📚¡UN CEO! ¿DE PADRASTRO?
Él guarda una venganza.
Ella, un pasado que no la deja en paz.
Valentina es madre soltera y ha aprendido a sobrevivir en silencio.
De noche baila bajo luces artificiales de un club, ocultando su nombre, identidad y su dolor.
Todo su mundo se pone de cabeza cuando empieza a trabajar como secretaria del CEO más reconocido del país, mientras lucha por salvar a su hija enferma.
El amor es un lujo que no puede permitirse... o eso creía.
Armando Garza, frío, calculador y poderoso, tiene un solo objetivo: una venganza .
Pero su mundo perfectamente controlado se tambalea cuando una pequeña empieza a llamarlo “papá”...
Y cuando sus días se entrelazan con los de Valentina, la mujer que nunca debió cruzarse en su camino.
El deseo será inevitable.
El peligro, constante.
Y el pasado... letal.
¿Podrán amarse entre secretos, traiciones y mentiras?
¿Podrán forjar otra historia o su futuro ya está escrito?
Una novela con temas sensibles. No apta para todo público.
NovelToon tiene autorización de Frida Escobar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Tiempo con la familia.
***NARRADO POR ARMANDO***
El elevador se detiene cuando llegamos a la parte de abajo y salimos rumbo al estacionamiento.
—Me puedo ir con Julián, ves con tus padres.
— ¿Que tengo 8 años?
Le digo molesto, y ella carga a su hija en lo que caminamos a mi carro.
—Yo tengo 3.
Dice la pequeña y la observo ya que para estar tan chica habla muy bien y entiende.
—¡wou! Que bonito carro, mami miraa.
Se asombra y les abro la puerta para que suban.
—Me iré en la parte de atrás con mi hija.
Dice y efectivamente Valentina es demasiado sobre protectora con su hija.
Les abro la parte de atrás y suben, cierro la puerta y yo subo por mi lado.
Por el retrovisor observo cuando le pone el cinturón de seguridad.
Para luego ponérselo ella.
—Ya papi, mi mami y yo estamos listas.
Dice y hecho andar mi carro. La cara que tiene Valentina es de enojo puro, y es algo que me gusta por qué es muy controladora pero con su hija no puede y es algo que me gusta ver.
—Tu mamá soy yo, pero el no es tu papá.
—Dijo que tal vez.
Le responde la pequeña y solo las escucho susurrar. Ella la regaña pero a su hija parece no importarle.
Nunca había visto a una mujer pelear con una niña de tres años y es algo que me gusta observar por qué ella cree que puede con todo, siempre con su actitud de tener todo bajo control.
—¿Papi a dónde vamos?
—¿A dónde quieren ir?
Le pregunto y me detengo en la orilla para ver la cara de Valentina que vale la pena hasta parar el carro.
—Dijo que nos llevaría a nuestra casa.
Dice enojada.
—Si no puede, déjenos aquí y tomaré un taxi.
— Mi papi quiere que salgamos juntos.
Dice y el que empieze a toser veo a Valentina desesperarse e incluso reaccionar de una manera exagerada.
La toma de su rostro y le habla.
—Respira mi amor, aquí estoy, a ver inhala y exhala conmigo.
—Por favor.
Le pide su hija cuándo logra calmar su respiración.
—Solo media hora.
Le dice y ella aplaude feliz.
—Papi, mi mami dice que si.
Vuelvo a la carretera pero no sé a dónde llevarlas.
—Podemos ir a una pizzería o a una heladería.
Dice Valentina sería.
—O vamos a la casa de mi papi.
Dice su hija y ella se niega rápido.
—No.
—Si eso quieres vamos.
Le digo y vale la pena solo por ver la cara de Valentina, me quiere matar con la mirada.
Manejo a mi penthause y me acerco al encargado.
—¿Cambio las chapas?
Le pregunto y el asíente dandome las nuevas llaves.
—Cuando alguien venga me llama, así será a partir de hoy. Tiene prohibido dejar pasar a cualquiera. En ellos incluyo a Alexa, Julián y mis padres.
—Como diga señor.
Me dice y guío adentro a Valentina y a su hija, en la mañana le pedí al encargado que cambiara las chapas ya que aquí entran todos cuando se les da la gana.
Julián saco una copia de mis llaves cuando se las di para que viniera a traer un documento y Alexa hasta el día de hoy no se cómo las consiguio y difícilmente diría que se las dió Julián ya que ellos no se llevan. Pero ya me lo esperaba.
Cuando se abren las puertas del elevador la pequeña se asombra y salimos directo a la sala.
— Bien ya lo vimos, ya nos podemos ir.
Dice Valentina pero su hija se sienta en un sofá.
—¿Puedo poner caricaturas?
Me pregunta señalando la televisión.
Asíento y le ofrezco el control.
—Voy hablar con el señor Armando mientras.
Dice Valentina y su hija voltea a vernos.
—Si, ustedes hablen cosas de novios, se pueden dar besos también.
Dice y Valentina acelera el paso haciendome sonreír al ver su cara roja de vergüenza.
Entramos a la cocina y me acerco a ella poniendola contra la meseta.
— Dejamos algo inconcluso en el estacionamiento.
Le digo y no se a donde se fue toda la seguridad que le veo todos los días ya que no me mira.