Lucía, luego de morir despierta en la última novela que leyó, pero lo más extraño de todo eso fue que despertó en el personaje que más odiaba...
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capítulo 11
El gran día había llegado, y todo el mundo se encontraba presumiendo su dinero al llegar vistiendo las mejores prendas y joyería. La familia de Dayana no era la excepción, puesto que el barón y sus hijas también estaban vestidos para la ocasión. Mientras que este esperaba en la puerta del carruaje a que sus hijas bajaran del carruaje, no muy lejos pudo ver a los duques mirar en su dirección, pronto algunos nobles más lo hicieron y al sentir la mano de su hija en su antebrazo volteó a mirarla y fue ahí donde lo comprendió. Dayana se veía como un ángel, su vestido era celeste claro y tenía pequeños diamantes que al moverse le daban un toque mágico, su pelo estaba recogido y a pasar de que las señoritas de su edad acostumbraban a utilizar mucho maquillaje, ella decidió colocarse muy poco y dejar una apariencia natural. Su joyería tampoco era tan exagerada, pero los pequeños zafiros en sus orejas hacían una linda combinación con todo su vestuario.
El barón, quien miraba a su hija, orgulloso, pronto su semblante cambió cuando vio a tantos jóvenes mirar como depredadores a su pequeña princesa. Pronto caminaron hasta llegar a los duques y luego de que ambas familias se saludaron, la duquesa sonrió y con genuina amabilidad dijo.
— Señorita Dayana se ve hermosa esta noche.
Dayana sonrió y asintiendo ante este gesto agregó.
— Gracias duquesa, pero viendo lo linda que se ve usted esta noche, ahora comprendo de donde mi amiga sacó tanta belleza. Ambas se están robando todas las miradas, el duque Milton sí que tiene suerte al haberse quedado con las joyas de más preciosas de Amatista.
Los duques sonrieron por las palabras de la joven y pronto su conversación se vio por interrumpida por el anuncio del vocero real, quien anunciaba la llegada de los emperadores. Dayana al ver como los emperadores llevaban al gran salón quedó maravillada. En su vida pasada le encantaba leer sobre novelas de época, nunca imagino que un día ella estaría presente frente a semejantes figuras de autoridad, en verdad se veían majestuosos y la emperatriz daba una imagen magistral, ella era una verdadera mujer empoderada y podía notarse por cómo su gente la miraba. Pronto en la entrada nuevamente el vocero llamó la atención de los cortesanos anunciando la llegada de ambos príncipes herederos. Al mirar en dirección a la entrada vio como Sarah, bajaba las escaleras junto con el príncipe Esteban y al ver lo bien que se veían los dos sonrió maravillada de poder estar viendo esa escena en vivo y en directo.
Pronto todos los nobles comenzaron a acercarse a ambos para felicitar al príncipe por su cumpleaños y en cuanto fue el momento del barón Lauren, Dayana junto con su hermana y padre se acercó a ellos para saludar.
Barón Lauren — Alteza, felicidades. La familia Lauren presenta sus felicitaciones.
Sin más el barón se inclinó junto con sus hijas y Esteban asintió para luego decir
— Gracias por asistir barón Lauren, disfrute del evento. — Luego posó su mirada en Dayana y al reconocer a la bella jovencita dijo.— Un placer volverla a ver mi lady.— Sin que Dayana se lo esperará el príncipe se acercó un poco más tomó su mano y besando su dorso agregó. – Debo de decir que esta noche se ve exquisita.
Dayana frunció su rostro y retirando su mano miró a Sarah quien tenía una mirada extraña en ella, pero aun sin poder descifrarla agregó.
– Gracias alteza, pero mi belleza no se compara con la de su prometida. Princesa, esta noche usted se lleva todas las miradas.
Sarah sonrió para disimular sus celos y devolviendo el elogio siguió saludando a los demás nobles. Dayana juntos con su familia se despidieron y caminando nuevamente hacia los duques dijo en susurros a su padre.
— Padre tengo un mal presentimiento, no me dejes sola en ningún momento.
El barón no entiendo del todo las palabras de su hija solo asintió y luego intentando disimular el ambiente tenso que se creó, estos se pusieron a hablar con los duques. Los nobles seguían presentando sus saludos a los príncipes y emperadores, cuando todo acabó la música comenzó y el príncipe nuevamente mirando con dirección al salón, se apartó de Sarah y comenzó a buscar a Dayana con su mirada. Cuando Dayana noto esto, se empezó a preguntar si aunque ella intentará cambiar su destino, este así se quedaría. Cuando el príncipe empezó a caminar en su dirección, Dayana rápidamente se acercó a su padre quien se encontraba hablando con los duques y dijo.
— Padre necesito tomar aire.
El barón miró a su hija confundido, pero pronto vio como esta empezaba a abanicarse la cara.
— ¿Qué sucede?– Pregunto extrañado y Dayana agregó.
— No me siento bien, todo me da vueltas... creo que me falta el aire...
Dayana empezó a actuar más ansiosa como su en verdad tuviera dificultades para respirar y la duquesa al ver esto dijo.
— Tal vez sea el vestido... la acompañaré al sanitario, ya regresamos.
Sin más Dayana siguió a la duquesa y mientras ambas se alejaban, vio como el príncipe detuvo su paso para luego volver a su lugar...
Cuando ambas mujeres estuvieron solas nuevamente, Dayana dijo.
— Creo que... ya me siento mejor. Solo necesitaba un poco de aire...
