SE MI ESPOSO, POR FAVOR.

... Perla llega a casa y empieza a planear lo que hara. Primero, llama al periodista que es amigo de su padre, le da las gracias por haberla ayudado a cambiar el vídeo, y cómo cortesía, le envía los videos de la boda.

— Quiero que me hagas ver cómo la peor de las víctimas. ¿Has entendido?

— Déjamelo a mi, las noticias cómo está son mi especialidad. — Perla sonríe. Su segundo paso es pedirle a uno de sus empleados que la ayude con algo. El acepta.

— Quiero verlo en las noticias mañana.

— Cómo usted ordene señorita.

— Prepárense familia Schafer, muy pronto, todos ustedes pagarán lo que me hicieron. Lo siento por el señor y la señora Schafer, pero justos pagan por pecadores. — Ella de nuevo sonríe al imaginar las caras que pondrán sus casi suegros cuándo vean todo en las noticias.¿Y por qué imaginarlo? Ella tiene el dinero suficiente para verlo con sus propios ojos. Aunque por el momento sus prioridades son otras, Perla está segura de que así cómo a ella, los hermanos Schafer han compartido a más mujeres, y seguramente, no todas estaban de acuerdo. Ojalá el detective que contrato, le lleve noticias muy pronto.

Por la noche, a Perla le cuesta trabajo dormir. Ella siente que hay alguien a su lado, que es Damián y que abusara de ella. Salta de la cama en el momento que despierta. Enciende la luz y ve su habitación a solas eso la tranquiliza.

— Era un mal sueño. — Se relaja, pero no puede dormir en toda la noche.

La mañana llega, Perla ve las noticias, el vídeo de su boda es lo que resalta en todos los sitios de chismes, en los periódicos, televisión, y hasta la radio. Los periodistas le han hecho mala publicidad al negocio de Selina, pues esté fue atacando por un grupo de chicas con máscara, pintaron el local con la frase, "No compren en el negocio de una zorra astuta." La sonrisa de Perla se extiende. Parece que las chicas que contrato por medio de un empleado, hicieron un excelente trabajo.

Ella tiene todos los aparatos encendidos. No se quiere perder un sólo detalle de su boda cancelada. En todos lados, la hacen parecer la víctima. Cuándo en realidad es la villana, pero ella prefiere ser eso, los villanos no sufren, ellos defienden a capa y espada sus intereses, son inteligentes y siempre están un paso delante de sus enemigos. No sé enamoran, porque consideran al amor una debilidad. Hacen acuerdos y ganan aliados, justo lo que ella necesita en ese momento. Un aliado. Alguien que odie a Damián, alguien que quiera verlo destruido.

Una semana pasa, el detective regresa con noticias de hasta lo que comen. Ella revisa la información. Al parecer, cuando los hermanos estaban en la preparatoria, abusaron de dos chicas, una se quito la vida, y la otra se volvió ermitaña, aunque es muy inteligente, toda la información esta en esa carpeta, Damián tiene un enemigo jurado, es nada más y nada menos, que el hermano de la chica que se suicidó, Mauricio Stone, un magnate de 27 años que formó su empresa desde abajo, ahora es muy rico, y la mayoría de la ciudad piensa que es gay.

— Más perfecto no podría ser. — Ella sonríe con toda la información recolectada. — Usted merece un buen cheque.

— Gracias señorita. — El detective sonríe al ver la cantidad.

— Quiero información de las otras personas. ¿Cómo va con eso?

— El médico resultó muy astuto, no hay nada interesante aún.

— Busque más a fondo. Si es necesario meta gente a su casa, quiero información valiosa.

— Cómo ordene. — Se despide de ella y sale de la casa.

— A buscar una ermitaña. Y después, un aliado. — Perla se viste de manera casual y sencilla, visita la dirección de la muchacha, es una casa de clase media. Quizás menos de eso. Una mujer mayor es quién abre. — Buenos días, estoy buscando a su hija Anastacia.

— ¿Quien es usted?

