Liora reencarna en un mundo mágico con una nueva oportunidad para vivir y solo busca ser feliz.
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El mundo mágico tiene muchas historias, todas conectadas pero independientes.
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Oficina Real
A la mañana siguiente, mientras los tres desayunaban en silencio, golpearon la puerta de la posada.
Eamon abrió, esperando ver a un mensajero del pueblo…
Pero no.
Era un halcón mensajero real, con el sello dorado del palacio de Mercia.
Eamon: Su Majestad… es suyo.
El Rey tomó el tubo de metal, serio.
Lo abrió y desplegó el pergamino.
Apenas leyó la firma, sus ojos se suavizaron.
Rey: Es de Kiran Page.
Eamon levantó las cejas.
Eamon: ¿El Duque? ¿Su amigo?
Rey asintió.
Rey: Dice que encontró evidencia relacionada con el templo. Pruebas concretas. Necesitamos volver al palacio de inmediato.
Liora, que estaba sentada frente a ellos, levantó apenas la mirada.
No preguntó.
No sonrió.
No hizo ninguna broma.
Liora: Entiendo. Partamos cuando usted decida, Su Majestad.
El Rey sintió un pinchazo extraño en el pecho.
Otra distancia.
Otra barrera.
el Camino de regreso al palacio duró horas. Cabalgaban en silencio por el bosque y luego por los caminos abiertos que conducían a la capital.
Eamon, que solía hablar para llenar el silencio, esta vez no decía nada.
Parecía sentir que había cosas que no debía interrumpir.
Liora cabalgaba adelante, recta, tranquila.
Pero por dentro… su mente iba a mil. Por primera vez en mucho tiempo, no pensaba en la misión. Ni en el Rey. Ni en el templo. Pensaba en ella misma.
[Soy libre aquí. Soy nueva. Puedo ser quien quiera.]
Recordó su vida anterior. Encerrada en contratos, expectativas, cámaras, presiones, fama… Y el miedo constante.
Aquí… tenía dinero de todas sus misiones.
Podía comprar una casa pequeña.
Un taller.
Un negocio propio.
[Podría vender pociones. O flores mágicas. O abrir una librería. O simplemente… viajar.]
Era la primera vez que imaginaba un futuro donde ella decidía todo.
Y dolía un poco reconocer que en ese futuro… no estaba el Rey. No porque no quisiera… sino porque ya lo había entendido.. Él no la veía de esa forma.
Y ella no iba a quedarse anclada a una esperanza imposible.
Así que soñó. Soñó con libertad. Con vida. Con alegría.
Pero su silencio era tan profundo que el Rey lo interpretó de otro modo. Cabalgaba detrás de ella, mirándola de reojo de vez en cuando.
Ella antes hablaba, reía, inventaba historias, se emocionaba con cada árbol extraño del camino… Ahora… no decía nada.
Ni un comentario. Ni una risa. Ni una broma. Nada.
[Está… tan distante. ¿Le dolió tanto lo que dije?]
Recordó sus palabras de la noche anterior.
Lo correcto.
Lo razonable.
Lo esperado de un rey.
Y, sin embargo… algo en su pecho se retorcía.
La veía cabalgar sola, recta, firme… y sentía que una parte de ella se estaba alejando para siempre.
[Solo quería que no se sintiera obligada a nada. Solo quería evitar hacerle daño. No quería perderla… en ningún sentido. Pero esto… Este silencio…¿La estoy perdiendo?]
Eamon, desde atrás, lo observó con ojos entrecerrados.
El resto del camino transcurrió así..
Liora soñando con un futuro propio.
El Rey pensando que ella lo estaba dejando ir.
Eamon incomodo por la actitud de ambos..
Cuando las puertas se abrieron, el Rey desmontó primero.
La oficina real estaba silenciosa, iluminada solo por lámparas flotantes y el suave fuego de la chimenea.
Sobre la mesa, el Rey desplegó cuidadosamente el paquete de documentos enviados por el Duque Kiran Page.
