Angela, una psicóloga promesa del país, no sabe nada de su familia biológica y tampoco le interesa saber, terminará trabajando para un hombre que le llevara directo a su pasado enterandose la verdad de su origen...
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CAPÍTULO 2
— Luc, los inversionistas ya están en la sala.
— Sí, ya voy, Miguel, pero antes quiero llamar a mi hermano. Ya debieron de llegar y no contestan.
— Tranquilo, Luc. El viaje debió ser pesado para ellos, imagina volar todo el día y estar sentados ahí. Yo trataré de comunicarme con ellos para que estés más tranquilo, ¿te parece?
— Muy paranoico que parezca, pero es raro que no llamen. Mateo siempre me llama cuando llegan a casa... Ya pasaron dos horas desde que debieron llegar a la casa de playa. Esto es muy extraño.
— Tranquilo, yo me encargo de comunicarme con ellos. Ahora ve a la junta y consigue a esos inversionistas.
<< Luc es muy centrado y serio cuando se trata de Mateo. Nada es juego para él. Mientras tanto, llamo al chofer responsable, pero no responde. El celular marca como si estuviera fuera de servicio. Luego llamo al piloto del avión y responde. >>
— Hola, buenas tardes, señor.
— Hola, soy Miguel, hermano menor de Nacía. ¿A qué hora aterrizaron?
— Hace dos horas y media, señor. ¿Sucede algo con ellos?
— No se comunican con nosotros y no responden las llamadas. El chofer que los llevaría a casa tampoco responde.
— Señor, los señores y el niño sí se subieron al auto blindado. Nosotros mismos los ayudamos con sus maletas.
— ¿Están seguros?
— Sí, señor. Yo mismo los acompañé hasta que subieran al auto con su chofer.
— Bueno, quizás luego se comuniquen. Pero si saben algo, por favor, avísenme de inmediato.
— Sí, señor. Como usted diga. (Se corta la llamada)
— ¿Qué demonios está pasando? Esto es demasiado raro. << Me dirijo a la junta donde está Luc para ver cómo va todo, pero en el camino la secretaria se me acerca muy alterada. >>
— Señor Miguel, ¿dónde está el señor Luc?
— En una junta. ¿Por qué? ¿Sucede algo?
— En las noticias están transmitiendo un accidente en un acantilado cerca del mar.
— ¿Y qué tiene que ver eso con Luc?
— El auto que aparece cayendo se parece a los modelos de esta empresa. El señor Zaid me dijo que se iba de vacaciones con su familia en esa zona... (con voz llorosa)
— ¿Qué pretendes decir con eso? (Suena mi celular. Es el piloto)
— ¿Qué sucede?
— Señor, al parecer el auto donde iban tuvo un accidente. El niño está bien; los noticieros dicen que lo aventaron en una bolsa de seguridad y solo tiene algunos rasguños.
— ¿Qué? ¿Y mi hermana?
— No lo sé, señor. No dicen nada de ellos, solo que el auto explotó al impactar con el agua.
— No, no, no, mi hermana no...
<< No sabía qué hacer, solo grité pidiendo una computadora para ver lo que estaba pasando. La busqué y sí, eran esas las noticias: un auto grabó todo, un caco blanco salió disparado segundos antes de que el auto cayera al abismo. Luego solo se vio una luz amarilla, como una explosión. >>
— ¡Saquen a Luc de esa junta! ¡MÚEVANSE, MALDITA SEA!
En la oficina todo era un caos. Miguel no paraba de llorar en desesperación, una de las secretarias fue a avisar a Luc lo que pasó.
— Señores, con permiso, esta junta se cancela hasta nuevo aviso —dijo Martina, la secretaria de Luc.
— ¿Qué está pasando, Martina? ¿Por qué? Esta junta es clave para el proyecto. Sin los inversionistas tendré problemas con el don perfecto y la bruja me desheredará.
— Señor, algo grave sucedió con su hermano. Miguel está llorando, gritando el nombre de su hermana y del señor Zaid...
— Martina, dime qué pasó, rápido.
— Un accidente... perdieron la vida.
— << “Perdieron la vida” >> esa frase resonó en mi cabeza. Mi cuerpo se quedó inmóvil, sin sentir nada. No sé cómo llegué a la oficina de Miguel... él estaba sentado en un rincón, sin decir palabra, solo lágrimas rodaban por su rostro. Finalmente, habló con voz quebrada:
— Están muertos. Ya se confirmó la identidad. Son ellos, están MUERTOS.
— No, no es verdad, mi monstruo tiene que estar bien...
— Matt está bien. Lo llevaron a una clínica. Resulta que Germán y su esposa estaban en ese país por negocios. El niño está con ellos.
— No, no puede ser... << Al escuchar que Matt estaba vivo, salí disparado hacia el aeropuerto. Martina me consiguió un vuelo inmediato. Solo esperaba no llegar demasiado tarde por Mateo... >>
El vuelo fue una eternidad. Sentía que el tiempo se detenía, que el avión no avanzaba. Los médicos de la familia iban conmigo, sabían todo sobre Mateo.
Cuando finalmente llegamos al hospital, los médicos ya habían averiguado dónde estaban, así que fuimos directo a la habitación donde estaba Mateo.
— ¿Usted es familiar del niño? —preguntó una enfermera.
— Sí, soy su tío directo.
— Mire, señor, este es el diagnóstico del niño...
— Señorita, le agradezco que cuide de mi sobrino, pero no me interesa saber su diagnóstico ahora. Solo estas dos personas se encargarán de él. Nadie más puede acercarse, y preparen el traslado de inmediato.
— Señor, no puede hacer eso. Este hospital tiene reglas internas...
— No me interesan sus reglas. Usted está hablando con Luc Vivanco, entiendan que no cualquier médico puede tratar a mi sobrino.
— Sí, señor Vivanco.
— Hola, Luc. Cuánto tiempo, hermano.
— No soy tu hermano, Germán, y no me da gusto verte, pero gracias por cuidar a mi sobrino. Ya puedes irte.
— Tengo derecho a estar aquí, soy hermano de Nacía. ¿Ya olvidaste?
— No recuerdo cosas sin importancia. Pero sí recuerdo que firmaste un documento renunciando a todo lo relacionado con la familia a cambio de una empresa.
— Pero la sangre no se puede renunciar.
— Lamentablemente, no se puede cambiar la sangre. Si fuera así, ya lo habrían hecho hace rato. Germán, retírate si no quieres que llame a seguridad.
— Ya, ya, ya, me voy.
— ¿Cómo estás, Matt? Dime algo... ya estoy contigo, no te pasará nada, yo te cuidaré.
__ El médico encargado me explicó que el pequeño está en estado de chok total. Perdió el habla temporalmente, no llora ni expresa emociones. Está sentado como un robot, obedeciendo órdenes sin reaccionar.