Lorena siempre ha amado a su esposo, ha sido su único amor desde la época de la escuela; sin embargo, ha descubierto algo terrible.
¿Podrá Lorena soportar todo y volver a empezar?
Gabriel lleva cargando por años una culpa que no logra superar; se muestra frío y distante para que no descubran su debilidad; mientras está inmerso en una carrera política que lo podría llevar a la presidencia.
¿Podrá algún día volver a amar?
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2. Dos pequeñas traviesas
Gabriel Larrea tiene treinta y siete años, no es en extremo apuesto, pero tiene una elegancia que puede resultar muy atractiva, ha incursionado en la política; logrando ser parlamentario, su partido político lo ha convencido de que puede ser un gran candidato presidencial; sin embargo, los estudios realizados para la intención de voto, muestran resistencia al hecho de ser un padre soltero, al que le han atribuido una serie de aventuras que en la mayoría de los casos han sido fabricadas y nada reales; puesto que nunca ha presentado una pareja formal.
...Gabriel Larrea...
- "Señor Larrea, llamaron de su casa, las niñas lo volvieron hacer, la nueva niñera se ha retirado en el acto de la vivienda, y por ahora doña Margarita ha calmado a las pequeñas con su plato favorito", le avisó Diana, su asistente personal.
Gabriel tiene dos pequeñas, Samantha y Alexandra, tienen siete años, son unas niñas hermosas y extremadamente traviesas, quieren profundamente a su padre, pero en el fondo desean el amor maternal que ellas se imaginan. La madre de las pequeñas murió en un asalto violento que sufrieron, cuando regresaban de una velada nocturna y las pequeñas tenían tres años, ese día se quedaron con la niñera y su madre nunca regresó, de ahí detestan el termino de niñera para cuidarlas.
Ese violento asalto y la impotencia de no haber podido evitar la muerte de su esposa, y que lo mandó al hospital por un largo periodo, fue lo que motivó a Gabriel a incursionar en la política para reducir la inseguridad ciudadana; y es en ese rubro donde más se ha enfocado en su labor legislativa, en un afán de sentirse menos culpable por no haber podido hacer nada para salvar a su esposa.
...Samanta y Alexandra Larrea...
- "Esa agencia nunca me envía niñeras competentes, mis hijas son niñas amorosas con mucha energía, que ninguna niñera ha sabido focalizar, voy a buscar otra agencia que me envíe mejores empleadas", manifestó Gabriel incómodo, poniéndose su saco.
- "Afortunadamente, hoy no hay ninguna reunión, sus asesores están trabajando en el nuevo proyecto de ley, haré que se lo remitan al correo", manifestó Diana.
- "Gracias Diana, así tenga que revisarlo a la medianoche, me aseguraré de que el proyecto de ley quede perfecto, es importante poder convencer al resto de parlamentarios", expresó Gabriel, para luego despedirse de su asistente.
Debía ir de inmediato a su casa, necesita encontrar pronto a una persona que pueda entender a sus hijas y las pueda cuidar, la mujer que salió despavorida era la octava niñera que renunciaba en el último año.
Cuando su padre llegó a casa, las pequeñas se colgaron del cuello de Gabriel, quien no tuvo más remedio que alzar a ambas, mientras ellas lo miraban con ternura.
- "Papi, ya somos grandes", dijo Samantha.
- "Las niñas grandes no necesitan niñera", expresó Alexandra con un puchero.
- "Las niñas grandes no pegan con chicle el cabello de las personas; ni echan jalea en sus zapatos. Ustedes necesitan a alguien que las ayude, doña Margarita y doña Norma son personas muy mayores para cuidarlas todo el tiempo", manifestó Gabriel, mientras sus pequeñas agachaban la cabeza reconociendo que se habían excedido un poco.
- "Mis amigas no tienen niñera, tienen mamá", replicó Samantha.
- "Su mamá está en el cielo, ya se los dije", expresó Gabriel con cariño, aunque nota que ya esa explicación no parece ser suficiente para las pequeñas.
- "Pero queremos una en la tierra, ¿no nos puedes conseguir una mamá para siempre?", consultó Alexandra, haciendo un puchero y poniendo una mirada tierna.
- "Algún día cariño, lo siento, papá algún día encontrará una mamá para ustedes. Las amo mucho, mis amores", expresó Gabriel, abrazando a sus hijas.
- "Te amamos, papi", expresan ambas hermanas. Las pequeñas anhelan tener lo que ven en otras compañeras de clase, una madre amorosa, que nunca se vaya de su lado.
Gabriel siente una terrible frustración cada vez que siente la pena de sus hijas de no tener a su madre al lado, no han podido gozar la ternura y la calidez que brinda con naturalidad el amor más sublime que existe.
No obstante, él se niega a volver a enamorarse, tiene ya bastantes preocupaciones en la cabeza, vive inquieto por la seguridad de las pequeñas, tiene miedo de no poder proteger a alguien más, por eso mantiene distancia, parece frío e indiferente, aún cuando una mujer provoca en él algún tipo de interés; nada lo suficientemente fuerte que le provoque acercarse.
No ha aparecido en la vida de Gabriel Larrea, la mujer que logre que él se vuelva a enamorar sinceramente; sin embargo, eso está a punto de cambiar.