Mi Bella Mentirosa.

(Jazziel)

Lo que me está diciendo, el socorrista de la cruz roja me deja totalmente fría y fuera de mi.

Mi Madre tuvo un accidente automovilístico, estoy en shock, pero vuelvo en sí; cuando me dice en que hospital está mi Madre.

Salgo inmediatamente, para el hospital, en el camino llamo a Papá y le doy la noticia.

Llego a la sala de emergencia, aún logro ver a mi Mamita, pero en este mismo momento, está siendo traslada; a cuidados intensivos, está conectada a un respirador artificial, y varios tubos, en ese mismo instante, se me forma un nudo en la garganta, es algo que no puedo explicar; jamás en mi familia habíamos pasado por un momento tan difícil, pues los problemas que hemos enfrentado en el pasado, no se comparan con esto.

Esto es fuerte, es una pesadilla, la peor pesadilla.

En ese momento, veo a Papá, Él se detiene frente a la camilla, donde está siendo transportada mi Madre; veo abundantes lágrimas, caer de sus ojos.

—Papá, ¿ella estará bien verdad?.—Me acerco a Él y recuesto mi cabeza en su pecho.

—Si, mi amor, lo estará.— me dice, mi Padre con una voz quebradiza.

Justo en ese momento, veo a Mi Madre moverse con dificultad, mi Papá le pregunta al médico, que está pasando... el doctor, nos pide nos retiremos de la sala de emergencia y que al estabilizarla podremos pasar a verla de nuevo.

Al cabo de una hora, nos llama el médico, y nos dice que mi Madre no puede ser intervenida y que solo un verdadero milagro puede hacer que ella se salve, mis lágrimas no cesan y mi Padre está igual, El médico nos dice que podemos pasar a ver a Mamá, uno por uno, Le digo a papá que pase el primero, sé que ella es el amor de su vida y que la aflicción en la que se encuentra su corazón es infinita.

Yo me quedo esperando, rogando al Dios del cielo por un milagro en la vida de Mamá.

Hasta que mi Padre aparece, sus ojos se ven llenos de angustia y un profundo dolor, que no se puede describir.

Inmediatamente, paso a la habitación de cuidados intensivos, que aunque no permiten el ingreso a visitas a nosotros nos dejaron pasar, supongo que es por la gravedad en la que está mi Madre; Ella respira con mucha dificultad, pero milagrosamente, está consciente.

Me acerco y tomo su mano.

— Mamita bonita.—le digo tratando que la voz me salga entendible.

Vas a estár bien, tú eres mágica, has esa magia que siempre haces, así como cuando yo me enfermo y me llevas tus águitas milagrosas que curan, dime como hago una de esas aguas magicas. Mamita yo la prepararé para Ti.

En eso siento un débil apretón en mi mano.

Me sorprendo, Mamá tiene sus ojos tan bellos puestos en mí...

—Mi Jazzi linda, —me dice, con tanta dificultad y con una voz tan profunda.

—Yo soy tu Hada Madrina, ¿verdad?.— La escucho y entre lágrimas le digo.

— Si tú eres mi hermosa Hada Madrina, eres mágica...—Le digo arrodillándome, frente a ella, para estar más cerca.

—Sabes algo mi Jazzi, Yo soy inmortal, viviré por siempre dentro de Ti y de Maxito; Yo nunca me iré, quizá ya no veas mi cuerpo, pero estaré presente en tu vida, y en la de tu hermano.

No olvides eso, Jazzi Preciosa.

Quiero que luches por tus sueños, prométeme que serás la mejor diseñadora de modas, y que te vas a convertir en una exitosa mujer profesional, pero sobre todo prométeme que cuando tu corazón sienta la magia del verdadero amor, no lo dejarás escapar, te casarás, me darás nietos, y vivirás feliz, prometeme que afrontarás las dificultades de la vida, con valentía y que pase lo que pase, jamás dejarás de creer en ti misma, si los demás no creen en ti Tú cree, ten fe en ti, y no te detengas lucha por tus sueños y sobretodo lucha por ser feliz, recuerda que tu felicidad depende de ti misma, de tu actitud ante la vida.

