Lo Peor De Mi, Conocerte A Ti.

El teléfono de Alex vibró en la mesa mientras revisaba unos papeles en la pequeña oficina que había improvisado en su casa. Eran casi las tres de la mañana, y aunque sabía que algo grave estaba pasando con Lucas, no tenía idea de lo que estaba por venir. Con una mezcla de cansancio y preocupación, deslizó el dedo por la pantalla del celular, esperando que fueran noticias de Jota o de la familia de April.

Al leer el mensaje, su corazón se detuvo por un segundo. Era Jota. Las palabras, caóticas y desordenadas, le golpearon como un puñetazo al estómago: "April... se la llevaron... Lucas está aquí, pero... intercambio... el tiempo se acabó."

Alex dejó caer el teléfono. Por un momento, el mundo pareció detenerse a su alrededor. El sonido de la lluvia golpeando la ventana se volvió un eco distante mientras su mente intentaba comprender lo que acababa de leer. April… secuestrada. No podía ser real.

Se levantó de la silla con un impulso nervioso, caminando de un lado a otro. Sabía que las cosas con Lucas estaban mal, que algo oscuro lo había arrastrado a problemas serios, pero nunca imaginó que terminaría afectando a April de esta manera. Cada vez que pensaba en ella, su mente volvía a su risa fácil, su determinación inquebrantable. Ahora, esa imagen estaba rota. La habían tomado. Ella era parte de un juego cruel, y él no había estado ahí para evitarlo.

Alex sintió una oleada de ira mezclada con impotencia. Debería haber hecho más, debería haber estado más involucrado desde el principio. Pero no había tiempo para lamentaciones. Sabía que Jota estaba tan devastado como él, pero necesitaban moverse rápido. April no era una víctima fácil, pero en ese mundo de sombras en el que estaban envueltos, no podía permitirse confiar solo en su fortaleza.

Tomó el teléfono de nuevo, sus manos temblando. No era momento de dudas. Con un tono áspero en la voz, llamó a Jota.

—¿Qué demonios pasó? —preguntó Alex apenas escuchó que contestaba al otro lado. El tono en su voz era una mezcla de furia y desesperación.

La voz de Jota al otro lado era baja, rota por la fatiga y la culpa.

—Nos atraparon… cuando pensábamos que estábamos fuera de peligro. Se llevaron a April. Dejaron a Lucas en la puerta, tirado como si fuera una advertencia... y una nota. Dicen que el intercambio está hecho, pero no sé dónde está April. ¡No tengo idea de a dónde la llevaron!

Alex sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Podía escuchar el dolor en la voz de Jota, pero no había tiempo para compadecerse.

—¿Una nota? ¿Qué decía exactamente? —preguntó Alex con un tono que casi sonaba a gruñido, mientras buscaba su chaqueta y las llaves del auto.

—"Intercambio realizado. Suerte para la próxima. El tiempo ha acabado." No hay más pistas, no sé por dónde empezar.

Alex cerró los ojos por un segundo, intentando calmar la tormenta que se desataba en su interior. Sabía que si perdían más tiempo, las probabilidades de encontrar a April con vida se reducían drásticamente. Los que estaban detrás de esto no jugaban. El intercambio había sido frío y calculado. Ahora, tenían que moverse igual de rápido.

—Voy para allá —dijo Alex con firmeza

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Alex dejó caer el teléfono sobre la mesa con un golpe seco, sintiendo cómo un vacío insondable lo consumía desde dentro. **"Se llevaron a April."** La voz de Jota aún resonaba en su mente como un eco distante pero devastador, haciendo que cada parte de su cuerpo se paralizara. No podía procesarlo. **April, el amor de su vida**, estaba en peligro, y él no estaba ahí para protegerla. El miedo lo golpeó como un puñetazo en el estómago, dejándolo sin aliento.

Por un instante, el mundo dejó de girar. Las paredes de su apartamento parecían acercarse, la opresión en su pecho crecía con cada segundo que pasaba. La angustia se apoderaba de él, cada respiración era más difícil que la anterior. **Ella estaba en peligro… April. Su April.** Y él no había hecho nada para evitarlo.

Las imágenes comenzaron a asaltarlo sin piedad. Recordó el momento en que todo se rompió entre ellos, las discusiones, el silencio que siguió después de la ruptura. Pero a pesar de todo, nunca dejó de amarla. Nunca dejó de pensar en lo que pudo haber sido, en cómo la había dejado ir, en lo que haría si alguna vez la perdía de verdad. Y ahora, esa posibilidad lo golpeaba con toda su crudeza. **¿Qué le estarían haciendo?** La sola idea lo destrozaba.

—Dios… April… —susurró, su voz apenas un murmullo mientras se desplomaba en la silla más cercana, incapaz de mantenerse de pie. Un temblor incontrolable recorrió su cuerpo, una mezcla de rabia, miedo y culpa. **Culpa.** Esa sensación lo ahogaba más que cualquier otra cosa. Debería haber estado ahí. Debería haber sido él quien la protegiera, quien enfrentara a esos hombres. Pero no lo hizo.

Se llevó las manos al rostro, apretando con fuerza, tratando de contener el torrente de emociones que lo estaba destrozando por dentro. **¿Y si no la volvía a ver?** Esa posibilidad le retorcía el alma. **Ella era todo para él, siempre lo fue, aunque no lo admitiera.** Cada recuerdo que tenían juntos, cada sonrisa, cada momento compartido, ahora pesaban como una carga insoportable sobre sus hombros. **No podía perderla. No así.**

Los pensamientos oscuros lo asaltaron de nuevo. ¿Estaba sufriendo? ¿Estaba asustada, preguntándose si él iría a salvarla? Las imágenes que su mente creaba eran insoportables. April, sola, en manos de criminales despiadados. **Él debía estar ahí, debía hacer algo.** Pero cada minuto que pasaba sin actuar era una daga más clavada en su conciencia. Y el miedo de que tal vez ya era demasiado tarde lo golpeaba una y otra vez.

Se levantó bruscamente, con una furia que apenas podía contener. **No podía permitirse seguir paralizado.** Esto no era solo una búsqueda más, no era solo otra misión desesperada para salvar a alguien. **Era April.** Y perderla, de nuevo, significaría perderse a sí mismo. Tomó las llaves de su coche con las manos temblorosas, sintiendo la urgencia pulsar en su pecho como un latido frenético.

—Voy por ti, April… —murmuró entre dientes, apretando la mandíbula con una determinación feroz. **No importaba qué tan lejos estuviera, no importaba quién la tuviera. Él la encontraría.** No había opción. Ya había perdido una vez el amor de su vida, pero esta vez, no permitiría que el destino se lo arrebatara.

Mientras se dirigía al hospital donde estaba Lucas, las palabras de Jota no dejaban de repetirse en su mente: **"Intercambio realizado. El tiempo ha acabado."** Alex sintió que esas palabras eran más que una advertencia; eran un desafío. **Y él estaba listo para enfrentarse a quien fuera necesario para recuperarla.**

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