A veces, la vida nos juega una mala pasada. Nos hace probar el dulce néctar del amor, para luego arrebatárnoslo como si fuera una burla. Ésta historia le pertenece a ellos, aquéllas dos almas condenadas a amarse eternamente, Ace e Isabella.
—¿Seguirás amándome en la mañana?.
—Toda la vida, mi amor...
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Capítulo 5
Regresé dónde la gitana.
Ella estaba esperándome en su pequeño puesto.
Le conté entre lágrimas lo que había ocurrido con mi esposo, y trataba de entender por qué él seguía con Angélica en ésta línea temporal.
—Ya te lo dije, tu vida anterior ya no existe. Tú esposo, ya no es tu esposo. Por mucho que intentes que todo sea como antes, el simple hecho de que tú estés aquí, ha creado un cambio en la historia. En tú historia.
—En la línea de tiempo original, tú te casaste con Ace Darrell. Lo conociste en la universidad y se enamoraron. En ésta línea, conociste a Ace Darrell, pero él sigue con su ex novia. Amándola a ella y no a ti. ¿Por qué? Porque cambiaste de línea temporal. Las cosas no serán cómo en la vida que recuerdas. –Ella explicó–.
—Pero... ¡Eso no es justo! ¿De qué sirve poder viajar en el tiempo si la única persona que quiero está con alguien más? –Espeté molesta–.
—Cálmate. Es el primer día en ésta línea temporal. Tienes mucho tiempo para volver a hacer que tú esposo se enamore de ti. Y, en caso de que no suceda, siempre puedes volver a empezar. –Señala el reloj–.
—¿Dices que puedo volver al pasado, las veces que quiera? –Cuestioné con incredulidad, y ella asintió–.
—Sí, eso digo. Pero sólo puedes volver a las fechas importantes, cómo ahora. Regresaste al momento exacto en el que conociste a tu esposo. Así funciona, la próxima quizás podrías volver a el día que se casaron o algo así. Pero cada línea temporal que abandones, desaparece. No podrás volver jamás. ¿Entiendes?.
Asentí levemente.
—Ésta es tu realidad ahora, al menos por el momento en caso de que decidas usar el reloj. Te sugiero que actúes cómo lo hacías en el pasado. Ahora tienes 20 años. Ya no eres una mujer viuda de 40 años. ¿Comprendes lo que quiero decir?. No puedes volver a cometer un error como el de hoy. Recuerda, tu esposo no te conoce. Ya no es tu esposo, ahora es novio de alguien más. Si logras que se enamore de ti, entonces es asunto tuyo. Pero no vuelvas a mencionar el pasado. –Ordenó–.
Asentí.
—Entiendo... El que yo esté aquí, cambió el pasado. –Asentí–. No importa, volveré a reconquistar a mi esposo y seremos felices una vez más. –Dije con determinación–.
—Bien, si me necesitas ya sabes dónde encontrarme. –Habló la gitana y asentí–.
—Sí, gracias por su ayuda. –Respondí, alejándome para regresar a mi hogar–.
Al llegar, observé a mi al rededor. Cosa que no hice en la mañana por la conmoción.
Todo está cómo en el pasado.
Ya no están mis fotografías con mi esposo, ni los muebles que compramos juntos.
Ahora se ve más vacío y menos acogedor.
No importa, no importa la casa. Tampoco importa que Ace salga con otra mujer.
Tuve suerte en comprar éste reloj, y no voy a parar hasta recuperar a mi esposo. A nuestra vida, a nosotros.
Ace es mío.
Mi esposo, y planeo recuperarlo cueste lo que cueste.
Al día siguiente me dirigí a la universidad, ésta vez cómo alumna, pues eso era, una estudiante de literatura.
En la línea temporal anterior, mi esposo era profesor de psicología.
Recuerdo que solíamos compartir algunas clases en la universidad, así que es probable que lo vea hoy.
Me dirigí a mi salón de clases, sentándome en el fondo junto a la ventana.
Todo ésto era tan irreal.
Apenas hace dos noches era una viuda de 40 años.
Hoy, volví a ser una joven universitaria de 20 años de edad.
Siento que es un sueño.
Unas voces femeninas y masculinas me sacan de mis pensamientos.
—¡Tierra llamando a Isabella! –Dijo una joven de cabello corto, color negro oscuro, y ojos verdes–.
