En Busca De La Felicidad

En la mañana siguiente Marcus y Amalia van al bosque para intentar encontrar a aquel anciano que había atacado a Amalia.

_La princesa Amalia y yo nos encargaremos de buscar por aquí, un grupo deberá ir a la izquierda y otro a la derecha. Permanezcan atentos.

_Esas bestias son mayores que Argom y tienen garras afiladas, manténgase atentos ellos pueden esconder su presencia.

_Si princesa.

Los soldados avanzan creando un círculo, de esa manera obtienen una mejor visión en el bosque y están más atentos en caso de el ataque repentina de una bestia.

Marcus y Amalia continúan caminando hasta el punto en el que Amalia enfrentó a aquel anciano.

_¿Cómo no pudiste sentir su presencia hasta tenerlo frente a ti?

_Las bestias son invocadas por esa persona, debemos investigar más para estar seguros de que solo es él o si tiene algún aliado.

_Tendremos que ir hasta la capital de Anjar en dos días. Debemos darnos prisa para acabar con todo esto.

_No creo que vuelva a aparecer en los próximos días, me asegúrare de dejar algo para notar su presencia y esa será nuestra oportunidad de atraparlo.

_Eso puede funcionar. Dejaré a los soldados en la aldea en caso de que las bestias vuelvan a atacar.

Amalia asiente y busca un lugar en el cual pueda comenzar el hechizo.

_Cuida de que nadie me interrumpa y al acabar aquí volvemos a la aldea para dar el informe al jefe.

Marcus toma su espada y observa el bosque, es tal como Amalia le había dicho. En ese lugar no se puede sentir la presencia de las bestias o el aroma que debería quedar con el paso de cualquier ser vivo.

Marcus voltea y nota como el ambiente que lo rodea va mudando.

_Amalia, ¿Qué estás haciendo?

_No he hecho nada. Deja que me concentre.

Marcus se ve rodeado de árboles e intenta cortarlos con su espada, pero no logra nada con eso.

Amalia se levanta y cuando estaba por liberar a su hermano de aquella prisión de ramas una espada aparece al frente suyo, ella se defiende inmediatamente y contraataca. Su oponente no parecía ser el mismo hombre del otro día, este tiene un aura cargada de peligro y un físico más joven. Amalia no consigue distinguir el rostro de la persona que la había atacado debido a que este está completamente cubierto.

Amalia no se detiene a pensar al respecto y ataca al enmascarado, este se defiende atacando de vuelta. La lucha estaba bien pareja, ambos demostraban sus habilidades a la hora de contraatacar, Amalia había decidido no usar su magia y combatir nada más que con la espada.

El enmascarado lanza una especie de energía con fuego y Amalia crea un escudo con su espada, este se sorprende al ver que ella supo defenderse.

_Rindete y perdonaré tu vida.

_Tu eres el que debe rendirse, estás invadiendo un imperio poderoso que no dudará ni por un segundo en acabar con cualquier amenaza a su gente.

_Confieso que esa idea me atrae, hace un buen tiempo que no tengo un adversario digno como tú. ¿Por qué escondes tu rostro bajo las sombras?

_Tu también lo estás haciendo y yo no te he preguntado al respecto, debes estar bastante inseguro con tu apareciencia como para cubrirse el rostro entero.

_Lo mismo digo, por lo que veo tienes buena condición física, pero escondes tu rostro.

Amalia aprovechaba la distracción del enmascarado para lanzar una espada a sus espaldas con ayuda de su magia, había decidido que no lo usaría, pero el enmascarado recurrió a sus poderes antes. Este al notar lo que ella pretendía desvía de la espada arrojándose con gracia al suelo, sin dar tiempo de reaccionar nota como ella ya lanza varias navajas en su dirección, este salta y las esquiva como puede, una de ellas logra realizar un corte profundo en el brazo izquierdo. El enmascarado observa la navaja clavado en el brazo y lo retira sin ningún problema o alguna queja debido al dolor. Lanza la navaja al pie de Amalia y el nota como ella suelta una leve risa.

_¿Qué es tan divertido? Acabas de herirme, pero eso no hará ninguna diferencia. Aún puedo derrotar te.

_Veremos cuanto tiempo duras en pie.

Ambos comienzan a enfrentarse nuevamente, Amalia estaba amando aquel enfrentamiento, hace un buen tiempo que no tiene un adversario digno como aquel enmarcado. Este ataca causando un corte en la pierna de Amalia. Rápidamente se recompone y vuelve a atacar, la pelea dura una hora hasta que el enmascarado muestra señales de debilidad y Amalia sonríe.

_Con que navajas especiales, no esperaba un movimiento como ese.

_Tengo la capacidad de tomar a mis enemigos por sorpresa y tú te has ganado un buen regalo.

Antes de que el enmascarado pudiese reaccionar ve como la espada de Amalia cae al suelo y está desaparece, solo siente el ardor de un fuerte golpe en la cara. Amalia había decidido atacar de manera un poco más seria para acabar con aquella lucha y ayudar a su hermano. El enmascarado decide marcharse del lugar y antes de que Amalia pudiese detenerlo este desaparece sin dejar rastros.

_Maldito cobarde.

Amalia toma si espada y un fuego azul lo envuelve cortando las ramas que detenían a Marcus.

_Hasta que al fin decides ayudar.

_Disculpa la demora hermanito, es que la lucha estaba buena.

_Lo supuse, creí que sería fácil acabar con estas ramas, pero se regeneran de manera veloz y se vuelven más fuertes a cada golpe.

_Lo he notado, solo fue posible cortarlos porque el enmarcado que te dejo ahí dentro se marchó.

_Debemos averiguar quién es y el porqué están en Luner.

_Son fuertes, no dejan rastro alguno de su presencia. Será difícil encontrarlos.

_Tendremos que ver una manera de hacerlo.

Ambos se marchan y se reúnen con los soldados que ya estaban esperando en el local acordado.

_¿Alguna novedad?

_No encontramos rastro alguno de las bestias príncipe. Es tal y como nos informó la princesa Amalia, esas bestias esconden su esencia y no es posible detectarlos fácilmente.

_Esto será más complicado de lo que imaginaba, la princesa y yo iremos hasta Anjar, ustedes permanecerán en la aldea para proteger a las aldeanos en caso de que las bestias vuelvan a atacar.

El soldado asiente y ordena a sus hombres volver a la aldea. Amalia y Marcus deciden dar más una vuelta para estar seguros de que ninguna bestia esté rondando por el bosque.