La Huida- Un Alfa Rechazado

Capítulo 1

Oliver

Tengo 30 años, desde los 25 tomé el mando de la manda “Luna Roja”. Estamos escondidos a simple vista, nadie en la isla sabe lo que realmente somos. Sí, vivimos en una isla, llamada Chiloé, en este país es imposible que se encuentren con mandas de hombres lobo, somos los únicos podría asegurar.

La isla está llena de historias, existen personajes mitológicos, pero dentro de ellos ni siquiera uno se asemeja a los lobos. Mis abuelos llegaron aquí, escapando de una guerra que iniciaron los altos mandos de los licántropos, ellos no se quisieron hacer parte así que, tomaron lo que pudieron, junto a sus amigos y se asentaron este lugar, cerca de un rio y rodeado de bosques nativos. Lejos del caos de la guerra mi abuelo quien era el alfa, junto con su beta y su gamma con sus respectivas compañeras y algunos otros amigos que decidieron seguirlos.

Levantaron sus hogares en un lugar que en esos años era recóndito y difícil de encontrar, la única manera de llegar era cruzar el Canal de Chacao en barcas.

Aquí aprendieron a trabajar la tierra, compraron ganado y así, la manada fue creciendo y siendo más próspera.

A los pocos años de llegar aquí, quizás 2, comenzaron a llegar cartas a mi abuelo con solicitudes de refugio para lobos y lobas jóvenes, algunos de ellos renegados, mi abuela quien era una mujer excepcional no tenía corazón para negar la llegada de aquellos jóvenes que necesitaban una oportunidad de crecer, conocer a sus parejas y ser felices, eso incluía a los lobos sin manadas que se negaban a volverse salvajes a tan temprana edad.

La manada no es tan extensa, ya que aquellos que aquí no encuentran a sus Mates, salen a recorrer el mundo en su búsqueda, aquí no se les obliga a quedarse, tienen plena libertada de hacer lo que ellos estimen conveniente para sus vidas, como por ejemplo estudiar, viajar o si simplemente quieren quedarse.

Somos aproximadamente 400 personas, de entre nosotros hay humanos, que, si se lo preguntan, la mayoría son mujeres, deben ser unas 50 de ellas, y si, son parejas destinadas de algunos miembros.

Aquí los lobos nos dividimos en quienes llevamos la cabeza de la manada, yo, mi beta Lucas y mi gama Manuel, nos criamos juntos, de hecho, nos llevamos por un par de semanas los tres, también está mi hermosa hermana, que me ayuda en todo lo que puede.

Igualmente tenemos centinelas, que son quienes cuidan y vigilan los alrededores, son muy buenos luchadores, no por miedo a ataques, pero si para tener al resguardo a nuestra gente. Tenemos 2 médicos, y no menos importante la matrona de la manada, que es quien ayuda a las mujeres con sus embarazos y partos.

Si se preguntan si estoy solo, mi respuesta es sí. Encontré a mi pareja destinada en uno de mis viajes a la antigua manada de mis abuelos. Sin embargo, hicimos el ritual de rechazo, algo que hizo que mi corazón se destruyera, ella era muy joven, hace pocos meses había ocurrido su primera transformación, tenía alrededor de 17 años, y estaba muy, muy enamorada del beta de la manada, lo único bueno en esta historia de rechazo, es que el beta resultó ser su pareja de segunda oportunidad, él ya había tenido su pareja, pero un accidente la arrebato de su lado.

Estoy seguro de que ahora son muy felices.

—Hola bombón — dice mi hermana a mis espaldas

—Hola hermosa, ¿Cómo estás? — respondí dándole un abrazo apretado.

—Solo venía a contarte que en unos días más, llegará mi nueva asistente de aula.

—me puedes explicar ¿por qué carajos buscaste a alguien de tan lejos para ese trabajo? ¿acaso aquí en la isla no hay chiquillas que puedas contratar? —cuestioné

—Aquí no encontré “chiquillas”, que quieran trabajar conmigo, la mayoría te tienen miedo— dice de forma burlesca, sabe que tiene razón —Aparte, viene con una muy buena carta de recomendación, y trabajó con una de mis amigas de la Universidad, fue su asistente por 2 años.

—Está bien, es tu área, tú sabes lo que haces. Ahora me tengo que ir corazón mío, debo preparar los contratos de la nueva administradora y de la veterinaria que llegaran en estos días, nos vemos para el almuerzo— Me despido de ella dándole un beso en la frente.