— Creo que ambas sabemos por qué estamos aquí.— Dayana miró el rostro de la duquesa y al ver que este se encontraba contraído, quiso hacerse la desentendida, pero la duquesa agregó.— Sí vuelve al salón el príncipe volverá a intentarlo, he visto que no ha quitado su mirada de usted en toda la noche, y aunque usted me agrada señorita Lauren, mi hija está primero. No dejaré que nadie arruine su felicidad y eso la incluye...
— Lo entiendo, como también pudo notar que en ningún momento intenté acercarme a él, ni le devolví sus miradas, en cuanto vi lo que intentaba quise irme, valoro más mi amistad con su hija y jamás haría algo que pueda dejarla en vergüenza. — La duquesa relajo su expresión y Dayana agregó — Perdone mi franqueza, pero creo que su hija se merece algo mejor, ese principito lo único que hará es lastimarla.
La duquesa suspiró y luego agregó.
— Tal vez aún no lo entienda por qué no tiene hijos, pero cuando los tenga comprenderá que hay veces en las cuales nuestra voluntad, no se pueden anteponer a las decisiones de nuestros hijos. Sarah es quien decidió esta unión y como padres solo estamos apoyando su voluntad.
— Tal vez sea así, pero lo que si se es que ese hombre no la quiere y por lo que ambas acabamos de notar, no le interesa si la lástima o no con sus acciones. — La duquesa se quedó en silencio un momento y Dayana agregó — Volveré al salón primero, no pienso irme, primero le daré una lección.
La duquesa no entendía bien las palabras de Dayana, pero al ver como la chica marchaba camino apresuradamente hacia el salón nuevamente. Dayana al llegar vio a su amiga en una esquina sentada con mirada triste, mientras que el príncipe bailaba con otra joven. Al ver esto busco con su mirada al grupo más grande de señorita y acercándose a ellas dijo.
— Veo que su Alteza quiere recuperar el interés de la señorita Lauren. — Las señoritas presentes voltearon a ver a la chica y al reconocer quien era se acercaron a ella y Dayana agregó — Lástima que mi amiga ya ha tomado una decisión...
— ¿Señorita Dayana de que está hablando? Su Alteza está bailando con otra dama cuando su prometida esta senda...
— ¿Señoritas, es que aún no entienden a los hombres? Su Alteza quiere volver a captar su interés, no debería decir esto, pero...— Las señoritas presentes prestaron más atención y Dayana agregó.– La señorita Milton quiere romper el compromiso con su Alteza. — Las señoritas de la corte se alarmaron y Dayana haciendo que todas guardarán silencio dijo.– por lo que tengo entendido ella tiene a alguien más en su corazón...
— Imposible, todo el mundo sabe que quien propuso ese matrimonio fue la familia Milton.
– Eso es cierto...
— Pero aun así la señorita Sarah no está contenta con esta decisión, ella espera que su padre desistas y cancele todo antes de que sea demasiado tarde. Cuando su Alteza se enteró de esto, empezó a comportarse de esta manera, intenta volver a llamar su atención invitando a otras señoritas a bailar, quiere ver si su prometida reacciona y lo aparta de ellas, pero miren a la princesa, pareciera que no le afecta esta situación...
Las señoritas empezaron a ver en su dirección y al ver que la princesa parecía estar aburrida Dayana agregó.
— Además, quien podría estar enamorada de un príncipe cuando un emperador busca captar toda tu atención, colmándote de detalles, flores, joyas y cartas expresando sus sentimientos...— Las señoritas empezaron a creer en esto y Dayana al ver lo que había conseguido tapo su boca y fingiendo estar apenada dijo.— Oh... por dios, no debí decir nada, por favor que esto no se divulgue, la princesa no quiere que nadie lo sepa...
Las señoritas asintiendo prometieron guardar el secreto y Dayana marchó con dirección a donde Sarah se encontraba. En cuanto llego le sonrió y dijo.
— Princesa cambié esa cara, los nobles la mira y no es bueno que crean que esto le afecta.
— Dayana me quiero ir, esto es...
— Tranquila, ya estoy ideando un plan para que el príncipe se arrepienta por esto. Ahora quiero que cada noble que se acerque a usted para pedirle un baile lo acepte. –Sarah miró extrañada a Dayana y está agregó.— Confíe en mí, los hombres son básicos, él no la quiere porque sabe que la tiene, ¿pero que pasaría si ya no fuera así...?
Sarah aún sin entender bien las palabras de Dayana solo la vio caminar con dirección hacia su familia nuevamente y en cuanto Dayana llego junto a la duquesa dijo.
— Tengo un plan, pero necesito de su ayuda.
— ¿Qué clase de plan?
– Pídale a alguno de los hermanos Ferreira que saque a bailar a señorita Sarah.— La duquesa miró extrañada a la jovencita y está agregó — Confíe en mí, no dejaré que mi amiga sea humillada esta noche.
La duquesa asintió y caminado hasta donde se encontraba su hijo le platico en susurros para luego ver como este le pedía a sus amigos que sacaran a bailar a su hermana.
Pronto el conde Ferreira se dirigió hasta donde se encontraba la princesa y llamando la atención de todos los presentes dijo.
— Princesa...¿me permite este baile?
Sarah miró con dirección a Dayana y recordando sus palabras, sonrió coqueta y asintió, para luego levantarse de su asiento y bailar con el joven conde.
Los nobles al ver esto comenzaron a platicar y pronto todos los solteros del imperio empezaron a acercarse a Sarah para bailar. El príncipe Esteban al ver esto, empezó a molestarse, puesto que él no esperaba que Sarah pudiera hacer algo como aquello en su fiesta, pero en cuanto estaba por ir a reclamarle las habladurías de los nobles se empezaron a escuchar y lo que sus oídos habían logrado captar no le había gustado para nada...