Eamon y Liora se situaron a ambos lados, manteniendo la distancia profesional.
El Rey lo sintió al instante.
Ella estaba ahí… pero lejos.
Respiró hondo y se obligó a concentrarse.
Rey: Bien… veamos qué ha descubierto Kiran.
Eamon tomó la primera hoja.
Su expresión de sorpresa fue inmediata.
Eamon: Santo cielo…
Liora se inclinó apenas, observando con atención impecable.
Liora: ¿Es grave?
Eamon pasó el documento al Rey.
Rey (leyendo): “Mago Aldren… templo… manipulación…” Esto… es más serio de lo que esperaba.
Liora tomó el documento con cuidado cuando el Rey se lo ofreció.
Y allí, en tinta negra perfectamente trazada, estaba la línea clave..
“La señorita Arya Capell no fue elegida por la ‘santidad’ del templo.
Fue elegida por el Pegaso Líder…
y el templo lo ocultó para proclamar que ella era una ‘Santa’ enviada por los dioses.”
Liora abrió los ojos con incredulidad.
Liora: Entonces… ¿el templo mintió sobre su título?
Eamon asintió.
Eamon: Tal y como dice el duque Kiran… el Mago Aldren creó una narrativa falsa. Ellos sabían que Arya Capell fue elegida por los pegasos. Eso significa que todos los pegasos la siguen. Y el templo quería usar eso para obtener poder.
El Rey dejó caer el documento sobre la mesa con un golpe suave pero tenso.
Rey: Así que no se trataba solo de magia oscura o rituales… Se trataba de controlar a alguien que tiene la lealtad de criaturas legendarias.
Eamon: Y si controlas a quien los pegasos siguen… tienes poder militar, político y religioso.
Liora entrecerró los ojos, analizando cada dato.
Liora: Entonces el templo no protegía a Arya. La retenía.
Rey: Exacto.
Eamon tomó otra hoja, esta vez un informe firmado por Kiran Page.
Eamon: Aquí está la evidencia más fuerte.
Aldren registró en secreto que si Arya se negaba a servir al templo… “la aislarían hasta que comprendiera su rol”.
Liora apretó los labios, molesta.
Liora: ¿Aislarla? ¿A una mujer elegida por un pegaso? Eso es… cruel.
Rey: Y peligroso.
Intentar usar el vínculo con criaturas mágicas para ambición humana es una locura.
Liora dejó el documento en la mesa con cuidado casi ritual.
Liora: Tenemos pruebas suficientes para intervenir. Debemos mandar emisarios, detener al mago Aldren y proteger a Arya Capell.
El Rey asintió… pero su mirada se posó un momento en ella.
En sus manos.
En su rostro serio.
En su tono profesional, tan distinto al de días atrás.
Ese pequeño dolor en su pecho volvió.
Pero la misión era primero.
Rey: Sí. Actuaremos de inmediato.
Eamon empezó a ordenar los papeles.
Eamon: Prepararé un informe formal. Y luego enviaremos un mensaje a Kiran para coordinar la protección de Arya.
Liora asentía, siguiendo cada instrucción con eficiencia perfecta.
Liora: Me encargaré de revisar los sellos falsificados que usó el templo. Así podremos exponer su manipulación.
Rey: Gracias, Liora. Tu trabajo es… impecable.
Ella bajó la cabeza, respetuosa.
Liora: Solo cumplo con mi deber, Su Majestad.
El Rey sintió ese muro otra vez.
Ese muro que él mismo había causado.
Liora se dio vuelta para revisar más documentos.
El Rey se quedó mirándola, con una sensación creciente… de que la estaba perdiendo.
De que ella ya había aceptado dejarlo ir. De que su distancia no era un juego.
Era real.
Ojalá en el ducado encuentre alguien de otro reino que la invite a conocerlo 😏
😂🤣😂🤣😂 Estos dos hombres ya tienen canas verdes /Grievance//Grievance/