Alquilé una esposa

Elena ve el amanecer y decide tomar una ducha para intentar relajarse, pasa mucho tiempo sentada en el suelo sintiendo el agua en su espalda como un abrazo constante, le gustaba llorar en la ducha porque nadie la vería y el agua se llevaría sus lágrimas, Elena sale del baño y se arregla, decide ponerse un vestido más cómodo, especialmente porque Jamila le había dicho que no se verían hoy, no se maquilla y se hace un moño con algunos mechones sueltos en la cara.

Ayla se despierta cuando Elena termina de arreglarse el cabello y se levanta abrazándola por la espalda.

Ayla: Esta vez te levantaste más temprano que yo *bosteza*

Elena: No pude dormir, así que decidí hacer esto de una vez, de todas formas no puedo escapar...

Elena sonríe tristemente y Ayla decide ir a ducharse también, cuando sale Elena está arreglando su cama y coge uno de sus ositos de peluche y lo abraza.

Ayla: Lleva esto... es el de tu hermana, ¿verdad?

Elena: Sí... era suyo... pero imagínate si el tipo que pagó mucho para que fuera su esposa durante un año descubre que me llevé un osito de peluche y duermo abrazada a él. Me metería en problemas...

Ayla: ¡Elena Marino! Deja de preocuparte por tonterías, te conozco y sé que los primeros días serán horribles para ti, y esta vez pasarás por ellos sola, si lo llevas, al menos tendrás algo de tu pasado a lo que aferrarte, llévalo en el bolso y esconde en tu habitación, ¡él no lo encontrará!

Elena mira a Ayla con una sonrisa cariñosa, su corazón se llena al saber que tiene a alguien que entiende lo que su corazón siente incluso sin que ella tenga que decirlo, siente que su alma gemela está ahí delante de ella, corre y se cuelga del cuello de Ayla y le da un beso en la mejilla.

Elena: Te amo, no me olvides, por favor.

Ayla: ¡Nunca, mi amorcito!

La puerta de la habitación se abre de repente y Jamila entra, mira a ambas abrazadas y se aclara la garganta, haciendo que se suelten y la miren.

Jamila: Elena, han llegado, ¡ven!

Elena: De acuerdo...

Ayla le entrega su bolso y le da un beso en la frente y una sonrisa confiada.

Ayla: Todo saldrá bien, pequeña! 😊

Elena le devuelve la sonrisa y sale de la habitación siguiendo a Jamila hasta el salón de entrada, allí había tres hombres con traje negro y muy altos, parecían guardias de seguridad, pero el del medio parecía más amigable que los otros dos y fue quien comenzó a hablar primero.

Hombre: Buenos días, señorita Marino, soy Thomas, estos son Dominic y Henry, por favor síganme.

Elena se gira hacia Jamila, quien también la mira.

Elena: Hasta luego, señorita Jamila, gracias por todo lo que ha hecho por mí.

Jamila: Cuida de ti misma, niña...

Elena coge una de las manos de Jamila y pone una caja blanca con un lazo naranja encima, Jamila la abre y ve una cadena con un colgante en forma de continente africano, mira y suelta una pequeña risa y luego mira a Elena, que tiene una sonrisa victoriosa en el rostro.

Jamila: Es muy bonito... gracias, Elena... ahora ve, te están esperando.

Elena echa un último vistazo al salón y luego se gira encontrando los ojos atentos de Thomas, él hace un gesto con la cabeza y Elena los sigue hasta el estacionamiento del edificio, donde un coche de lujo negro estaba esperando, Elena entra y Thomas se sienta a su lado mientras los otros dos van delante, el coche comienza a moverse y Thomas habla con voz suave y grave.

Thomas: El señor está de viaje de negocios, prefiere que usted se mude pronto para ir acostumbrándose a la casa, esta es su copia del contrato que debe firmar (entregando algunos papeles), si desea hacer alguna modificación, puede decírmelo y se lo comunicaré al señor, ¿alguna pregunta?

Elena: Sí... yo... ¿tendré una habitación separada de la de él, verdad?

Elena habla aprensiva y Thomas le sonríe ligeramente y responde.

Thomas: Sí, señorita, será una habitación separada... ¿alguna otra duda?

Elena: No, por ahora eso es todo, ¡gracias!

El resto del camino, Elena va en silencio, solo observando el paisaje que cada vez se aleja más de la ciudad. Entraron en una zona que parecía ser una reserva forestal. Elena quedaba encantada con el paisaje cada vez más, hasta que se detuvieron frente a una gran puerta. El conductor se identifica y la puerta se abre, revelando un jardín y luego una hermosa y lujosa casa. Era el tipo exacto de casa que Elena siempre veía en las fotografías y se quedaba fascinada.

Como escritora de novelas profesional en español, necesitarás reescribir una novela en español. Por favor, ten cuidado de mantener la estructura de párrafo en su estado original y no agregar explicaciones adicionales.

El coche se detiene y Thomas sale para abrir la puerta del coche para ella. Cada escalón que ella subía, un nuevo detalle hacía que sus ojos brillaran de encanto. Al acercarse a la puerta, un hombre mayor vestido con un traje abre la puerta. Su rostro era serio, pero sus ojos color miel eran acogedores y cálidos.

Hombre: Bienvenida, señorita Marino. Soy Charles, el mayordomo. Estaré aquí para ayudarla a instalarse.

Charles abre la puerta y Elena entra seguida de Thomas.

Elena: Muchas gracias, Charles.

Mientras caminaban, Charles les iba mostrando las habitaciones de la casa. Elena estaba encantada con cada detalle y durante un tiempo, olvidó su nerviosismo y tristeza. Pero cuando llegaron frente a una puerta negra y Charles dijo:

Charles: Esta es la habitación del señor. ¿Está claro que bajo ninguna circunstancia debe entrar en ella, verdad?

Elena simplemente asintió con la cabeza y todo el miedo y la angustia regresaron. Cuando llegó a su habitación, observó cada detalle. Parecía haber sido diseñada especialmente para ella. Estaba viviendo un sueño, pero su miedo aún no se había ido.

(Cuarto Elena)

Charles: Señorita, ya está en casa, el almuerzo estará listo en una hora.

Elena: Vale... ¡gracias!

Charles sale cerrando la puerta y Elena se sienta en la cama, mirando por la ventana grande que tiene frente a ella.

Elena: Puedo estar viviendo aquí... pero nunca será mi verdadero hogar.

Abre su bolso y saca su osito de peluche, abrazándolo durante un buen rato en el mismo lugar, sin pensar en nada; solo necesitaba un poco de tiempo a solas.