Sol Park es una mujer joven y sencilla que acaba de terminar sus estudios universitarios. Mientras busca un trabajo, consigue una entrevista en una empresa importante, donde conoce a Chen Li, el enigmático y apuesto CEO de la compañía. A pesar de sus diferencias de clase y posición social, surge una innegable atracción entre Sol y Chen. A medida que pasan más tiempo juntos, su relación se vuelve cada vez más íntima, convirtiéndose en una apasionada aventura entre la empleada y su poderoso jefe. Sin embargo, mantener esta relación en secreto no será tarea fácil. Tendrán que lidiar con los desafíos que impone la gran diferencia de poder, los rumores y las expectativas sociales. A medida que su romance florece, Sol y Chen deberán tomar decisiones difíciles sobre el futuro de su turbulenta pero intensa relación.
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Capitulo 2
Habían pasado ya varios meses desde que comencé a trabajar en Corporación Park y mi rutina se había convertido en una especie de danza coreografiada entre mi jefe, Chen Li, y yo. Nuestros encuentros en su oficina eran cada vez más frecuentes y la tensión entre nosotros parecía aumentar con cada interacción.
Recuerdo que hace unas semanas, Chen me había citado para discutir un importante proyecto en el que estaba trabajando. Cuando entré a su oficina, lo encontré de pie junto a la ventana, observando la ciudad. Al verme, se giró y me regaló esa sonrisa enigmática que tanto me desestabilizaba.
- Señorita Park, gracias por venir - dijo acercándose a mí. Su mirada recorrió lentamente mi cuerpo, provocando que un escalofrío me recorriera la espalda.
Traté de mantener la calma mientras él me explicaba los detalles del proyecto, pero era casi imposible concentrarme cuando su presencia me abrumaba de esa manera. En un momento dado, nuestras miradas se cruzaron y pude ver algo más que sólo profesionalismo en sus ojos.
Desde entonces, no podía dejar de pensar en ese momento. ¿Acaso había sido mi imaginación? ¿O realmente Chen Li, el poderoso CEO, sentía algo por mí? La sola idea me parecía absurda e irreal. Él era inalcanzable, un hombre de otro mundo al que yo, una simple empleada, jamás podría aspirar.
Esos pensamientos me acompañaban incluso fuera de la oficina. Yuri, mi mejor amiga, había notado mi distracción y me presionaba para que le contara lo que me ocurría.
- Sol, te noto rara últimamente. ¿Hay algo que me quieras decir? - preguntó una tarde mientras tomábamos un café.
Dudé por unos instantes, pero finalmente le confesé mis sentimientos por Chen Li. Ella me miró con los ojos muy abiertos, atónita ante mi revelación.
- ¿Estás loca? ¡Él es tu jefe! ¡No puedes enamorarte de tu jefe! - exclamó, provocando que varias personas a nuestro alrededor se voltearan a mirarnos.
- Lo sé, lo sé... - suspiré, hundiendo mi rostro entre mis manos - Créeme que lo sé. Pero no puedo evitarlo, Yuri. Hay algo en él que me atrae de una manera que no puedo explicar.
Mi amiga me miró con preocupación y tomó mis manos entre las suyas.
- Sol, tienes que tener cuidado. Si alguien se entera de esto, podrías perder tu trabajo. Incluso podrías meterte en serios problemas - me advirtió.
Asentí, consciente de la gravedad de la situación. Sabía que lo que sentía por Chen Li era una locura, pero no lograba sacarlo de mi mente. Cada vez que lo veía, era como si el mundo a nuestro alrededor se desvaneciera, dejándonos sólo a nosotros dos.
Una mañana, cuando me disponía a ingresar a la oficina, me encontré a Chen Li esperándome junto a la entrada. Su mirada brillaba con una intensidad que me quitó el aliento.
- Señorita Park, tenemos que hablar - dijo con un tono grave.
Sentí que mi corazón se detenía. ¿Acaso él también había notado la creciente atracción entre nosotros? ¿Sería posible que él sintiera lo mismo que yo?
Antes de que pudiera reaccionar, Chen Li me tomó del brazo y me guió hacia un pequeño pasillo apartado, lejos de miradas indiscretas. Una vez allí, se detuvo y me miró fijamente.
- Creo que ambos sabemos lo que está ocurriendo entre nosotros - susurró, acercando su rostro al mío.
Contuve el aliento, sintiendo que todo a mi alrededor se desvanecía. Sólo existíamos él y yo, en ese momento y en ese lugar. Lentamente, Chen Li acortó la distancia y sus labios se posaron sobre los míos en un beso suave pero intenso.
