En la turbulenta Inglaterra medieval, Lady Isabella de Worthington, una mujer de espíritu indomable y belleza inigualable, descubre la infidelidad de su marido, Lord Geoffrey. En una época donde las mujeres tienen pocas opciones, Isabella toma la valiente decisión de pedir el divorcio, algo prácticamente inaudito en su tiempo. Gracias a la ley de la región que otorga beneficios a la parte agraviada, Isabella logra quedarse con la mayoría de las propiedades y acciones de su exmarido.Liberada de las ataduras de un matrimonio infeliz, Isabella canaliza su energía y recursos en abrir su propia boutique en el corazón de Londres, un lugar donde las mujeres pueden encontrar los más exquisitos vestidos y accesorios. Su tienda rápidamente se convierte en el lugar de moda, atrayendo a la nobleza y a la realeza.
NovelToon tiene autorización de Fachis Reyes para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Sombra del pasado
La boutique de Isabella había comenzado a convertirse en un pilar de la comunidad noble. Las mujeres de la alta sociedad no solo venían a comprar vestidos, sino también a disfrutar de la atmósfera acogedora y de la camaradería que Isabella había cultivado. Sin embargo, en medio de este éxito, la sombra del pasado de Isabella comenzó a alargarse.
Una mañana, mientras Isabella revisaba la contabilidad en la tranquilidad de su despacho, Anne entró apresuradamente con una expresión preocupada.
—Milady, hay un hombre en la tienda. Dice que tiene un mensaje urgente para usted. —dijo Anne, con un tono de alarma en su voz.
Isabella frunció el ceño. No esperaba visitas inesperadas y menos aún mensajes urgentes. Se levantó de su escritorio y siguió a Anne hasta la sala principal de la boutique. Allí encontró a un mensajero con una expresión seria.
—Lady Isabella, traigo una carta de Lord Geoffrey Worthington. —dijo el mensajero, extendiéndole un sobre sellado.
Isabella tomó el sobre con manos temblorosas, el nombre de Geoffrey habia evocado una ola de emociones desagradables. Abrió la carta y comenzó a leer. A medida que sus ojos se movían por las líneas escritas, su expresión se tornó cada vez más sombría.
"Isabella,
Me he enterado de tu reciente éxito con tu boutique. Aunque nuestra relación no terminó como esperábamos, me parece justo advertirte que las cosas no siempre salen según lo planeado. La vida puede ser impredecible, y los negocios aún más. Te deseo suerte, porque la necesitarás.
Geoffrey"
Isabella apretó la carta en su mano, sintiendo una mezcla de ira y temor. Geoffrey no era el tipo de hombre que enviaba advertencias sin intención. Algo más oscuro se escondía detrás de esas palabras, y ella sabía que debía estar preparada para lo que fuera que él estuviera planeando.
Esa noche, mientras Isabella reflexionaba sobre la carta, se dio cuenta de que Geoffrey no solo estaba resentido por el divorcio y de la pérdida de sus acciones, sino que también se sentía amenazado por su éxito. Decidió que no permitiría que su sombra oscureciera el futuro brillante que había comenzado a construir. Habló con Anne y Beatrice sobre la carta y les pidió que estuvieran alerta.
Los días siguientes fueron tranquilos en la boutique, pero Isabella no podía sacudirse la sensación de que algo iba mal. Finalmente, sus temores se hicieron realidad cuando un grupo de clientas nobles comenzó a quejarse de que habían encontrado defectos en sus vestidos. Las costuras estaban mal hechas, y las telas se desgarraban fácilmente. Esto era completamente inusual para la boutique, donde la calidad siempre había sido primordial.
—Lady Isabella, hemos recibido varias quejas hoy. Esto nunca había sucedido antes. —dijo Anne, preocupada.
Isabella examinó los vestidos defectuosos y se dio cuenta de que alguien había saboteado su trabajo. Las costuras parecían haber sido alteradas deliberadamente para que los vestidos se deshicieran después de un corto uso. Inmediatamente entendió que Geoffrey estaba detrás de esto. Su amenaza se había concretado de la manera más insidiosa.