Yo Fui... la mujer más feliz del mundo, tuve a los mejores hijos y al mejor esposo, todo el tiempo me sentí amada y eso es la felicidad.

Dile a Maxito, que yo lo cuidaré desde el cielo, y Tú prométeme que lo cuidarás y apoyarás por siempre, te heredo a tí, mi magia ahora tu la tendrás, úsala siempre.

Yo jamás dejaré de amarlos...y de cuidarlos...

Max, Maxito y Tú me hicieron la mujer más feliz del mundo...

Yo estaré en el cielo, pero también estaré aquí...te amooo...—Mi Madre finaliza tocando mi corazón y diciéndome las palabras más maravillosas que he escuchado jamás, y las que nunca en la vida olvidaré.

Mamá pierde su aliento frente a mí ojos, la máquina hace ese espantoso sonido, que nos avisa que no hay signos vitales. Yo corro como una loca grito; POR FAVOR AYUDA, AYUDA, AYUUDA, llamo desesperadamente, al doctor, que entra a la habitación.

Mi Padre y yo cruzamos nuestras miradas, hay un dolor desesperante que se refleja en sus ojos.

Él lleva sus manos a la cabeza, hay tanta angustia en Él.

No puedo describir, el dolor que refleja el rostro de Papá, como tampoco puedo describir este dolor que estoy sintiendo en mi alma.

Es un dolor, literal angustiante y desesperante, un dolor para el cual no hay analgésicos, no existe nada que pueda quitar este profundo dolor.

El doctor sale, y nos mira con tristeza.

Lo siento mucho, ella se fue.

Esas son las palabras más duras que he escuchado en mi vida.

Mi Hada Madrina, se nos fue.

Hoy por la mañana estábamos felices sonriendo, abrazándonos, ella como todos los dias, haciendo su magia.

Eso que solo ella puede hacer...

Y es que no sé cómo podré vivir sin ella, no concibo mi vida, no sé cómo despertaré mañana, ya no estará en la cocina esperando junto a Papá y Maxito, ya no estará la reina de nuestras vidas, ya no estará la bella y única mujer, que durante mi vida entera me entrego su infinito amor.

Este vacío duele, esto es demasiado insoportable.

Ya nada podemos hacer aquí.

A mi mente llega Maxito, que hará un niño de 10 años, que ama a su Mamá con locura, que haré yo, como le diré a Maxito, no puedo con esto; noooo

Por qué a nosotros, éramos tan perfectos; tan unidos, por que? Mamá; si es la mujer más bondadosa, más dulce, la más Sabia.

Por que? mi Madre; si era la luz de nuestra vida.

Papá llega, hasta donde yo estoy tirada en el piso arrodillada a medio pasillo, mis lágrimas no cesan y es que este dolor no sé cómo quitarlo, quien puede curarlo, si la que curaba toda tristeza y dolor ya no está.

Papá me toca... Y con una voz tan profunda y con un notable dolor en su rostro, me dice.

—Jazzi, tienes que irte casa, tu hermano está allá, y está solo.

Ve y dile lo que pasó, Jazzi por favor.—Mi Padre me dice entre lágrimas y dolor.

Como puedo me levanto, y camino hasta la calle, pido un Uber y me marcho... A casa.

Voy a casa, sin dejár de llorar ni un solo momento, pienso como le diré a Maxito, El es solo un niño, El hombrecito de Mamá, así le decía ella, como le diré que nuestra Hada Madrina se nos fue.

Ya no tendremos su magia, ya no tendremos sus abrazos, ni sus besos, ya no tendremos sus sonrisas, que eran la luz de nuestro hogar...

Que haremos sin nuestra Madre...