— Alguien que la sacará de esta condición en la que vive. — La mujer escanea a Perla, aunque por la forma en que va vestida, duda que sea la muchacha de las noticias. — ¿Puedo pasar?— La mirada determinante anima a la mujer, la hace pasar a la sala, llama a su hija, que cómo siempre está en su habitación, vestida con ropa holgada, y muy desaliñada. Anastacia se niega a salir. Pero su madre la convence, ella se asoma y reconoce a Perla, de repente siente curiosidad.

— ¿Quién eres?

— Soy tu venganza. — Responde Perla con una sonrisa.

— No entiendo.

— Se lo que te hicieron los hermanos Schafer. — La joven tiembla al escuchar ese apellido. — Te ayudaré a vengarte de ellos.

— ¿Por qué lo haría?

— Seguro ves noticias. No tienes que fingir no conocerme. Yo sé todo sobre ti, incluído el hecho de que eres una hacker, y siempre estás buscando la manera de echar a perderle los negocios a Damián y Dionisio.

— Estás mal. Yo no...

— No soy policía. — Perla trata de relajarla. — Damián me hizo algo imperdonable. Incluso peor de lo que hizo contigo. Ayúdame a destruirlo.

— ¿Por qué confiaría en usted?

— Por qué yo logré que el se arrodillara ante mi, y ahora planeo dejarlo en la calle, meterlo a la cárcel, hacerlo enloquecer, qué suplique estar muerto. Deseó que sufra el doble lo que me hizo sufrir. — ¿Me ayudarías con eso?

— ¿De verdad lo vas a lograr?

— Te lo aseguro. — La chica sonríe.

— Cuenta conmigo. ¿Qué tengo que hacer?

— Pasó uno, vamos a un centro comercial. — Le dice mientras la saca de la casa, la chica está muy temerosa, así que ella muestra una sonrisa cálida. Comprende mejor que nadie lo que Anastacia está sintiendo.— Ellos jamás podrán dañarte, cuentas con mi protección. — La chica asiente y trata de relajarse. Perla maneja y pronto llegan al centro comercial.— Pasó dos, esa ropa no está de moda. — Ella le compra todo lo que una chica debería tener, ropa de marca, zapatos y dos o tres joyas. Usa la tarjeta de su ex prometido, así lo hará enojar un poco más.— Pasó tres. Arreglar ese cabello. — Van juntas a una estética, Perla hace que la dejen cómo nueva, fue el lugar dónde más se tardan. — Pasó cuatro, tienes que ir al sicólogo.

— ¿Segura que mi madre no te envío?

— No. Pronto te vas a enfrentar con los hombres que más daño te hicieron, tienes que ser fuerte. Tienes que contener tus deseos de matarlos. — Anastacia acepta. Perla la regresa a casa y le pide que se prepare. También le da la dirección de una sicóloga. — Puedes confiar en ella.

Anastacia asiente. La segunda reunión se estaba retrasando. Ya eran las cuatro de la tarde, y ella salio a las 8 de la mañana. El hambre la está matando, aunque no quería comer sola. Busca en la web la comida favorita de Mauricio Stone, la compra en el restaurante y pide que la pongan para llevar.

Después, maneja hasta la empresa del magnate, muy segura de mi misma. Entra y pregunta por el.

— ¿Quien lo busca?

— ¿En serio? — Ella levanta una de sus cejas molesta. No puede creer que no la reconozcan, estuvo envuelta en un escándalo hace muy poco. ¿Tan difícil es recordar su rostro? ¿O será por qué está vestida de manera sencilla?

— Soy Perla Murphy, la novia de Mauricio. — La mujer abre la boca y parpadea muchas veces. — Quiero ver a mi novio en éste momento.

— Si señorita. — Perla se dirige a la reunión de alianza, espera que el acepté su propuesta.

— Buenos días.

— ¿Señorita Murphy? — Mauricio luce sorprendido.

— Buenos días señor Stone, ¿me acepta una invitación a comer? — Ella le muestra las bolsas en sus manos.