El Beso Del Nigromante

El camino al territorio vampiro estaba siendo un tortura para mí y parecía que no solo para mí, porque mi padre había pasado todo el camino quejándose sobre los vampiros y sus costumbres, y sus rituales y el evidente desprecio que sentía por el compañero de mi hermana, mi padre se había quedado con la espina clavada, con ganas de romperle todos sus huesos al Rey Celdric y ahora tenía que ir y fingir que estaba de acuerdo en que mi hermana se emparejara con el y si no supiera la manera en la que mi madre influia en las decisiones de mi padre, le hubiera rogado porque nos quedáramos en casa como el tanto quería.

Desde el primer momento que pisamos el territorio vampiro, aquel olor ya conocido para mí se filtro por mis fosas nasales, observe por la ventana el camino, el invierno parecía estar azotando el territorio, todos los ojos clavados en nosotros con tantas preguntas y prejuicios, nadie se atrevió a dar un paso hacia nosotros y lo agradecí.

El palacio del rey vampiro estaba sumido en una oscuridad siniestra sin importar cuantas luces hubiera alrededor, mis nervios estaban a mil, observando hacia todos lados nerviosa, había por lo menos una mínima posibilidad de que no nos encontramos, la ceremonia sería en la noche, a la misma hora en la que siempre nos encontrábamos en el bosque, entonces lo más probable es que el no estuviera, entonces todo estária bien, el infierno no se desataría y yo podría estar en paz.

La ceremonia fue hermosa, mi hermana Lucía como solo una Reina podía verse, cuando terminó la ceremonia pude respirar con calma, el nunca apareció, no estaba aquí. Después de la ceremonia nos acercamos hacia donde ella estaba con sus compañeros, mis ojos vislumbraron a mí hermano, Azuma, recostado de la pared con un rostro que jamás había visto en el. Me acerqué a el y sus ojos volaron a mí.

.- Hermano.- mi brazos se enrollaron en su cuerpo, los suyos apretaron mi pequeño cuerpo entre sus brazos con cariño.

.- Como estás, pequeña traviesa?.-

.- Yo bien... Pero tú, no lo pareces, sucede algo?.- Azuma esquivo mi mirada y negó.

.- Nada por lo que tengas que preocuparte... Deberías ir a felicitar a tu hermana.- era evidente que algo le sucedía, tomé sus manos entre las mías y les di un suave apretón.

.- Sabes que cuentas conmigo verdad... Se que soy tu hermanita pequeña, pero igual soy tu hermana y ya no estoy tan pequeña.- Azuma soltó una risa suave y sonrió hacia mi.

.- Siempre estarás pequeña para mí.-

.- Estoy para ti si lo necesitas, incluso si necesitas hablar sobre Dea... Seré imparcial, te lo prometo.- Azuma beso mi frente con cariño y se alejo soltando mis manos.

.- Estoy bien... Ve y habla con tu hermana, parece pensativa.- los dos miramos hacia Dea, con el rostro fijo hacia un punto muerto, sentado en lo que parecía un trono bastante elaborado para la nueva Reina de los Vampiros.

Mire hacia Azuma y le sonreí.- Está bien, iré con ella.- Camine hacia Dea, este era el momento preciso para hablar de aquello que no habíamos concretado, el reloj de la verdad se agitaba con fuerza en mi interior, necesitaba encontrar la manera de conseguir aquel puesto en esa academia.

Me detuve a su lado y le sonrei.- te vez hermosa, Hermana.- sus ojos voltearon a los míos, la miré nerviosa, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho.

.- Sucede algo Alexa?.-mire hacia otro lado incapaz de seguir mirando su rostro, que pensaria Dea si supiera lo que estaba haciendo?, si supiera la verdadera razón por la que quería ir a aquel lugar... Dea que jamás había corrido detrás de nadie que no fuera para asesinarlo, Dea podría comprender el dolor que me aquejaba?...

.- Todo está bien Hermana... Que has pensado sobre lo que te practique en la biblioteca el otro día?

.- Porque quieres ir a ese lugar?... Y no me digas que para aprender, las dos sabemos que tienes muchas opciones para aprender en casa.- mi rostro se contrajo en evidente nerviosismo, como reaccionaria Dea si le dijera la verdad?.- Dime la verdad, sabes que no se lo voy a contar a nadie.- Lo sabía, sabía que dea no se lo diría a nadie, lo que no estaba segura es que ella me apoyaría si conociera la verdad, pero no tenía más ninguna otro opción, había llegado la hora de contar una verdad que no me había atrevido a decirle a nadie, ni siquiera a él.

.- Bueno... La verdad es que...- estaba lista, dispuesta a arriesgarlo todo para asegurar el futuro con quien creía que era mi compañero, pero entonces aquel olor a Hierbas y Azufre se filtro por mi nariz y una alerta se encendió dentro de mi, mi cuerpo se congelo en su lugar y solo fui capaz de voltear y observarlo caminar hacia nosotros, sus ojos no me habían visto y no estaba segura de querer ver la mirada que me dedicaría cuando supiera la verdad, mi corazón galopaba con fuerza en mi pecho, amenazando por salirse por mi boca, mi mente me gritaba corre pero mi cuerpo está congelado, atrapado en el mismo lugar, observando cómo el principio del caos se acercaba.