Cocinera

El aroma del perfume de Isabel entró por mi nariz. Ni siquiera volteó a verla, eso hace que abre primero.

_____ Ella no está aquí, mi amor.

_____ ¿Dónde está? ___ Pregunté apretando los dientes con furia.

_______ ¿En serio crees que podrás cuidar de ella?

_____ Es algo que a ti no te importa. ___ Contesté.

______ Mario abre los ojos, esa mujer solo te traerá problemas.

______ Impediste un intercambio. Pero, sabes que no podrá ser siempre. Tarde o temprano terminará por aburrirte.

Isabel, era como un fantasma silencioso, observando cada detalle para atacar. Fue entrenada para observar cada movimiento de las personas.

Fue un excelente sargento, hasta que tuvo la oportunidad de cambiar su vida por una mucho mejor. El dinero compra hasta la lealtad del más leal.

Ni siquiera volvió a verla y solo contesto.

______ Lo ha hecho, ¿no?

______ Hasta ahora ella se encuentra con vida.

Isabel guardó silencio, hasta que dijo.

_____ ¿Por qué te casaste con ella? Tu trabajo era tan sencillo. Solo traerla para hacer el intercambio.

______ Yo sería la que me encargaría de todo.

Una leve sonrisa apareció entre mis labios. Volteó ligeramente a ver a Isabel. La cual actúa como una mujer celosa. Odiaba tanto este tipo de escenas.

______ No tengo por qué darte explicaciones de mis actos. Si me casé o no con ella es mi problema.

______ El diputado se quedó sin amante y por lo que vi, el padre de Lina sin hija y sin la ayuda de mi hermano para ser candidato a alcalde.

Se escuchó el sonido de los zapatos de tacón acercarse. Me sostiene del brazo, clavando sus uñas.

_______ ¡Mario! ¿Tanto te has enamorado de ella que cambiaste los planes de todos? Ella solo es un objeto en este juego de poder.

_______ Ese fue el trato desde el comienzo.

_______ Yo no he hecho nada. Intentó escaparse y solo la castigue. Intento salvarle la vida porque sigue siendo una pieza importante en el ajedrez.

Puse mi mano encima de la mano de Isabel, ejerciendo tanta fuerza como si quisiera arrancarlo de su cuerpo.

______ No soy tonta, has olvidado que soy buena en esto. He observado cada uno de tis movimientos.

______ Sé cuando un hombre esta enamorado.

______ ¿Desde cuándo las sirvientas sabe lo que el al patrón siente por una mujer?

_____ ¿Olvidas cual es tu trabajo aquí?

______ Solo eres una más bajo las órdenes de mi hermano y mías.

______ No intentes tomar un lugar que no te corresponde.

_______ Lo que hubo entre tú y yo fue más que suficiente para aconsejarte. Nadie te conoce más que yo, Mario.

Miré a Isabel a los ojos, y dije.

______ No porque me haya acostado contigo un par de veces te da el derecho de interferir en mi vida.

_____ Ubicarte, si no quieres ser tú la muerta.

Me solté la mano de Isabel de mi brazo y salí de la habitación que era de Lina. Antes de que cerrara la puerta, Isabel dijo sonriente.

______ Tu esposita fue enviada al pasillo de putas. Si quieres verla debes pedirme permiso.

________ Veremos cuanto tiempo sobrevive ahí.

_____ Me estás amenazando

_____ No, sería incapaz de hacer algo como eso.

Giré mi cabeza, advirtiéndole a Isabel que si se atreve hacer algo en contra de Lina la mató.

Isabel mantiene una sonrisa en sus labios. Sin decir nada más, cerré la puerta detrás de mí.

Iba a dirigirme al pasillo, el cual gobierna Isabel. Ella era considerada "la comandante". Es la encargada de escoger a las chicas más hermosas y enviarlas a los clubs nocturnos al norte del país.

Las chicas menos agraciadas son entrenadas para convertirse en sicarios. Lina era bonita, pero, no lo suficiente para ir a un club; su destino era convertirse en sicario.

Por lo cobarde que es, no iba a durar ni un solo día. Su muerte sería segura, sino es que moría en el entrenamiento.

Así que tengo que pensar en algo, Lina no puede ser enviada al pasillo de putas, y tampoco convertirse en sicario.

Mientras caminaba, el aroma a comida entró a mi nariz. Rápidamente, me di cuenta de que no era Claudia la que estaba cocinando.

El aroma era demasiado familiar. Ya lo había olido antes y no en esta casa.

Desvíe mi camino y me dirigí a la cocina, tal y como lo había pensado ahí estaba ella. Lina usa una máscara, la cual cubre la mitad de su rostro.

Trae el cabello recogido y un mandil de color azul. Usa guantes para cocinar, y lo hace realmente bien.

Había perdido varios kilos, se nota más delgada, sus curvas han disminuido. La miré por algunos minutos en total silencio.

Aunque quisiera no puedo hacer nada para sacarla de aquí. Su padre la vendió por poder y ahora ella le pertenece a Ernesto.

Caminé silenciosamente hasta ella, colocando mis manos en su cintura. Acercando mi cuerpo al de ella.

Al sentir mis manos en su cuerpo, ella intenta defenderse, sin embargo, le susurró al oído.

_____ Soy yo. ____ Al escuchar mi voz, Lina dejó de luchar y se mantuvo quieta dejando que mis manos la toquen.

______ Cuando termines ve a mi habitación.

Extrañaba estar un momento a solas con ella. Le doy un beso en el cuello y me alejó. Ella solo volteó a mirarme de reojo y no dijo nada.

Siguió cocinando, tenia mucho trabajo que hacer.

Fue al despacho, mi trabajo en esta organización no es solo agarrar una arma y dispararle a todo aquel que me caiga mal.

Es algo más complejo que eso. Es verme bien y usar más mi mente que mi cuerpo. Son el intermedio en todo esto.

Quien tiene contacto con el gobierno, los empresarios y todos los que realmente hacen esta organización.

Me senté en la silla y comencé a trabajar. En dos días necesito viajar de nuevo a Guadalajara y hablar con algunos empresarios, ya que necesitamos lavar dinero lo antes posible.

Aunque no quería debo obedecer órdenes de Ernesto. Todavía no tengo el poder suficiente, para tomar las riendas de la organización.

Yo soy distinto a Ernesto, él es agresivo, violento por naturaleza.