La observo un momento, y no tardo en reconocerla, es Lisa, mi mejor amiga de la primer línea temporal.
Y, a su lado están Martha y Joshua.
También fueron mis mejores amigos en la universidad. Pero, al terminar la carrera, cada uno tomó caminos separados y nos alejamos.
Nunca creí que los volvería a ver.
Me quedé paralizada y mis ojos se llenaron de lágrimas, rápidamente me puse de pie, abrazándolos a los tres.
—¿Eh? ¿Ahora qué le pasa? –Cuestionó Joshua, devolviéndome el abrazo–.
—No sé, ¿Quizás discutió con sus padres de nuevo? –Comentó Lisa, abrazándome también–.
—¿Estás bien, Isabella? –Preguntó Martha, preocupada–.
Asentí secando mis lágrimas mientras sonreía.
—Estoy bien, muy muy bien ahora que los veo –Sonreí–.
Una voz femenina habla detrás nuestro.
—¿Qué ocurre aquí? ¿Otra vez hicieron llorar a Isabella?
Volteó y allí veo a Yazmín, la mujer que más odié en la primera línea temporal.
¿Qué demonios hace ella hablándome?
—Tsk... ¿Qué diablos...?
Ni si quiera pude terminar de hablar ya que Yazmín me abrazó.
—¿Estás bien? ¿Por qué estás llorando? ¿Joshua te estuvo molestando de nuevo? –Preguntó con preocupación genuina, a lo que me paralicé–.
—¡Ey! ¡Yo no hice nada, ella simplemente nos vió y comenzó a llorar! –Se quejó Joshua–.
—¡Seguro se asustó al ver tu fea cara! –Espetó Yazmín–.
—¡¿Disculpa?! –Exclamó Joshua indignado, a lo que todas comenzaron a reír–.
¿Qué estaba viendo? La chica que odiaba en el pasado, en ésta línea temporal es mi amiga.
Debe ser uno de los cambios que mencionó la gitana.
—Ya, hablando en serio, ¿Por qué estabas llorando, Isabella? –Indagó Martha, y todos se volvieron hacia mi–.
—No fue nada, simplemente me puse muy feliz de verlos a todos. –Comenté restándole importancia–. En fin, vamos a sentarnos antes de que el lugar se llene. –Dije regresando a mi asiento–.
Ellos me siguieron.
Lisa y Yazmín se sentaron junto a mi, ambas a mi izquierda. Mientras que Joshua y Martha se sentaron en frente.
Comenzamos a bromear, hablando de cosas que había olvidado.
Juro que no recuerdo haberme reído tanto.
Estábamos pasándola tan bien que ni si quiera noté cuándo alguien se nos acercó.
—Disculpen... –La voz masculina llamó nuestra atención, levanté la vista y mi corazón comenzó a latir a gran velocidad, era Ace, mi esposo–.
—¿Se te ofrece algo? –Indagó Yazmín observándolo–.
—Si, me preguntaba si puedo sentarme ahí. –Ace señaló el asiento vacío a mi derecha–. El lugar lugar está lleno, por eso pregunto...
Observé el salón y si, efectivamente estaba repleto.
—Claro, puedes sentarte. –Sonreí–.
Mi esposo se acercó y tomó asiento a mi lado.
Me sentía tan feliz, el simple hecho de estar cerca suyo me alegraba el día.
—Gracias. –Respondió, a lo que simplemente asentí–.
La clase comenzó y comencé a tomar algunas notas, nada importante, pues ésto es algo que ya había hecho en la primera línea temporal.
Mientras más pasaban las horas, más me aburría.
Comencé a dibujar en mi libreta, pequeños garabatos, mientras que ,de vez en cuando, chismorreaba con mis amigas.
—Parece que te encuentras mejor. –Murmuró mi esposo, haciéndome temblar–.
Mis ojos se posaron en los suyos y asentí.
—Sí, lo siento mucho por lo de ayer. –Murmuré–. De verdad creí que eras alguien más.
Él asintió.
—Debo parecerme mucho a él, ya que lloraste y todo. –Comentó con ligera burla y asentí.
—Eres su viva imagen. –Afirmé y él se me quedó viendo unos momentos–.
—Debe ser alguien importante.
—Lo es. –Asentí–. Es el amor de mi vida. –Confesé–.