En esta apasionante novela, "María" Gómez, una joven y talentosa periodista, se encuentra con un misterioso hombre llamado Alejandro, cuya sonrisa enigmática la deja sin aliento. A medida que se conocen mejor, María descubre que Alejandro esconde un secreto que podría cambiar su vida para siempre
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Reencuentro
Alejandro llegó al hospital con su hijo en brazos. Se dirigió a la habitación de María, emocionado de reencontrarse con ella.
Al entrar en la habitación, Alejandro se acercó a María y tomó su mano.
"Mi amor", dijo. "Estoy aquí. He encontrado a nuestro hijo."
María no respondió, pero Alejandro sabía que ella podía escucharlo. Estaba en coma inducido, pero su corazón latía con fuerza.
"Está aquí", dijo Alejandro, poniendo al bebé en su brazo. "Nuestro hijo está a salvo."
Alejandro habló con María durante horas, contándole todo lo que había pasado. Le dijo que había encontrado a Rafael y que la justicia sería servida.
María no podía responder, pero Alejandro sabía que ella lo escuchaba. Podía sentir su presencia, su calor.
"Pronto estarás bien", dijo Alejandro. "Pronto estaremos juntos de nuevo, como una familia."
Alejandro se quedó junto a María durante la noche, sosteniendo su mano y hablando con ella.
"Te amo", dijo. "Te amo más que nada en este mundo."
La oscuridad rodeaba a María, pero ella podía sentir el amor de Alejandro. Podía sentir su calor, su presencia .
En la oscuridad, María escuchaba la voz de Alejandro. Sentía su calor, su presencia. Aunque no podía responder, su corazón latía con fuerza.
"Estoy aquí", pensó María. "Estoy aquí con Alejandro.
Recuerdos de su vida con Alejandro flotaban en su mente. Su amor, su felicidad, su familia.
"¿Por qué esto?", se preguntó María. "¿Por qué tuve que sufrir esto?"
Pero la respuesta no importaba. Lo que importaba era que Alejandro había encontrado a su hijo. Que su familia estaba a salvo.
"Gracias, Alejandro", pensó María. "Gracias por encontrarlo. Gracias por amarme."
María sintió una lágrima rodar por su mejilla. No podía moverse, no podía hablar, pero su corazón hablaba por ella.
"Te amo, Alejandro", pensó. "Te amo más que nada en este mundo."
La oscuridad seguía rodeándola, pero María sabía que no estaba sola. Alejandro estaba con ella, siempre.
Pensamientos de Alejandro
Mientras sostenía la mano de María, Alejandro pensaba:
"Recuerdo la noche que todo cambió", pensó. "Cindy me golpeó con un bate y me dejó inconsciente. Cuando desperté, María estaba desmayada en el suelo, con una bala en el estómago... y nuestro hijo había desaparecido."
Se estremeció al recordar el horror y la desesperación que había sentido.
"Cindy se llevó a nuestro hijo", pensó. "Y María... María estaba tan cerca de la muerte."
Alejandro se sentía culpable por no haber podido proteger a María y a su hijo.
"Debería ", pensó. "Debería haberla protegido." más, no los protegi como debía.
Pero entonces recordaba la fuerza de María, su determinación.
"María es fuerte", pensó. "Ella luchó por su vida y por nuestra familia. Y yo la encontré, encontré a nuestro hijo... y ahora están a salvo."
Miró a María, su rostro sereno y tranquilo.
"Te amo", dijo en voz baja. "Te amo más que nada en este mundo."
Alejandro se preguntaba qué pasaría si María no se despertaba. ¿Podría vivir sin ella?
"No", pensó. "No puedo vivir sin ti."
Se inclinó y besó la frente de María.
"Despierta", susurró. "Despierta y vámonos a casa. Nuestro hijo te espera."
La máquina que monitoreaba el estado de María pitó suavemente, y Alejandro se levantó para ver qué pasaba.