—Anne, Beatrice, tenemos que actuar rápido. Revisemos cada vestido en la tienda y aseguremos que no haya más saboteados. También debemos encontrar a la persona responsable de esto. —dijo Isabella con determinación.
Trabajaron durante horas, inspeccionando cada prenda con minuciosidad. Encontraron varios vestidos más que habían sido manipulados. Isabella sintió una profunda indignación. No solo se trataba de un ataque a su negocio, sino también a su integridad y al trabajo arduo de su equipo.
Esa noche, Isabella decidió confrontar a Geoffrey directamente. Envió un mensajero a su mansión con una carta demandando una reunión. Geoffrey aceptó rápidamente, y se encontraron en una taberna discreta a las afueras de la ciudad.
—Isabella, qué sorpresa verte aquí. ¿Qué te trae por estos lares? —preguntó Geoffrey con una sonrisa sardónica.
—Sabes perfectamente por qué estoy aquí, Geoffrey. Recibí tu carta y, poco después, mis vestidos comenzaron a presentar defectos. Sabes tan bien como yo que esto no es una coincidencia. —respondió Isabella, con su voz firme y llena de desafío.
Geoffrey fingió sorpresa, pero sus ojos se estallaron en una chispa de malicia.
—Isabella, no sé de qué estás hablando. Es una pena que tu negocio esté teniendo problemas, pero yo no tengo nada que ver con eso. —dijo, con un tono goteando su sarcasmo.
—No te creo, Geoffrey. Siempre has sido un hombre de pocas palabras, pero tus acciones hablan más fuerte. No permitiré que destruyas lo que he construido. —respondió Isabella, clavando su mirada en él.
Geoffrey se inclinó hacia ella, con una expresión que habia cambiafo a una de amenaza abierta.
—Cuidado, Isabella. No subestimes de lo que soy capaz. Este es solo el comienzo. —dijo, com una voz baja y peligrosa.
Isabella se levantó, dispuesta a no mostrar miedo.
—No te tengo miedo, Geoffrey. Haré lo que sea necesario para proteger mi negocio y a mi gente. —dijo, dándose la vuelta y saliendo de la taberna sin esperar respuesta.
De regreso en la boutique, Isabella compartió la conversación con Anne y Beatrice. Decidieron que debían tomar medidas para proteger la tienda. Contrataron a un guardia de seguridad para vigilar la boutique durante la noche y aumentaron la vigilancia sobre los empleados y las entregas de materiales.
A pesar de estos desafíos, Isabella se negó a dejar que el sabotaje de Geoffrey la disuadiera. Se concentró en fortalecer su relación con sus clientas, asegurándose de que cada mujer que entrara en la boutique se sintiera valorada y atendida. Personalmente, supervisó las reparaciones de los vestidos defectuosos y ofreció descuentos y regalos a las clientas afectadas para recuperar su confianza.
Con el tiempo, las clientas comenzaron a notar los esfuerzos de Isabella y apreciaron su dedicación y compromiso. Las quejas disminuyeron, y la reputación de la boutique se subio aún más. Sin embargo, Isabella sabía que Geoffrey no se daría por vencido tan fácilmente. Tenía que estar un paso adelante.
Una tarde, mientras Isabella revisaba las cuentas de la boutique, recibió una visita inesperada. Lord Alexander de Ravenswood, su viejo amigo de la infancia, había llegado a la ciudad y había oído hablar del sabotaje.
—Isabella, me enteré de lo que está pasando. ¿Estás bien? —preguntó Alexander con preocupación genuina.
—Estoy bien, Alexander. Gracias por venir. —respondió Isabella, sintiendo un alivio inesperado al verlo.
Alexander se ofreció a ayudarla, usando su influencia y conexiones para investigar más a fondo las actividades de Geoffrey. Con su ayuda, Isabella pudo descubrir que Geoffrey había sobornado a uno de los empleados para que saboteara los vestidos. El empleado fue despedido y Geoffrey enfrentó una creciente presión social por sus acciones deshonrosas.
A medida que Isabella y Alexander trabajaban juntos para proteger la boutique, ella comenzó a recordar los tiempos felices de su infancia y la amistad profunda que compartían.
Finalmente, Geoffrey se vio obligado a retirar sus intentos de sabotaje ante la presión y la exposición de sus acciones.