Todos amamos de distintas maneras.
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Capítulo 14
—Mira quien acaba de llegar. —Susurró Camila. Luna levantó la cabeza y lo vió ingresar al café con sus amigos, pero fingió que no le interesaba en absoluto, y siguió acomodando el pastel que minutos antes había cortado en rebanadas.
—No me importa ¿Podrías atender su mesa tú? —Preguntó, sin mirar a su amiga.
—Bien, yo iré, no te preocupes. —Camila tomó su libreta.— Pero está mirando fijamente hacia aquí.
Luna se encogió de hombros sin siquiera mirar. —No quiero que eso me importe.
—Esta bien, pero si me pregunta por ti, le diré la verdad, que estás muy molesta. —Camila caminó hacia la mesa de los chicos. Luna miró por unos segundos, y lo vió a él, mirándola fijamente.
Luna sentía como si hubiera sido golpeada por una ola de emociones encontradas. Hacía días que Christopher no aparecía por el café y ella ya se había comenzado a convencer de que así iban a terminar las cosas, y lo que más le dolía, era que realmente ni siquiera habían comenzado. Se sentía como si estuviera caminando por un desierto sin fin, sin ninguna señal de vida, ni de esperanza. Pero entonces, Christopher apareció nuevamente, como si no hubiera pasado nada, y lo peor era que la miraba, la miraba con una intensidad que la hacía sentirse desnuda y vulnerable.
Luna se sentía confundida, sin saber qué hacer con sus emociones. ¿Por qué la miraba así? ¿Por qué había regresado? ¿No era mejor que simplemente desapareciera? ¿Y por qué ella aún quería seguir sintiendo cosas por él? Incluso luego de todo lo que su primo había dicho.
La cabeza de Luna era un torbellino de preguntas y dudas, y su corazón latía con una mezcla de emoción y miedo, se sentía como si estuviera jugando a la ruleta rusa, sin saber qué iba a pasar a continuación.
—¿Todo bien?—Preguntó, cuando su amiga volvió a su lado.
—Si ¿Podrías preparar un café negro sin azúcar? —Quiso saber Camila, de forma divertida.
—Tal vez me equivoque y le agregué media taza de azúcar. —Respondió Luna, rodando los ojos.
—No seas cruel. —Pidió su amiga, alejándose del lugar.
Minutos después, Luna no pudo evitar notar que Christopher se paraba de su asiento y caminaba hacia ella.
—Hola Luni. —Saludó él, cuando llegó a su lado. —¿Cómo has estado?
—Hola ¿En qué puedo ayudarte?—Preguntó ella, intentando parecer indiferente.
—En realidad quería preguntarte si podemos cambiar uno de nuestros pedidos. —El parecía nervioso. —Y de paso, solo quería saber cómo estabas.
Luna se sorprendió al verlo nervioso, no pensaba que eso fuera algo propio de un chico como él.
—Estoy bien, gracias.— Respondió ella, intentando mantener la calma.
—Me alegra mucho en verdad.— Dijo Christopher, sonriendo.— ¿Puedo cambiar el pedido de mi amigo? Es cambiar un batido de fresas por un café con leche.
Luna asintió con la cabeza.— Claro, no hay problema, enseguida lo anoto y se lo hago saber a mi compañera.
Mientras Luna anotaba en un papel, Christopher se inclinó hacia ella.
—Luna ¿Puedo hablar contigo un momento? Hay algo más que quería decirte.
Luna sintió un nudo de nervios formándose en su estómago.
—Ahora estoy realmente muy ocupada con el trabajo, no es momento, ni lugar para conversaciones. —Respondió tajante.
—Lo sé, pero no te robaré mucho tiempo. —Los ojos de ambos se encontraron por unos segundos, y ella no pudo negarse.
—¿Qué pasa? —Preguntó, sin demostrar mucho interés.
—Quiero hablar contigo sobre lo que pasó estos últimos días.—Dijo Christopher, mirándola fijamente.— No quiero que haya malentendidos entre nosotros.
Luna se sintió confundida.
—¿Qué malentendidos? —Preguntó.
Christopher suspiró.
—Luna, sé que desaparecí sin decir nada, lo siento...—El no pudo terminar de hablar.
—No hay nada que disculpar.— Luna se encogió de hombros. —Entre tu y yo no pasa nada, es mejor no confundir las cosas, así que, si un día dejas de venir, o no vuelves a hablarme, está bien, no me debes nada en verdad.
Christopher la miró con intensidad.
—Oh, bueno, capaz yo creí que las cosas eran algo distintas. —Christopher soltó una risa nerviosa. —Pero bueno, mejor que ya todo haya quedado solucionado.
Luna sintió un nudo se le formaba en la garganta.
—Enseguida les llevamos su pedido.— Ella fingió una sonrisa.
Christopher se apartó un poco del lugar, la confusión en su rostro se podía notar.
—Gracias. —Fue lo único que dijo, y volvió a su mesa, desconcertado.
vale la pena esperar muy buena novela