos en el que las mujeres estuvieron aterradas, pensando que estará pasando en la habitación dela señora, sus pensamientos fueron interrumpidos por Cloe, quien entró con una gran sonrisa y una postura orgullosa.
- El señor me mandó a decirles que las quería ver en su despacho a las tres. - la sonrisa de Cloe era maléfica.
- Quita esa sonrisa de tu cara Cloe - le dijo Isabella - por más que te le humilles al señor, el nunca se fijara en ti.
Las dos mujeres salieron de la cocina hacia el despacho de su jefe, temerosas de lo que les iba a decir. Tocaron la puerta del despacho.
- ¡Adelante! - Escucharon la voz de Antón del otro lado de la puerta.
Inés giro el pomo de la puerta y comenzó a abrirla muy lentamente, Isabella comenzó a sudar frío, entraron y vieron al señor sentado frente a su escritorio.
- Por favor pasen y siéntense - les ordenó Antón.
- Señor, nos mandó a llama - Le dijo Inés.
- Pasen y siéntense - Antón alzó la voz.
las dos mujeres lo obedecieron, se sentaron en las dos sillas que estaban frente al escritorio.
- Muy bien - Antón juntó sus manos frente a el. - tengo entendido que mi esposa les ha dado el día libre sin mi consentimiento.
- Señor por favor, solo fue esta vez, le juro que no volverá a suceder- Inés hablaba mientras salían lágrimas de sus ojos. - Yo soy madre .......- Antón le hizo una seña con la mano para que guardara silencio.
- No es necesario que me cuente su historia señorita - Antón sabía la vida de todos y cada uno de sus empleados - Si las mande a llamar, no fue para despedirlas.
Las dos mujeres se vieron la una a la otra, de una manera aliviadas por las palabras que su jefe les había dicho.
- Las hice llamar para darles, oficialmente este día libre, hagan lo que les plazca, ya hablé con mi asistente para que les transfiriera una bonificación por este día, las quiero aquí mañana a primera hora, les quedó claro? - Rose tenía razón, si ella estaba haciendo el papel de su esposa, el también debía representar como se debía el papel de su esposo, como tal, tenía que respetar la orden que ya ella había dado.
- ¡Muchas gracias señor, no sabe cuánto se lo agradezco ! - Le dijo una Inés contenta, saltaba a la vista su alegría..
- Si señor, estoy muy agradecida yo también, no sabe cuánto significa para mí el conservar mi empleo - Isabella se sentía muy aliviada, de que al final, todo saliera bien.
- Muy bien, ya puede. retirarse - les dijo Antón, las mujeres le hicieron una pequeña señal de reverencia y dieron la vuelta para salir - Un momento, otra cosa más... - se voltearon a verlo- Gracias, por ser tan amigables con mi esposa - Antón les sonrió.
- Es un placer señor, la señora es una mujer muy amable, es casi imposible no encariñarse con ella - le dijo Inés sonriéndole.
- Muy bien - Antón le devolvió la sonrisa - eso era todo.
Las mujeres salieron del despacho dejando a Antón solo con sus pensamientos.
- Amable? que tiene de amable esa mujer? comigo a sido toda una fiera desde que nos conocimos - pensaba - Aunque pensado lo bien, yo tampoco he sido muy bueno con ella que se diga.
Rose se encontraba en el balcón, observando el paisaje de la pequeña isla, el pueblo y las hermosas colinas que la rodeaban. cuando de repente Antón entro en la habitación y la vio parada, con un vestido color melón, de corte ondulado, se moldeaba muy bien a su figura, la hacía lucir muy bella, la brisa que soplaba movía su vestido y su cabello, parecía un efecto especial, para hacerla lucir más hermosa, como si fuera una película.
- Que quieres? olvidaste reclamarme algo? - le dijo Rose apenas lo vio entrar por la puerta.
- Vístete, vamos a salir a dar un paseo.- le dijo Antón.
- ¿ para dónde vamos? y por qué tan de repente?.
- Porque si vamos a fingir ser una un matrimonio feliz, vamos a fingirlo bien.