Renace como un personaje de libro que odia... pero ella quiere cambiar su destino...
El mundo mágico también incluye las novelas
1) Cambiaré tu historia
2) Una nueva vida para Lilith
3) La identidad secreta del duque
4) Revancha de época
5) Una asistente de otra vida
6) Ariadne una reencarnada diferente
7) Ahora soy una maga sanadora
8) La duquesa odia los clichés
9) Freya, renacida para luchar
10) Volver a vivir
11) Reviví para salvarte
12) Mi Héroe Malvado
13) Hazel elige ser feliz
14) Negocios con el destino
15) Las memorias de Arely
16) La Legión de las sombras y el Reesplandor del Chi
17) Quiero el divorcio
18) Una princesa sin fronteras
19) La noche inolvidable de la marquesa
20) Ni villana, ni santa
21) Salvando a mi Ernesto
22) Cartas para una princesa
23) Ya te olvidé
24) Dulce Prisión
25)Secretos de una poción
26) La venganza de Leia
27) Recuerdos de mi futuro
28) Una esposa para el príncipe maldito.
** Todas novelas independientes **
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Fase dos
Durante los dias siguientes, Eleanor puso en marcha su gran plan educativo-emocional.. “El Proyecto Sonrisa (fase dos)”.
Cada mañana, se reunia con Margaret, cuaderno en mano, y trazaba nuevas ideas segun lo que iba descubriendo de Roland.
El niño, aunque seguia siendo serio y de modales impecables, mostraba pequeñas grietas en su armadura de solemnidad.. una media sonrisa aqui, una mirada curiosa alla.
Y Eleanor lo notaba todo.
Eleanor: Hoy vamos a construir una casa para insectos..
Roland, con su tipica expresión impasible, asintió.
Roland: ¿Tiene usted conocimientos de arquitectura, madrastra?
Eleanor: Por supuesto.. He leido… cosas.
Diez minutos despues, la “casa para insectos” parecia mas una trampa medieval.
Las ramas no encajaban, las hojas se caian, y Eleanor tenia mas tierra en la cara que en el suelo.
Roland, que intentaba no reir, fruncia los labios con fuerza.
Eleanor: esta casa tiene un arte abstracto naturalista..
mostrandose muy seria, con una rama atravesada en el cabello.
Roland no pudo evitarlo.
Soltó una pequeña risa. No una burla, no una sonrisa forzada… una risa de verdad.
Eleanor la escuchó y se congeló.
Eleanor: ¡Ah! ¡Lo logre! ¡Rió! Margaret, anote eso, dia tres, minuto cuarenta y dos.. Roland Cavendish se rie.
El niño bajó la mirada, un poco avergonzado, pero con un brillo nuevo en los ojos.
Al dia siguiente, Eleanor decidió enseñar a Roland a hacer pan, porque “todo niño necesita saber amasar su destino”.
El resultado.. harina por todas partes, una masa irreconocible pegada al techo, y Roland… riendose otra vez.
Roland: Madrastra, el pan parece un hechizo fallido..
Eleanor: Pues comeras el hechizo con gusto, jovencito. Es pan mágico..
mientras llena de harina hasta las cejas.
Y Roland, sin poder evitarlo, volvió a reir.
Asi, dia tras dia, entre ranas, insectos y masas explosivas, Roland comenzó a hablarle con mas confianza.
Ya no la llamaba “madrastra” en ese tono rigido, sino con un respeto mas suave, casi cariñoso.
Eleanor, aunque cansada de tanto desastre, sentia que por fin algo cambiaba.
Una tarde, mientras Roland le mostraba un dibujo de un dragón (hecho con increible precisión), ella sonrió.
Eleanor: Eres increible, Roland. No sabia que dibujabas tan bien.
El niño se encogió de hombros.
Roland: mi tutor solia decir que no era un talento util.
Eleanor lo miró con ternura.
Eleanor: Pues entonces, yo digo lo contrario. Dibujar es magia tambien. La magia de ver cosas que los demas no ven..
él la observó un momento, sin decir nada, y luego volvió a su dibujo… pero con una pequeña sonrisa.
Esa noche, durante la cena, el archiduque notó el cambio. Roland hablaba un poco mas, su tono era mas suave, y hasta se permitió contarle a su padre que su madrastra habia intentado cocinar pan “de otro mundo”.
Robin Cavendish escuchaba con una mezcla de sorpresa y calidez.
Eleanor, como siempre, contaba todo con dramatismo y humor, y aunque el duque intentaba mantener su porte, cada dia se le hacia mas dificil ocultar su sonrisa.