Así me pasé la mayoría del tiempo encerrado en la oficina, redactando contratos, realizando reuniones virtuales con potenciales clientes de la lechería, que no es industrial, y proveemos de leche a algunos negocios que fabrican quesos y otros derivados de ella

Aurora

Voy camino a tomar el bus, el que me llevará a mi nuevo y anhelado destino.

Me recomendaron para trabajar en un jardín infantil en Chiloé, amo el campo, si hay naturaleza, no hay manera de frenar esta travesía, y mucho menos si lo que me mueve a abandonar esta ciudad es la toxicidad de esa que se hace llamar mi “familia”.

Tengo 29 años, y soy…. Muy simpática, jeje, realmente no tengo mucho que decir de mí, mucho menos de la parte física, no salgo del típico aspecto de mujer chilena, no soy muy alta, de echo soy bajita de estatura, los centímetros que me faltan se los llevaron mis tíos, lo hermanos de mi papá son realmente altos.

Estoy gordita, tengo pechos pronunciados, son grandes, la mayoría del tiempo simplemente no uso sostén, siempre los escondo debajo de grandes poleras, soy seca por no decir experta en romper cosas frágiles, lo vasos y tazas pasan susto en mis manos.

Soy asistente de la educación, algo así como la asistente de la profesora titular de preescolar. No siempre se tiene esta oportunidad, no es un buen sueldo para cualquiera de mis colegas, pero, es lejos de aquí, me permitirá empezar de nuevo, lejos de los que me hacen mal, necesito desaparecer, por sanidad mental, este trabajo me viene como anillo al dedo, se podría decir que es el trabajo de mi vida.

Ya llevo 5 días en Puerto Montt, me vine una semana antes, por si acaso se presentaban complicaciones con mi traslado, desde la metrópolis hasta aquí, son aproximadamente 1.000km, quizás un poco más.

El viaje a la isla se hace en Transbordador, que es algo así como un barco, que cruza el Canal de Chacao, repleto de autos y buses.

En la pensión donde me quedé estos días, conocí a dos chicas, muy agradables, ambas eran jóvenes, una tiene 23 años, su nombre es Lilly, es una linda pelirroja natural, sus ojos son de color miel, es alta y al parecer de las dos es la más tranquila, es Veterinaria, y la otra, pero no menos importante se llama Lucía, tiene 26 años y es un torbellino de energía, igual de alta que Lilly, de largo pelo rubio, tiene sus ojos oscuros, casi negros podría decir. Sorprendentemente van al mismo lugar que yo, Lucy va a trabajar como administradora de la lechería que hay ahí, y Lilly, será la veterinaria a cargo del ganado.

Están igual de emocionadas, dicen que aman el encanto de la isla, conocen muchos mitos y leyendas que surgen de la isla, incluso aseguran haber visto alguna de las criaturas que se cree que ahí existen, lo creo un poco difícil, si así fuera seguramente no estarían vivas. Me entretiene mucho escucharlas contar historias.

Uno de los día que salimos pasear, me entretuvieron contando historias sobre cambia formas y esas cosas, según ellas en la isla hay … como decirlo… ¿hombres lobo?, es cómico pensar en eso porque este país no existe los lobos a menos que hablen de los que están en el zoológico ubicado en la zona centro del país, me causan gracia sus aseveraciones.

¡Que emoción! ¡Mañana dejamos Puerto Montt para embarcar, tengo tantas ansias de llegar!

—Hola bueno días, ¿Cómo están para nuestra travesía? — les pregunto a las chicas, con cara de zombi gracias a la caña (resaca) que me cargo.

—Horrible — responde Lucy —Creo que anoche no debimos tomarnos esa botella de vino, me siento fatal—

—No quiero decirlo, pero… ¡Se los dije! Exclama Lilly, les pedí encarecidamente que dejaran la botella, pero claro al par se les ocurrió tomarse hasta el agua del florero, ahora las quiero afuera de la pensión para que salgamos antes de que nos deje el bus de acercamiento — nos reclamó Lilly.

Con Lucy tomamos nuestros bolsos y salimos detrás de Lilly, y así nos pusimos en marcha a tomar el bus que nos trasladará.

En la Isla grande, nos estará esperando un conocido de Lilly, que vive en Castro, y nos llevará hasta Dalcahue.

Mis chiquis la nueva edición es solo correcciones ortográficas