Luna Cáceres quedó embarazada por confundir su laxante con el afrodisíaco de su amiga. ¿Con quien estuvo? No tiene idea. Lo único que sabe es que fue un maldito español que se aprovechó de su predisposición cuánto quiso.
Aquel español es el hijo de su padrastro, a quien conocerá por la boda en que sus padres sellarán su amor.
Ellos no se reconocerán, pero el español tiene un gran problema que le impide relacionarse con cualquier mujer, pero que curiosamente no le impidió estar con Luna.
¿Qué ocurrirá cuando él sepa que aquella noche inolvidable fue con su hermanastra? ¿Cómo reaccionará ella al saber quién es el padre de su hija?
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VERDAD QUE QUEMA
PABLO MONTES
Estoy aún intentando procesar que soy el padre de Cielo. Manuel descubrió la verdad estando aquí poco tiempo, mientras que yo no lo pude ni siquiera imaginar conviviendo con la niña.
La mujer con la que tuve la mejor noche y la más satisfactoria de toda mi vida fue mi hermanastra y producto de esa noche, ella quedó embarazada. Quiero recordar más, cómo fue que ocurrió, ¿Por qué ella se entregó a mi por completo siendo una muchachita virgen? ¿Ella se había emborrachado, había ingerido algo más o solamente tenía una oscura fantasía que cumplir de la que hoy se arrepiente? Necesito respuestas, pero no sé cómo abordar una conversación tan difícil con ella debido a su carácter y a lo sensible que es esto para ella.
Los días pasan y no se como decir la verdad que me está quemando por dentro. Cielo merece un padre y yo ya he perdido años de su vida, tengo que asumir la responsabilidad de mis actos. Respecto a Luna no se que hacer. Pensé tanto en mi hechicera por tanto tiempo y ahora que se que es ella, deseo repetir lo que ocurrió, aunque se que será aún más difícil.
Manuel me ha llamado para preguntarme cómo estoy y si pude hablar con Luna o con nuestros padres. Él guardará silencio porque aunque descubrió la verdad, no es algo que él deba decir.
No sé cómo hacer para hablar con Luna a solas. Presiento que acabaremos discutiendo y aquí no tenemos privacidad suficiente. Tampoco se cómo sacarla de casa para llevarla a un lugar más privado sin que quiera traer a Cielo. Estoy confundido y no quiero perder más tiempo.
Una idea cruza por mi mente y se que Manuel va a ayudarme. Alquilé un apartamento por un día y busqué uno que no tuviese otros inquilinos al lado. Le diré a Manuel que le diga a ella que compró una propiedad y desea pintarla. Ella irá conmigo y de esa manera podremos hablar.
Le pedí a nuestros padres que cuiden a Cielo con la excusa de ausentarme con Luna varias horas y ellos aceptaron sin sospechar nada. Creen que debemos despejarnos y así llevarnos mejor y que tal vez una salida nos ayude, pero yo siento que esto será un desastre de épicas proporciones.
Metí la prueba de ADN en el bolsillo de mi chaqueta y esperé a que Luna se alistara para ir conmigo a ver el apartamento. Durante el trayecto me hace algunas preguntas y yo dejo caer toda la responsabilidad en Manuel, haciéndome el desentendido.
Cuando llegamos, cierro con llave la puerta mientras ella recorre el lugar.
-Está recién pintado, ¿Por qué quiere que lo pinte yo?- Me pregunta notando que el apartamento es habitable y que está completamente amueblado en óptimas condiciones
-Este apartamento no es de Manuel, lo alquilé para estar contigo. Tenemos que hablar y debíamos hacerlo a solas- Intenta abrir la puerta y puedo notar que está asustada- No te haré nada, solamente necesitamos hablar de algo muy importante. Siéntate
Me siento frente a ella y estoy nervioso. No sé cómo afrontar todo esto para causarle el menor impacto posible.
-Se trata del padre de Cielo- Le digo con calma y se pone de pie queriendo terminar nuestra conversación que apenas acaba de empezar
-Apenas te conozco. No hablaré de eso contigo, es privado
-Yo se quién es- Se sorprende y vuelve a sentarse
-Yo no quiero saberlo. No sé lo digas por favor- Se ve alterada, atemorizada
-Luna, tengo la prueba de ADN- Le entrego una copia- Yo soy el padre de Cielo
Veo a Luna palidecer y se levanta nuevamente. Ríe histérica creyendo que probablemente le estoy jugando una broma. Insisto en que vea la prueba.
-Tiene que ser falso. Esto no es verdad. No puede ser- Niega alterada
-Lo descubrí hace muy pocos días. Yo no lo sabía. Jamás lo hubiese sospechado, pero Manuel descubrió el parecido y también que estuvimos en el mismo hotel y en la misma fecha. Luna, esto es de verdad, estuviste conmigo esa noche- Le hablo con suavidad pretendiendo tranquilizarla, pero no funciona
-Ahora entiendo por qué tu maldito perfume me daba náuseas. No te quiero cerca- Retrocede pretendiendo poner más distancia entre los dos y la respeto, no planeo asustarla más ni que piense algo equivocado
-Tengo fragmentos de esa noche, pero yo había bebido demasiado. Yo no te vi, no sabía que eras tu. Escúchame, si me hubieses pedido que me detuviera yo lo hacía, pero no me lo pediste. ¿Por qué me buscaste?- No parece convencida de que le digo la verdad- Eras virgen
-Si lo era y fue mi culpa. Yo no era consciente de nada, no era capaz ni siquiera de pensar. Asumí toda la responsabilidad y aún lo hago. No quiero que cuentes esto
-Luna, no te irás de aquí hasta que no hayamos resuelto esto y que me digas que fue lo que pasó. Después intentaremos llegar a un acuerdo y lo que haga falta- Veo sus ojos llenos de lágrimas y como tiembla. Su angustia es peor que en la conversación que tuvo con su madre. No quiero verla así, pero los dos necesitamos enfrentar esto y tener respuestas
-Lauren tenía un novio a distancia, una relación online y quería experimentar con un afrodisíaco. Yo buscaba mi laxante y el frasco era igual. Me equivoqué. Su noche se arruinó por tomar el laxante y la mía... Yo no era consciente de lo que hacía
-¿Tomaste el afrodisíaco por accidente?
-Jamás me hubiese acostado con un extraño. Aquella noche no era yo, al menos no consciente. Tomé una dosis alta por error. Cuando me desperté entendí lo que pasó, pero no sabía con quién. Estaba asustada, tenía dieciocho años solamente- La veo llorar y no se que hacer para animarla. Yo era varios años mayor y no me di cuenta de nada
-Por eso no dijiste nada. Luna, todo fue un malentendido y se nos fue de las manos
-¿Cuál es tu excusa? ¿Sabes el dolor que sentí? Me destruiste esa noche- Los fragmentos que recuerdo son muy intensos, rápidos, fuertes y estando de toda forma posible. Me llevé su primera vez de cada forma, de cada sitio de su cuerpo
-Fuiste la única mujer con la que no necesité tomar pastillas, las que te consta que tengo. Estaba desesperado, alcoholizado y por primera vez podía responder bien. También asumo mi culpa, pero de esa noche quedó una niña
-No metas a Cielo en esto- Me advierte aún más asustada
-Es muy tarde para eso- Le digo mirándola a los ojos. Me duele verla así y entiendo todo lo que siente por nuestra única noche juntos, pero así como ella asumió la responsabilidad, ahora es mi turno de hacerlo, lo quiera o no