Archiduque: Parece que Roland se divierte con usted, Lady Eleanor..
Ella sonrió, con una pizca de orgullo y travesura.
Eleanor: Pues claro, Su Excelencia. Estoy reformando la educación del joven heredero… con metodos revolucionarios.
El archiduque la miró, divertido.
Archiduque: ¿Revolucionarios o caóticos?
Eleanor: A veces ambas cosas son lo mismo, Su Excelencia..
Y por primera vez en mucho tiempo, Robin Cavendish rió abiertamente durante la cena.
Margaret, que servia el vino, casi deja caer la botella del susto..
Tres meses habian pasado desde aquel dia en que Eleanor despertó en un cuerpo ajeno y un mundo que hasta entonces solo existia entre las paginas de una novela.
Y aunque aun se sentia una intrusa en la historia, algo habia cambiado.
El aire en la mansión Cavendish, que antes era tan pesado y silencioso que hasta los relojes parecian contener la respiración, ahora tenia algo distinto… un eco de vida..
Roland ya no caminaba con la rigidez de un adulto en miniatura. A veces se le escapaba una sonrisa cuando pasaba junto a ella, o se detenia a contarle alguna curiosidad sobre minerales o dragones (segun el dia).
Y el archiduque… bueno, Robin Cavendish seguia siendo el hombre serio, reservado y disciplinado de siempre, pero ya no tan distante.
Ahora, cuando cruzaban miradas en la cena, él le dedicaba una leve sonrisa o una palabra amable.
Pequeños gestos, pero suficientes para que Eleanor sintiera que el hielo comenzaba a resquebrajarse.
Margaret, siempre observadora, fue la primera en notarlo.
Margaret: Su alteza, el joven Roland ya no teme acercarse a usted… y el archiduque hasta la escucha..
Eleanor sonrió, recordando cómo, semanas atras, el niño habia insistido en enseñarle a diferenciar minerales con una seriedad encantadora, y cómo ella habia confundido una piedra magica con un trozo de pan seco..
Eleanor: Supongo que eso significa progreso.. Quiza no soy la madrastra mas elegante del reino, pero al menos no me tienen miedo.
Margaret: No solo eso.. a veces el archiduque se detiene en el jardin para verla jugar con el joven. No dice nada… pero se queda mirando.
Eleanor fingió no darle importancia, aunque su corazón dio un pequeño salto.
Margaret: Debe estar asegurandose de que no vuelva a atacar otra rana mi lady..
Los dias en el archiducado habian tomado un ritmo nuevo.
Eleanor seguia siendo torpe para bordar, un desastre para las lecciones de economia y completamente inutil con los modales de corte, pero se habia ganado algo mucho mas valioso.. la confianza de Roland y la curiosidad del archiduque.
A veces, Robin regresaba antes del anochecer, y los encontraba en el jardin.
Roland explicando algo con seriedad, y Eleanor escuchando con una atención tan exagerada que parecia que el niño le estaba revelando secretos del universo..
Y entonces el archiduque sonreia, sin poder evitarlo.
Era una sonrisa discreta, casi imperceptible, pero real.
Esa noche, durante la cena, Eleanor habló con su entusiasmo habitual..
Eleanor: He decidido que Roland debe aprender musica. He leido que el arte estimula la mente y el alma..
Robin levantó una ceja.
Archiduque: ¿Musica? ¿Y quien sera su maestra?
Eleanor: Yo, por supuesto.
Roland la miró con mezcla de curiosidad y alarma.
Roland: ¿Sabe tocar algun instrumento, madrastra?
Eleanor parpadeó.
Eleanor: Eh… todavia no. Pero aprendere.
El archiduque carraspeó, conteniendo una sonrisa.
Archiduque: Solo espero que el archiducado sobreviva a sus metodos “revolucionarios”, Lady Eleanor.
Eleanor: Su Excelencia, el progreso exige sacrificios.. Y quiza algunos sonidos desafinados.
Robin bajó la mirada, ocultando una risa, mientras Roland murmuraba..
Roland: Entonces… debo preparar mis oidos.
Eleanor los miró a ambos y pensó, con un calor inesperado en el pecho, que quizas… solo quizas, estaba empezando a pertenecer a ese lugar..
Robin y Eleanor ya no tendrán que esconder lo que sienten y pronto llegarán las bendiciones 😏🤭
Ese rey cómo le gusta fastidiar a Robin 🤬🤬
A Robin se le reinició el Windows y por fin hablo como debió ser desde un principio y dejar culpas, silencios, orgullos tontos /Right Bah!/