Una heredera perfecta es obligada a casarse con un hombre rudo y desinteresado para satisfacer la ambición de sus padres, solo para descubrir que detrás de su fachada de patán se esconde el único hombre capaz de ver su verdadero yo, y de robarle el corazón contra todo pronóstico.
Damián Vargas hará todo lo posible por romper las cadenas del chantaje y liberarse de su compromiso forzado. El único problema es que ahora que la tiene cerca, no soporta la idea de soltarla.
Valeria Montenegro es la hija ejemplar: elegante, ambiciosa y perfectamente educada. Para ella, casarse con un Vargas significa acceder a un círculo de poder al que ni siquiera su familia puede aspirar alcanzar el estatus . Damián dista mucho de ser el hombre que soñó para su vida, pero el deber familiar pesa más que cualquier anhelo personal. Desear su contacto nunca formó parte del plan… y mucho menos enamorarse de su futuro esposo.
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Capitulo: 1 Valeria El Huracán en la Fiesta de Gala
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El murmullo comenzó como un suave zumbido, pero en cuestión de minutos se transformó en un rumor imparable que recorría el salón del hotel. Desde mi lugar cerca del equipo de sonido, podía captar fragmentos entre la música suave y el tintineo de las copas.
"—¿Lo has visto? Dicen que rechazó una oferta de mil millones la semana pasada—"
"—Esa mirada podría detener el tráfico en la Quinta Avenida—"
"—Pero ¿qué hace aquí? Nunca viene a estos eventos—"
No necesitaba girarme para saber de quién hablaban. Solo un hombre podía causar ese revuelo en la alta sociedad neoyorquina. Mantuve mi atención en la tablet, revisando los últimos detalles del programa de la subasta benéfica. Esta noche, los jaguares del Amazonas necesitaban toda la atención, no los egos de los multimillonarios.
Mi asistente, Clara, se acercó apresuradamente, con sus ojos brillando de una mezcla de pánico y emoción.
—Valeria, tenemos un problema —susurró, inclinándose hacia mí—. Acabo de ver al señor Vargas en el vestíbulo.
Contuve un suspiro. Damián Vargas. Su nombre solo evocaba imágenes de portadas de revistas financieras y negocios implacables. Su imperio tecnológico era legendario, pero su presencia en un evento de caridad para la conservación de animales era... inusual.
—¿Confirmó su asistencia? —pregunté, tratando de mantener la voz profesional.
—No en nuestros registros —respondió Clara—. Pero él es... bueno, él.
Eso lo decía todo. Damián Vargas no necesitaba invitación. Donde él aparecía, los eventos se transformaban.
Mientras procesaba esta información, mi ojo entrenado captó un movimiento sospechoso cerca de la mesa de regalos. La señorita Laurent, heredera de una fortuna minera, deslizaba discretamente una de nuestras bolsas de edición limitada dentro de su cartera. No era la primera vez.
—Clara, código plateado en la mesa tres —dije suavemente por el micrófono del oído—. Por favor, reemplaza el set de regalos para la señorita Laurent.
—¿Otra vez? —refunfuñó—. ¿No tienes suficiente con tu fondo financiero?
—Algunas personas disfrutan más el arte de acumular que el de poseer —respondí con un tono seco—. Ahora ve, y después te compraré esos dulces que tanto te gustan.
Mientras Clara se ocupaba de sus asuntos, sentí cómo la energía de la sala cambiaba. Las luces parecían brillar de otra manera, y las conversaciones se volvían más animadas. Era como si alguien hubiera aumentado el voltaje en toda la habitación.
Mi teléfono vibró con una llamada que reconocí al instante. Una que no podía ignorar, aunque cada fibra de mi ser quisiera hacerlo.
—Disculpa, Clara —dije, alejándome hacia un rincón tranquilo cerca de las jardineras—. Padre —saludé, manteniendo un tono neutral.
—Valeria —la voz de Armando Montenegro era tan firme y pulida como sus mesas de director—. ¿Dónde estás? Suena... bullicioso.
—Estoy trabajando, padre. La gala anual para la conservación de jaguares.
—Ah, sí —dijo con ese tono que dejaba claro que los jaguares estaban en el último lugar de su lista de prioridades—. Necesito que vengas a cenar mañana. Ha surgido algo importante.
Mi estómago se contrajo. Las "cenas importantes" de mi padre nunca traían buenas noticias.
—Mañana es muy pronto —protesté suavemente—. Tengo compromisos...
—Tus compromisos pueden esperar —interrumpió él—. Esto es familiar. ocho en punto. No llegues tarde.
La línea se cortó antes de que pudiera responder. Dejé el teléfono en mi bolso, sintiendo cómo una ansiedad familiar comenzaba a extenderse por mi pecho. Las órdenes de mi padre nunca eran solo invitaciones.
Cuando volví a concentrarme en la sala, noté que los murmullos habían alcanzado un nuevo nivel . Y entonces lo vi.
Damián Vargas estaba de pie cerca de la entrada, con una postura que emanaba poder y una confianza que no necesitaba validación. No estaba rodeado de aduladores como otros hombres de su estatus, sino que estaba solo, observando la habitación con una intensidad que era difícil de ignorar.
Nuestras miradas se cruzaron por un instante que se sintió como si durara una eternidad. Sus ojos oscuros parecían absorber cada detalle, evaluando y calculando. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, una reacción visceral que me tomó por sorpresa.
Clara volvió a aparecer a mi lado.
—Las donaciones han aumentado un veinte por ciento desde que llegó —susurró—. Quizás deberíamos invitarlo a todos los eventos.
No respondí. Porque en ese momento, una inquietante posibilidad comenzó a formarse en mi mente. La llamada urgente de mi padre. La repentina aparición de Damián Vargas en un evento que normalmente evitaría. La forma en que me había mirado, no con una curiosidad casual, sino con algo que parecía... reconocimiento.
Desvié la mirada rápidamente hacia Clara,— mi corazón comenzó a latir fuertemente como caballo desbocado sin alguna razón aparente. ¿Damián Vargas ? , pero no confirmo su asistencia , aunque a el no le hacia falta alguna .
Un millonario — A los 14 años, Damián ya demostraba una habilidad excepcional para la programación. Usaba las computadoras de la biblioteca pública para aprender codificación. A los 16, desarrolló su primera aplicación: un software de gestión para pequeños negocios que vendió por $500.000—dinero que usó para comenzar, aunque su familia es multimillonaria lo obligaron a comenzar desde cero para poder ganarse el titulo de heredero Vargas.
En la universidad (MIT, con beca completa), creó "Vargas Solutions"—una plataforma de inteligencia artificial para optimización empresarial. Lo que comenzó en su dormitorio se convirtió en una empresa valorada en $100 millones antes de graduarse.
Cuando Damián tenía 25 años, su padre murió de cáncer. aun pagando los mejores tratamientos médicos , su muerte lo marcó profundamente. Usó ese dolor como combustible para expandir su empresa agresivamente.
Hoy, Vargas Solutions vale $180 mil millones, con:
- Software de IA para Fortune 500 compañías
- Contratos de defensa con el gobierno
- Una división de ciberseguridad líder en el mercado
- Inversiones en tecnología verde y espacial
Además esta en la primera linea , como heredero de su patrimonio familiar que es 10 veces mas que su pequeña empresa
Las piezas empezaron a encajar en mi mente, formando una imagen que no me gustaba nada. En el mundo de mi padre, las coincidencias no existían. Solo había oportunidades y acuerdos.
Y yo, al parecer, estaba a punto de convertirme en parte de uno.
